El Dr. Huige Li, profesor en el Centro Médico de la Universidad Johannes Gutenberg emplazada en Alemania, se especializa en esta calamidad. Sus testimonios revelan una pesadilla. El mismo se la relata a Bitter Winter.
Marco Respinti
En China, el abuso de trasplantes continúa a pesar de los reclamos de reforma: es tan horrible y simple como eso, y este es el título de un informe de más de 300 páginas, publicado en julio de 2018 por el elogiado Centro de Investigación de Sustracción Forzada de Órganos en China (COHRC, por sus siglas en inglés), el cual lamentablemente aún no ha sido suficientemente tomado en cuenta.
Uno de los pilares sobre los cuales descansa el despiadado y totalitario régimen de la China Comunista es la sustracción forzada e ilegal de órganos de individuos específicos y de miembros de grupos étnicos o religiosos. En ocasiones, mientras los prisioneros aún están vivos. Es decir que, en el mundo progresivo y tolerante, evolucionado y avanzado en el que vivimos, todavía se siguen llevando a cabo sacrificios humanos en el altar de un monstruoso, ateo e intolerante Moloch. Aún más indignante es que el resto del mundo lo sabe ‒o al menos tiene la posibilidad de saberlo, gracias a una amplia variedad de documentos, peritajes, informes e investigaciones publicados, la mayor parte de las veces disponibles en línea de forma gratuita y completa‒ y aun así, efectúa acuerdos y lleva a cabo transacciones políticas y económicas normalmente, estrechando las ensangrentadas manos de los culpables.
Esta brutal práctica ha sido adecuadamente probada mediante una sólida investigación. Los grandes nombres que han estado trabajando incansablemente y con esmero en este campo para dar voz a los que realmente no tienen voz y a las víctimas olvidadas de esta depravación son personas como el Sr. David Matas (abogado internacional especializado en derechos humanos, autor e investigador con sede en Winnipeg, Canadá, quien actualmente se desempeña como Asesor Honorario Principal de B’nai Brith, Canadá), el Sr. David Kilgour (exministro del gabinete canadiense, miembro del Parlamento, fiscal, abogado, escritor, columnista y defensor de los derechos humanos), ambos nominados al Premio Nobel de la Paz. Los mismos son coautores de Cosecha sangrienta: Informe revisado sobre alegatos de extirpación de órganos a practicantes de Falun Gong en China, comúnmente conocido como «Informe Kilgour y Matas», publicado en el año 2007, actualizado en el año 2008, y disponible también en idioma chino como 血淋淋的器官摘取: 关于指控中共摘取法轮功学员器官的独立调查报告修订版. Junto al Sr. Ethan Gutmann (analista e investigador especializado en derechos humanos en China, con sede en Londres) fundaron la Coalición Internacional para Poner Fin al Abuso de Trasplantes en China (ETAC, por sus siglas en inglés).
El Dr. Torsten Trey, es fundador y director ejecutivo del grupo en defensa de la ética médica, Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos, DAFOH, que es uno de los que lideran el movimiento global contra la sustracción forzada de órganos en China. El mismo ha contribuido con Bitter Winter en la investigación sobre el tema. El Dr. Trey también editó una importante colección de ensayos, An Unprecedented Evil Persecution: A Genocide Against Goodness in Humankind (Una persecución maligna sin precedentes: un genocidio contra la bondad en la humanidad) (publicado en el año 2016 por la editorial Clear Insight Publishing), junto a la Sra. Theresa Chu, abogada internacional especializada en derechos humanos con sede en Estados Unidos. En el mes de marzo, Bitter Winter se reunió con ella en Taipéi, Taiwán, en el evento «Un diálogo de la sociedad civil sobre la seguridad de la libertad religiosa en la región del Indo-Pacífico«, destinado a dar seguimiento a la Reunión Ministerial para Promover la Libertad Religiosa celebrada en el año 2018, organizada por el Departamento de Estado de Estados Unidos en Washington D. C. La misma estaba acompañada por el Dr. Willie Huang, vicepresidente de la Asociación de Taiwán para el Cuidado Internacional de Trasplantes de Órganos, lo cual hizo posible la traducción al inglés del mencionado libro, publicado en el año 2015, originalmente en chino, por la editorial Broad Press Inc. de Taipéi, 前所未有的邪惡迫害─滅絕人類的善性.
