«Todos estos actos parecen haber sido cometidos por alborotadores de Hong Kong que se colaron en estas ciudades de Estados Unidos», escribió el Global Times, portavoz del PCCh.
por Massimo Introvigne
¿Qué tienen en común quienes protestan por el asesinato de George Floyd en Estados Unidos y, respectivamente, por el ataque del Gobierno chino contra la democracia en Hong Kong? Ambos movimientos comenzaron protestando por una injusticia y se ganaron la simpatía de la mayor parte de los medios de comunicación internacionales de los países democráticos. En Hong Kong, a pesar de la brutalidad policial generalizada, muy pocos manifestantes se pusieron violentos. En Estados Unidos, una mayor cantidad utilizó lo que inicialmente era una protesta legítima como pretexto para romper ventanas, asaltar tiendas y robar bienes. Por supuesto, la forma en que los medios de comunicación estadounidenses reaccionaron ante las protestas por el asesinato de George Floyd y la forma en que los medios de comunicación controlados por el Partido Comunista Chino (PCCh) cubrieron las manifestaciones en Hong Kong fue totalmente diferente y, de hecho, opuesta. La mayoría de los medios de comunicación estadounidenses rechazaron la violencia de algunos manifestantes, pero al mismo tiempo criticaron con vehemencia la subcultura racista que condujo a la brutalidad del incidente donde perdió la vida Floyd. Los medios del PCCh condenaron a todos los manifestantes de Hong Kong, tildándolos de separatistas y «alborotadores», y glorificaron la brutal respuesta de la policía, ignorando totalmente los legítimos reclamos de quienes salieron a las calles.
No es de extrañar que la propaganda nacional e internacional del PCCh manipulara los acontecimientos sucedidos en Estados Unidos, alegando que la equivocada tolerancia de los estadounidenses hacia los alborotadores en general dio como resultado disturbios y destrucción luego del incidente donde perdió la vida Floyd. «Quemar estaciones de policía, destrozar tiendas, bloquear las carreteras, atacar a agentes de policía y destruir instalaciones públicas […] todos estos actos parecen haber sido cometidos por alborotadores de Hong Kong que se colaron en estas ciudades de Estados Unidos», escribió el portavoz de la propaganda internacional del PCCh, el Global Times.
El editor del Global Times, Hu Xijin, se refirió al comentario vertido por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de que las protestas de Hong Kong eran una «hermosa visión», y tuiteó: «La ‘hermosa visión’ definida por los políticos estadounidenses finalmente se ha extendido desde Hong Kong a los Estados Unidos. Ahora pueden presenciarla desde las ventanas de sus hogares. Quiero preguntarle a la presidenta Pelosi y al secretario Pompeo: ¿debería Pekín apoyar las protestas en los Estados Unidos al igual que ustedes glorificaron a los alborotadores de Hong Kong?”. Como se está volviendo cada vez más habitual, diplomáticos chinos de alto rango retuitearon los comentarios de Hu.
La Televisión Central de China (CCTV), propiedad del PCCh, comentó lo siguiente: «¡Los políticos estadounidenses que se dispararon en el pie ahora están probando el amargo fruto de haber alentado los disturbios en Hong Kong!». China también trató de despertar el sentimiento antiestadounidense en África. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, declaró lo siguiente: «En respuesta a la situación imperante en Estados Unidos, los líderes de la Unión Africana y una gran cantidad de países africanos han pedido que se haga justicia contra la discriminación racial. Sus voces representan el consenso de la comunidad internacional y merecen la atención de Estados Unidos. China apoya a África en sus justos llamamientos y trabajará junto a ella para oponerse firmemente a todas las formas de discriminación racial, incluidos los comentarios incendiarios de hostilidad y odio racial». Esto fue algo paradójico, tomando en cuenta que la propia China fue acusada de racismo contra los africanos que viven allí durante la pandemia.
La propaganda es masiva, pero confusa. Por un lado, China describe las protestas en los Estados Unidos como una crítica legítima contra el racismo. Pero, si quienes se oponen a la violación de sus derechos están justificados cuando protestan, ¿por qué se les niega esta legitimidad a los manifestantes de Hong Kong? Por otro lado, el PCCh afirma que la tolerancia estadounidense hacia las protestas y los disturbios, tal y como fue expresado mediante el apoyo a las protestas de Hong Kong, es la principal causa de la actual violencia en Estados Unidos; de ahí la superioridad del sistema chino de seguridad y control.
Esta teoría es falsa. El totalitarismo nunca es mejor que la democracia. En los países democráticos, las protestas ocurren y pueden degenerar en violencia. Los tribunales de justicia y los medios de comunicación responsables están allí para distinguir entre una protesta legítima y la violencia ilegal. Al hacerlo de manera efectiva, incluso cuando no es sencillo, demuestran la superioridad del sistema democrático. Los totalitarios tienen una solución rápida: reprimir todas las protestas y encarcelar a todos los que protesten. Es la «solución» que el PCCh tiene en mente para Hong Kong. La misma se basa en la seductora, pero falsa idea de que la «estabilidad» es más importante que la libertad. No obstante, la estabilidad sin libertad solo puede ser la estabilidad de la muerte y la paz de los cementerios.