El PCCh trae a estudiantes talentosos del Tíbet para que estudien en el interior de China, obligándolos a renunciar a su cultura, idioma y tradiciones.
por Yuan Wei
La escuela secundaria Chanba nro. 1 emplazada en Xi’an, la capital de la provincia noroccidental de Shaanxi, forma parte del programa denominado «asociación de asistencia a la Región Autónoma del Tíbet» del Partido Comunista Chino (PCCh) lanzado hace algunas décadas para que las provincias vecinas de la región participen en la “mejora de la economía y el bienestar” de los tibetanos. Detrás de su fachada altruista, la campaña es ampliamente utilizada para asimilar y «sinizar» a la juventud de la región.
La escuela, construida a un costo de 187 millones de yuanes (unos 27 millones de dólares) provenientes de fondos gubernamentales, es la «contribución» de la provincia de Shaanxi al proyecto de «asistencia». Todos los años se selecciona a estudiantes del Tíbet para que estudien en la escuela secundaria Chanba nro. 1, y el Estado paga todas las tarifas y gastos de manutención. Pero, al igual que los uigures que son llevados a estudiar al interior de China con becas del Gobierno, los mismos pagan el precio más alto por este tratamiento «exclusivo»: son aislados de la cultura, tradición y religión tibetanas y deben someterse al adoctrinamiento del PCCh.
Durante el VII Foro de Trabajo del Tíbet, organizado por el Comité Central del PCCh del 28 al 29 de agosto de este año, el presidente Xi Jinping enfatizó que “debemos dar importancia al fortalecimiento de la educación ideológica y política en las escuelas, colocar el espíritu de patriotismo en todo el proceso de educación escolar en todos los niveles y tipos, y sembrar las semillas del amor hacia China en lo más profundo del corazón de cada adolescente”.
Una fuente del departamento de educación de Xi’an le dijo a Bitter Winter que el Estado ve a estos estudiantes tibetanos como «confiables sucesores que construirán el Tíbet y protegerán las fronteras, asumiendo la gran misión de la unidad étnica». Todos los estudiantes tibetanos que se han graduado de la escuela pasan a estudiar en universidades y luego se les asignan puestos en instituciones gubernamentales en el Tíbet. El mismo añadió que el programa para que los jóvenes tibetanos reciban educación en el interior de China es una de las estrategias del Gobierno para «sinizar» al Tíbet.
Según la fuente, los profesores de la escuela secundaria Chanba nro. 1 regularmente organizan a los niños tibetanos para que vean películas patrióticas. Los estudiantes viven en las instalaciones de la escuela y solo se les permite regresar a casa una vez durante los tres años de educación. También se les asignan familias de etnia han locales con «opiniones políticas sólidas y una perspectiva correcta de las minorías étnicas», a quienes se las instruye para que «presten atención al crecimiento espiritual de los estudiantes» y los eduquen con perspectivas y valores «correctos» que se ajusten a la ideología del PCCh.
Las familias tienen prohibido hablar con los estudiantes asignados sobre budismo tibetano y «otros temas delicados». Cualquier mención del budismo tibetano también está completamente prohibida en la escuela.
Un estudiante de una universidad para minorías étnicas emplazada en la provincia noroccidental de Qinghai le dijo a Bitter Winter que todo lo relacionado con la religión también está prohibido en su universidad. Si se descubre a los estudiantes en posesión de una imagen del dalái lama en sus computadoras, se los somete a un período de prueba académica y a otros castigos por «ser anticomunistas» o por «tener problemas ideológicos». Sus estudios, graduación y empleo futuro pueden verse afectados por esto. “Nadie se atreve a tocar el tema de la religión”, afirmó el estudiante.
Según Sang Jiejia, un escritor tibetano exiliado, las «escuelas tibetanas» del interior de China han ayudado a «trasplantar los cerebros» de la nueva generación de tibetanos, corrompiendo a estos jóvenes estudiantes para que acepten los valores sociales y la cultura china y diluyendo su identidad étnica, aislándolos de su lengua materna y de su cultura tradicional.