Además, entre los mejores y más destacados expertos mundiales en el tema de la ilegal e inmoral explotación de órganos humanos llevada a cabo por el régimen chino, debemos tomar en cuenta al Dr. Huige Li, profesor de farmacología en el Centro Médico de la Universidad Johannes Gutenberg en Mainz, Alemania, autor de numerosas publicaciones científicas y testigo reciente en las audiencias del Tribunal de China. El mismo es un tribunal popular independiente, establecido en Londres, Gran Bretaña, para investigar la sustracción forzada de órganos de presos de conciencia en China, entre otros. Bitter Winter ha cubierto sus actividades en diferentes ocasiones.
Si bien el abrumador tema de la cosecha humana ha sido presentado de manera importante en la Reunión Ministerial para Promover la Libertad Religiosa en julio de 2018, y debatido en el Parlamento Británico en marzo de este año ‒siendo, de hecho, un buen avance‒ aún queda mucho más por decir y por hacer. Por lo tanto, Bitter Winter lo ha discutido con el profesor Li, a partir de un documental actualmente famoso dado a conocer en el año 2014, titulado Cosecha Humana, (活摘), dirigido por el cineasta Leon Lee, residente en Vancouver, Canadá, quien continúa el trabajo de investigación llevado a cabo por los ya mencionados Sr. Matas y Sr. Kilgour.
La película Cosecha Humana ‒ los lectores pueden ver el tráiler en YouTube y alquilar una proyección completa en Vimeo‒ actualmente es bastante famosa. No obstante, muchas personas aún no están familiarizadas con la misma. ¿Podría resumir brevemente su contenido en beneficio de nuestros lectores?
Cosecha Humana es un documental de Flying Cloud Productions que ha ganado el premio Peabody y otros galardones. El mismo comienza con historias de pacientes taiwaneses que viajaron a China Continental y recibieron trasplantes de órganos en un plazo de pocas semanas. Antes del año 2010 China no contaba con un sistema de donación de órganos, y funcionarios chinos afirmaron que los órganos procedían de prisioneros ejecutados. No obstante, la cantidad de ejecuciones era demasiado baja como para explicar los trasplantes realizados, sin mencionar el tiempo de espera extremadamente corto, único en el mundo. Las investigaciones realizadas por el Sr. David Matas, el Sr. David Kilgour y otros activistas defensores de los derechos humanos revelan que los órganos provenían principalmente de presos de conciencia que habían sido ejecutados extrajudicialmente –siendo el mismo un crimen que comenzó a perpetrarse en el año 2000–. Las víctimas son en su mayoría practicantes de Falun Gong, siendo el mismo un movimiento espiritual perseguido en China desde el año 1999.
Usted aparece en una versión de dicha película. ¿Cuál es el papel que desempeñó en la investigación en la que se basa?
En el año 2016, la red de televisión en idioma alemán, 3sat, produjo una versión alemana de Cosecha Humana bajo el título Ausgeschlachtet. Organe auf Bestellung, que significa «Canibalizado: Órganos a pedido». Para esta versión, 3sat me entrevistó e integró mis declaraciones en el video doblado en alemán. Esta versión alemana fue, de hecho, una reproducción de 3sat. Mi contribución fue explicar la situación en China: por ejemplo, por qué no todos los órganos resultantes de las ejecuciones podrían ser utilizados para realizar un trasplante. Pero el principal mensaje de la película seguía siendo el mismo, ya que estaba basada principalmente en la investigación llevada a cabo por Matas y Kilgour.
