Desde portavoces del Gobierno hasta profesores universitarios, las autoridades chinas están tratando de desviar la atención de su incapacidad para hacerle frente al brote.
por Deng Jie
Mientras que las personas en China y en todo el mundo están lidiando con el brote del nuevo coronavirus, el régimen comunista chino se concentra en trasladarle la culpa a Occidente. La teoría conspirativa que afirma que Estados Unidos inició el virus deliberadamente se está extendiendo a través de internet y de los medios de comunicación chinos controlados por el Estado.
El 3 de febrero de 2020, Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China, afirmó durante una conferencia de prensa de rutina que, desde el inicio del brote de coronavirus, el Gobierno estadounidense nunca le brindó ninguna ayuda sustancial a China. En lugar de ayudar, fue el primero en evacuar a su personal diplomático de China y en prohibir el ingreso de ciudadanos chinos a Estados Unidos. «El mismo continúa creando y difundiendo el terror, dando un mal ejemplo», añadió el portavoz.
El 26 de enero, el portal militar chino en línea Xilu.com publicó un artículo en el que se afirma que el coronavirus es «un arma bioquímica producida por Estados Unidos para atacar a China».
“El imperialismo nunca ha dejado de atacar, destruir y aniquilar a China. Pero China se está desarrollando tan rápidamente que el mismo se está quitando su máscara de hipocresía y está actuando abiertamente [contra China]”, afirma el artículo, en un aparente intento de modificar el descontento de los ciudadanos en lo que respecta a la incapacidad del Gobierno para lidiar con la crisis.
Mensajes antioccidentales en los medios de comunicación estatales
No es inusual que durante una crisis el Partido Comunista Chino (PCCh) apunte con el dedo a las «fuerzas enemigas occidentales». Luego de que el presidente Xi Jinping asumiera el poder, la propaganda antioccidental aumentó drásticamente, ya que los medios de comunicación estatales comenzaron a trasladarle la culpa de numerosos asuntos internos a Occidente y a Estados Unidos, en particular, más abiertamente y con mayor frecuencia.
Los sentimientos antiestadounidenses y antioccidentales también fueron ampliamente difundidos en los medios de comunicación administrados por el Gobierno durante las protestas a favor de la democracia llevadas a cabo en Hong Kong. El 29 de noviembre de 2019, el diario portavoz del PCCh, el People’s Daily, publicó un artículo titulado «Estados Unidos no debe interferir en los asuntos de China en Hong Kong», ya que el mismo apoya «los disturbios en Hong Kong» y al «violento pueblo» de Hong Kong.
Durante la guerra comercial entre Estados Unidos y China, acentuada por el patriotismo y el nacionalismo, los comentaristas de los medios de comunicación estatales y numerosas personas en las redes sociales retrataban a China como una víctima del acoso estadounidense, comprometiéndose a oponer resistencia contra sus demandas.
Afectada por ese adoctrinamiento, una estación de prueba de vehículos a motor emplazada en Lianyungang, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Jiangsu, le exigió a su personal que dejara de utilizar o comprar productos estadounidenses «para demostrar lealtad y patriotismo» y «ayudar a China a ganar dicha guerra», amenazando con despedir al que no acatara la orden.
La propaganda invade las universidades
«El mundo entero, incluido Estados Unidos, está sumamente sorprendido por la tecnología 5G de China. Debido a ello, al no estar dispuestos a admitir que China es más poderosa, el Gobierno estadounidense planea generar un conflicto civil en China, similar a los disturbios efectuados en Hong Kong, para evitar que nuestra economía siga desarrollándose», les dijo a sus alumnos, durante una clase, un profesor universitario, recientemente contratado en diciembre de 2019 para enseñar ideología y política, mientras hablaba sobre las protestas efectuadas en Hong Kong.
En las escuelas primarias, de enseñanza media, secundarias y en las universidades de toda China se imparten discursos incendiarios similares. Lo que los niños y los jóvenes aprenden de sus maestros y profesores, de los medios de comunicación y de las plataformas sociales es lo mismo: odiar a Occidente.
Un estudiante de secundaria procedente de la ciudad de Ganzhou, en la provincia suroriental de Jiangxi, le contó a Bitter Winter cómo una profesora de biología había llamado al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, «la mano negra detrás de los disturbios de Hong Kong». Luego, explicó la biología de los virus y les preguntó a los estudiantes qué enfermedad le darían al Sr. Trump si tuvieran ese poder. El estudiante comenzó a nombrar varias enfermedades: meningitis, leucemia, rabia y similares.
«Odiamos a Trump ahora», afirmó el estudiante. «Cuando se menciona su nombre en clase, los niños no ocultan su odio. Desean que se asfixie hasta morir mientras bebe agua o come”.