Tres miembros de una familia de Yunnan que fueron arrestados en 2016 y sometidos a tortura mental relatan su experiencia.
En octubre de 2016, cuatro oficiales de policía de la estación local de Chuxiong se presentaron en la casa de Zhang Qian (seudónimo). Su casa fue saqueada, y artículos tales como Biblias y discos ópticos que contenían materiales relacionados con la fe, fueron incautados.
El esposo de la señora Zhang y su hijo se enfurecieron por esto y exigieron a los oficiales una explicación. Jamás la recibieron, pero los tres miembros de la familia fueron esposados y arrestados.
Durante su detención, los oficiales hicieron que los tres se desnudaran. Luego los examinaron utilizando instrumentos tecnológicos y también les tomaron fotografías.
Posteriormente, durante el interrogatorio, la señora Zhang fue separada de su esposo y de su hijo. En repetidas ocasiones se le preguntó dónde consiguió sus Biblias, quién era el líder de su iglesia, etcétera. Aunque los oficiales no obtuvieron ninguna respuesta concreta por parte de ella, la hicieron imprimir sus huellas digitales en ocho documentos, donde negaba oficialmente su creencia en la existencia de Dios.
La familia regresó a su casa esa noche, pero el PCCh monitoreó regularmente a la señora Zhang después de eso. También fue citada a la estación de policía en varias ocasiones.
Ella dijo: “Cuando pienso cómo fuimos desnudados y fotografiados por el PCCh ese año, siento que me muero. ¡En China, creer en Dios es muy difícil!”
La ley internacional de derechos humanos estipula que, excepto en casos raros, no se deben tomar fotografías a los presos estando desnudos y no se debe degradar la dignidad de los mismos. No obstante, esta práctica es muy común en las prisiones de China. Los guardias de la prisión incluso exponen a los reclusos desnudos delante de otros como una forma de castigo.
Informado por Bai Lin