Durante años, el derramamiento de sangre de la cosecha humana tuvo como objetivo específico al movimiento Falun Gong. Si bien sabemos que el mismo horror ahora está afectando a otras comunidades, cuando se estrenó la película, los practicantes de Falun Gong aún eran, por mucho, sus principales víctimas. ¿Por qué Falun Gong?
La brutal persecución de ese movimiento a manos del Partido Comunista Chino (PCCh) es lo que hace posible el crimen de la cosecha humana. ¿Por qué fue perseguido Falun Gong? El informe de Freedom House del 2017 lo aclara: se trata de la batalla desplegada por el PCCh por el espíritu de China. Falun Gong fue el grupo religioso más extenso y el que creció más rápidamente luego de la Revolución Cultural. Es por ello que Falun Gong se convirtió en un objetivo del PCCh. La campaña para acabar con el movimiento comenzó en la década de 1990, cuando Internet no se utilizaba tanto como en la actualidad, y la gente en China solo tenía acceso limitado a información independiente. Debido a ello, la propaganda contra Falun Gong producida por el PCCh pudo ser tan efectiva, dando lugar a que numerosos chinos creyeran que los practicantes de Falun Gong merecían ser asesinados. Algunos médicos involucrados en el tráfico de órganos podrían incluso pensar que estaban haciendo cosas buenas: eliminando al enemigo y, al mismo tiempo, ayudando a los pacientes con sus órganos.
Es algo atroz. ¿Por qué el PCCh le teme a Falun Gong?
El PCCh no solo le teme a Falun Gong. El mismo le teme a todo grupo extenso y en crecimiento, especialmente a los grupos religiosos. Hoy en día, también los cristianos son cada vez más perseguidos en China solo porque su cantidad está incrementándose rápidamente.
¿Cuál es la situación de Falun Gong en la China actual? ¿Cuántas personas quedan? ¿Y fuera de China?
A pesar de la brutal persecución, Falun Gong ha sobrevivido en China. Freedom House estima que la cifra mínima de personas que actualmente practican Falun Gong en China se halla en el rango de 7 a 10 millones, mientras que fuentes de Falun Gong en el extranjero han estimado que el total es de 20 a 40 millones. De hecho, la persecución llevada a cabo por el PCCh en China ha acelerado el crecimiento de Falun Gong fuera de China. Hoy en día, Falun Gong se ha extendido a más de 100 países y Zhuan Falun, el principal libro del movimiento, ha sido publicado en 40 idiomas.
El PCCh creó un organismo especial de aplicación de la ley para investigar y reprimir a las religiones prohibidas, consideradas por el régimen como «no-religiones» y etiquetadas como xie jiao. Se trata de la notoria Oficina 610. A pesar de que actualmente no está en funcionamiento y de que sus funciones fueron transferidas a otras agencias estatales, ha desempeñado un importante papel en la sustracción forzada de órganos de presos de conciencia.
Antes de poner en marcha su campaña contra Falun Gong de manera oficial, el PCCh creó un «Grupo líder central para manejar la cuestión de Falun Gong», bajo el cual se estableció una «Oficina del Grupo Líder encargada de manejar la cuestión de Falun Gong». La misma es internamente conocida como Oficina 610, y su nombre se deriva de la fecha de su fundación, 10 de junio de 1999. Está descrita en el capítulo VII del informe (COHRC) del 2018, titulado: El abuso de trasplantes en China continúa a pesar de los reclamos de reforma. Con una estructura que se extiende de manera descendente a través de todo el Partido, el Gobierno y el Ejército, a la Oficina 610 se le asignó el poder de comandar a todos los órganos policiales y judiciales. Tuvo un papel clave al permitir la obtención a demanda de órganos de practicantes de Falun Gong. Recientes investigaciones llevadas a cabo por periodistas surcoreanos en el año 2017, y por la BBC y otros en el año 2018, revelan que, en China, el tiempo de espera de los órganos se mantiene en el rango de días a semanas. Este sistema de órganos a demanda solo es posible si se cuenta con una gran reserva de órganos vivos. Esto significa que el tráfico de órganos sancionado por el Estado sigue en marcha, y sin la Oficina 610 y sus sucesores, esto no sería posible.
