El gobierno de Myanmar se convirtió en un paria internacional debido a su persecución de la minoría musulmana Rohinyá, hasta que encontró un buen amigo, China, que trabaja para socavar la unanimidad de la condena de lo que muchos llaman genocidio y para vender armas a los militares birmanos involucrados en la represión.
Un millón de musulmanes Rohinyá han huido de sus hogares en el estado de Rakáin, en el noroeste de Myanmar (Birmania) luego de que académicos, algunas ONG y diplomáticos extranjeros han llamado una campaña de “genocidio” y “limpieza étnica” perpetrada por la mayoría budista en la región y el ejército de Myanmar. Como resultado de las acusaciones generalizadas de asesinato, violación y persecución, el gobierno de Myanmar se está convirtiendo en un paria internacional.
Sin embargo Myanmar recientemente encontró un amigo, China. Según un informe publicado el 15 de agosto por la ONG Instituto para la Libertad Religiosa (RFI), China está saboteando consistentemente las acciones de la Organización de las Naciones Unidas, las cuales condenan al gobierno de Myanmar por su persecución contra los Rohinyá. RFI señala que “mientras la comunidad internacional critica a Birmania por sus atrocidades contra los Rohinyá, China podría ver una oportunidad de ofrecer el apoyo que el gobierno birmano necesita”. “Ahora, con la promoción de sus ambiciosas políticas de -Una Franja-”, explica RFI, “China ha hecho insinuaciones al gobierno de Aung San Suu Kyi para desarrollar gasoductos y zonas económicas especiales, esencialmente reconocidas como beneficiosas para China”. A pesar de la censura internacional, “China no ha dudado en vender armas al ejército birmano”. RFI también señala fríamente que, en la situación del conflicto que se ha desarrollado en Myanmar, “muchas mafias chinas han obtenido importantes beneficios del comercio con industrias dominadas por los militares birmanos, como la extracción de jade y otras piedras preciosas”.
El 14 de mayo de 2018, sin mencionar a China por su nombre, la embajadora de los Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, declaró: “Algunos miembros del consejo [de Seguridad] nos han impedido tomar medidas por motivos cínicos y egoístas. Algunos socavaron la unidad del consejo […] con revisiones inútiles que solo debilitaron el mensaje del consejo”. Rusia también se puso de parte de China en el debate del Consejo de Seguridad sobre Myanmar.