Siempre me ha sorprendido la gran cantidad de sentencias a muerte dictadas cada año en China contra presos de conciencia. Organizaciones de fama mundial, tales como Amnistía Internacional, señalan que realmente no sabemos cuántas de ellas se ejecutan anualmente ya que esa cifra es un secreto de Estado clasificado. No obstante, sin lugar a dudas, podemos contabilizarlas por miles. ¿Existe alguna correlación entre el número de sentencias a muerte ejecutadas anualmente en China contra presos de conciencia y la cantidad de órganos solicitados por el tráfico internacional de órganos del cuerpo humano?
Debemos distinguir dos tipos diferentes de presos: los condenados a muerte y los presos de conciencia. El Gobierno chino afirmó que antes del año 2010, los órganos para realizar trasplantes procedían principalmente de presos condenados a muerte que habían sido ejecutados. No obstante, la cantidad de ejecuciones en el corredor de la muerte, incluso la cifra estimada más elevada, es demasiado baja como para explicar la cantidad de trasplantes realizados. La cantidad de trasplantes incluso ha seguido creciendo después del año 2007, cuando las ejecuciones oficiales disminuyeron. Por lo tanto, la mayor parte de los órganos no provienen de presos condenados a muerte, sino de ejecuciones extrajudiciales de presos de conciencia que no han sido legalmente sentenciados a muerte.
El régimen chino afirma que la cosecha humana pertenece al pasado y ha finalizado. Los mismos afirman que la detuvieron en el año 2015. ¿Es verdad?
En el año 2005, China admitió por primera vez la sustracción de órganos de presos ejecutados en el corredor de la muerte. Diez años más tarde, anunció que dejaría de utilizar órganos de presos después del año 2015. No obstante, este anuncio no fue acompañado por ningún cambio en las leyes o regulaciones relacionadas con la donación de órganos. Los funcionarios chinos también planearon integrar los órganos de prisioneros en el sistema de donación voluntaria para contabilizarlos como donaciones voluntarias procedentes de ciudadanos. Algunos colegas y yo hemos analizado el truco semántico que utilizan. Hasta el día de hoy, China no ha admitido la práctica de sustracción de órganos de presos de conciencia.
Usted mencionó los programas de donación voluntaria. ¿Pueden estos programas realmente hacerle frente al número de órganos solicitados?
El régimen chino afirma que, después del año 2015, todos los órganos para trasplantes provienen de donaciones voluntarias. No obstante, esto no puede ser cierto.
Comparemos las cifras oficiales provenientes de China con las de EE. UU. en el año 2017. EE. UU. cuenta con alrededor de 130 millones de donantes de órganos registrados que generaron aproximadamente 5000 donantes de órganos fallecidos. Otros 5000 donantes fueron pacientes no registrados que murieron en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). En el año 2017 en EE. UU, incluso con estos 10 000 donantes de órganos fallecidos, el tiempo de espera promedio para un trasplante de riñón era de 3,6 años.
A fines de 2017, China solo contaba con 373 536 donantes registrados. La cifra era demasiado baja como para ser relevante. Un funcionario chino afirmó que contaban con 5146 donantes voluntarios fallecidos en el año 2017, principalmente procedentes de diferentes UCI. Esto es cuestionable. Si las personas no desean registrarse como donantes de órganos, ¿cómo puede ser tan alta la tasa de donación de órganos en las UCI? En un estudio reciente se utilizaron métodos estadísticos forenses para examinar los conjuntos de datos de donaciones de órganos desde el año 2010 hasta el año 2018 en China, y se hallaron pruebas de falsificación y manipulación sistemáticas.
Incluso si la cifra de 5146 donaciones voluntarias fuera cierta, tal vez podría explicar la cifra oficial de 15 000 trasplantes, pero nunca podría explicar el corto tiempo de espera de días hasta una semana (tal y como afirmé anteriormente). Este breve tiempo de espera solo es posible si se cuenta con una gran reserva de órganos vivos y con «donantes» cuyos órganos puedan ser sustraídos a pedido.
El tráfico internacional de órganos humanos es sumamente provechoso en términos de dinero. ¿El Gobierno chino contó –y cuenta– positivamente con esta rica ganancia?
Los hospitales se benefician directamente del comercio de órganos. El Gobierno se beneficia de manera indirecta. Los hospitales «ricos» requieren menos apoyo financiero del Gobierno.
En la actualidad, otros grupos aparte de Falun Gong, especialmente los musulmanes uigures (que ahora también cuentan con un perfil de ADN) y la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), un movimiento religioso cristiano nuevo y de rápido crecimiento, son blanco para la sustracción de órganos. ¿Por qué?
En China, estos también son grupos vulnerables, y la situación actual es muy grave. En la actualidad, afortunadamente, la práctica de sustracción de órganos llevada a cabo en China es ampliamente conocida, y la atención internacional es bastante alta. Estos son factores que hacen que la situación de estos grupos sea un poco mejor que la de Falun Gong en la década del 2000. Los informes intensivos procedentes de medios de comunicación internacionales y de grupos defensores de los de derechos humanos podrían evitar que estos grupos sean “cosechados” sistemáticamente por el PCCh. Por lo tanto, es muy importante que la comunidad internacional siga presionando China.
En febrero de 2017, el Sr. Huang Jiefu (actual presidente del Comité Nacional de Donación y Trasplante de Órganos en China y exviceministro de Salud de China) fue invitado a hablar en una conferencia sobre tráfico de órganos, organizada por la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano. Esto impresionó a muchos, y me lleva a una pregunta importante. El régimen de Pekín tiende a afirmar que las sustracciones forzadas de órganos humanos no fueron (son) ordenadas por el propio régimen chino, sino por algunas personas y empresas «privadas». Esta excusa también es utilizada para tratar de acusar a otros y hacerse el inocente. Por supuesto, todos sabemos que, en China, todo es controlado por el Estado y que no existe un sector «privado» que se ocupe de este tipo de cosas. ¿Podemos documentar que el verdadero ejecutor de este abominable derramamiento de sangre es el propio régimen, es decir, el PCCh y el Estado/Gobierno?
Con la anunciada reforma del año 2015, China ha creado una falsa impresión. Gracias a ella, ha obtenido el reconocimiento y respaldo de organizaciones internacionales. Numerosas instituciones académicas y empresas han renovado su colaboración con la industria de trasplantes china sin verificar la situación real.
El crimen de órganos en China es diferente al de cualquier otro país. El corto tiempo de espera para los órganos no ocurre solo en uno o dos hospitales aquí y allá, sino en casi todos los hospitales del país: no solo sucede en un solo punto temporal, sino que es consistente y constante desde la década del 2000 hasta nuestros días. Debe haber un sistema que lo respalde. Los grupos criminales «privados» no pueden suministrar una cantidad tan elevada de órganos como para implementar un sistema de órganos a demanda. Dicho sistema solo es posible si se cuenta con el apoyo del Estado.
Además, existen investigaciones sobre funcionarios de alto rango del régimen chino. Los resultados de las mismas, aunque aún no han sido verificados por terceros, sugieren que el exlíder del PCCh, Jiang Zemin, ordenó la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong, y que el Comité de Asuntos Políticos y Legales del PCCh, incluida la Oficina 610, desempeñaron papeles clave en este crimen (consultar IV. Llamadas telefónicas en el Capítulo VIII del informe COHRC del 2018).
¿Es cierto que los órganos también fueron (son) sustraídos de presos que en algunos casos ni siquiera estaban (están) muertos para contar con órganos más frescos?
Un principio ético fundamental en el trasplante de órganos vitales es la «regla del donante muerto», la cual estipula que los donantes de órganos deben estar muertos antes de la sustracción y que la misma en sí no debe causar la muerte del donante. No obstante, la evidencia muestra que muchos órganos fueron extirpados en China de seres que estaban vivos y murieron durante el proceso. Esta es la llamada práctica de “sustracción de órganos vivos”, la cual no necesariamente significa que los órganos sean obtenidos de individuos conscientes, sin anestesia. Significa que los denominados «donantes» están vivos (ya sea bajo anestesia o no) al dar inicio a la sustracción quirúrgica de órganos. Según la evidencia disponible, en mi declaración presentada ante el Tribunal de China, clasifiqué a la práctica de sustracción de órganos vivos en China en cuatro categorías:
El tipo 1 es la sustracción de órganos de presos ejecutados de forma incompleta mediante disparos. Esto sucede durante la ejecución de prisioneros mediante disparos. Existieron casos bien documentados en los que el disparo fue deliberadamente disparado al pecho derecho en lugar de a la cabeza de los prisioneros. El propósito era mantener la circulación sanguínea para la sustracción de órganos, a fin de mejorar la calidad de los mismos. En tales casos, los órganos fueron sustraídos de los cuerpos de personas aún vivas sin utilizar anestesia (consulte nuestra publicación en BMC Medical Ethics).
El tipo 2 es la sustracción de órganos de presos luego de haberles aplicado una inyección letal. En China, se declara la muerte una decena de segundos después de haber comenzado a aplicar una inyección letal. No obstante, en esta etapa, no se cumplen ni el criterio común para la muerte cardiopulmonar ni el de la muerte cerebral. La obtención de órganos de presos luego de haberles aplicado una inyección letal se realiza bajo la condición de que los mismos aún estén vivos (consulte nuestra publicación en Cambridge Quarterly of Healthcare Ethics).
El tipo 3 es la ejecución por sustracción de órgano. Esta es muy probablemente la situación en la que se sustraen órganos de los presos de conciencia. Sin una sentencia de muerte, no se necesita una ejecución (tal y como sucede en los Tipos 1 o 2) antes de la obtención de órganos de presos de conciencia. Por lo tanto, la misma se da casi siempre mediante la sustracción de órganos vivos, ya que asesinar a los presos antes de sustraerles los órganos disminuiría su calidad. Los órganos son sustraídos de personas aún vivas, muy probablemente bajo anestesia, al igual que durante una operación normal, con la única diferencia de que la sustracción de los órganos vitales provoca la muerte del preso en cuestión. Existe un informe en una revista médica china que describe dicho procedimiento (consulte nuestros análisis).
El tipo 4 es la sustracción de órganos bajo el pretexto de muerte cerebral. En una amplia variedad de documentos médicos chinos, se afirmaba que los órganos para trasplante procedían de «donantes con muerte cerebral», mientras que los procesos de obtención de órganos indicaban lo contrario. En estos casos, quedó claro que no se realizó una determinación de muerte cerebral ya que los donantes no estaban conectados a respiradores (por lo tanto, no se realizó una prueba de apnea) antes de proceder a la sustracción de órganos. Además, en algunos de estos casos, el procedimiento de sustracción de órganos indica inequívocamente que el corazón del donante estaba funcionando. Esto significa que la condición de estos donantes no cumplió con los criterios de muerte cerebral ni de muerte cardíaca, y que los órganos fueron sustraídos de personas vivas (consulte resumen de la reunión P107B).
¿En qué año comenzó la cosecha humana y cuándo, específicamente, la práctica de sustracción de órganos vivos?
La historia de la sustracción de órganos vivos en China es casi tan larga como la de la medicina de trasplantes de China. El primer caso adecuadamente documentado de sustracción de órganos vivos de un preso político ocurrió el 30 de abril de 1978. La víctima fue Zhong Haiyuan, una maestra de escuela. En la década de 1990, en Sinkiang, se reportaron más casos de sustracción de órganos vivos de presos políticos. No obstante, recién después del año 2000 la sustracción de órganos vivos se convirtió en una práctica sistemática en China.
Por supuesto, es muy difícil de determinar, pero ¿existen cifras o estimaciones de este derramamiento de sangre? ¿Cuántas personas en total han sido maltratadas y asesinadas para sustraerles sus órganos? ¿Cuántas al año? ¿Cuántos practicantes de Falun Gong dentro de la cifra total?
De hecho, es difícil estimar de manera exacta la cantidad debido a la falta de transparencia de China. Pero lo que es seguro es que la cifra oficial de 10 000 trasplantes por año subestima notablemente el volumen real. En el año 2006, se informó que aproximadamente 1000 pacientes surcoreanos viajan a China cada año para someterse a un trasplante. La cantidad total de pacientes extranjeros que recibieron trasplantes de órganos en China (el denominado turismo de trasplantes) en el año 2006 fue de más de 11 000. Por lo tanto, el volumen real de trasplantes (aquellos para pacientes extranjeros y nacionales combinados) se halla muy probablemente en el rango de decenas de miles cada año, con la mayoría de los órganos provenientes de practicantes de Falun Gong.
Recientemente, un primer estudio a nivel mundial solicitó la retractación masiva de más de 400 artículos científicos sobre trasplantes de órganos, en medio de temores de que los órganos hayan sido obtenidos de manera poco ética de prisioneros chinos. ¿Qué piensa de esto?
Esta publicación muestra que la comunidad internacional no ha cumplido con su propio estándar ético. Desafortunadamente, muchas organizaciones y sociedades no se han dado cuenta de que el abuso de trasplantes en China representa un grave problema y serias violaciones contra los derechos humanos.
El Tribunal de China ha investigado los crímenes perpetrados por el régimen del PCCh a partir de diciembre de 2018. El mismo publicó una inusual y asombrosa sentencia provisional, y su sentencia final será pronunciada en pocos días. Los miembros del Tribunal escucharon a una gran cantidad de testigos y reunieron una gran cantidad de pruebas. Usted ha testificado ante ellos. ¿Le importaría compartir esa experiencia con nuestros lectores?
El Tribunal de China fue creado por la ETAC, siendo la misma una organización benéfica no gubernamental internacional, sin fines de lucro, formada por una coalición de abogados, académicos, especialistas en ética, profesionales médicos, investigadores y defensores de los derechos humanos dedicados a poner fin a la sustracción forzada de órganos en China.
El objetivo del Tribunal es investigar qué delitos penales, en caso de que los hubiera, han sido cometidos en China por organismos/organizaciones/individuos pertenecientes al Estado o aprobados por el Estado que pueden haber participado en la sustracción forzada de órganos.
Tal y como lo explicó la Prof. Wendy Rogers, Presidenta del Comité Asesor Internacional de ETAC, “El Tribunal es una respuesta justificada a denuncias sostenidas y altamente creíbles relacionadas con el asesinato de presos de conciencia en China para sustraerles sus órganos. A fin de abordar presuntos delitos de esta magnitud, la comunidad internacional requiere llevar a cabo un sólido análisis jurídico sobre la responsabilidad de organismos u organizaciones estatales o aprobadas por el Estado en China que hayan participado en la sustracción forzada de órganos. El Tribunal proporcionará este análisis, junto con un registro transparente y permanente de la evidencia de sustracción forzada de órganos».
Desde marzo de 2018, el Tribunal ha evaluado cientos de documentos, incluidos los informes de David Matas, David Kilgour, Ethan Gutmann y el del Centro de Investigación de Sustracción Forzada de Órganos en China. El Tribunal invitó a docenas de expertos, testigos y familiares de las víctimas, y celebró tres audiencias de día completo, del 8 al 10 de diciembre de 2018. China también había sido invitada, pero se negó a participar. El 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), el Tribunal pronunció su Sentencia Provisional: «Los miembros del Tribunal están seguros –por unanimidad y más allá de toda duda razonable– de que en China se ha practicado la sustracción forzada de órganos de presos de conciencia durante un período de tiempo considerable, involucrando a una gran cantidad de víctimas».
Es hora de pasar a la acción. ¡Ya no se puede mirar hacia otro lado!