Las protestas de Shandong estallaron cuando los veteranos descubrieron que sus identidades —y beneficios— habían sido robados por funcionarios gubernamentales. Luego de ello, se produjeron olas de violencia y arrestos.
por Li Mingxuan
Luego de manifestaciones similares durante los años 2016 y 2017, en el año 2018, estallaron de manera frecuente protestas masivas de veteranos a lo largo de China.
En octubre de 2016, se informó que más de mil veteranos vestidos con uniformes de camuflaje protestaron por medio de una sentada frente al edificio Bayi del Ministerio de Defensa Nacional, situado en el centro de la ciudad de Pekín. En febrero de 2017, miles de veteranos se reunieron nuevamente y protestaron en el centro de Pekín fuera del edificio de la Comisión Central para la Inspección de Disciplina, para exigir que el Gobierno pagara los beneficios de retiro prometidos. Durante el verano, se desarrollaron más protestas masivas en Jiangsu cerca de Shanghái.
En marzo de 2018, China estableció un Ministerio de Asuntos de Veteranos, para llevar a cabo una mejor gestión de las tropas desmovilizadas. Durante el verano de 2018, funcionarios gubernamentales instaron a los veteranos a «obedecer la ley», evitar realizar protestas masivas y presentar quejas individuales «de manera racional». En el mes de julio, el Ministro de Veteranos, Sun Shaocheng, informó que se habían presentado casi 20 000 quejas individuales a través del sistema oficial de peticiones del Ministerio.
En el mes de octubre, la policía acordonó la ciudad de Pingdu, en la provincia china oriental de Shandong, luego de que miles de veteranos se reunieran allí para protestar contra las golpiza policial a veteranos ocurrida en incidentes anteriores. Radio Libre de Asia informó que la escena era dramática, con filas de policías ataviados con equipo antidisturbios frente a ancianos que portaban palos y pancartas con símbolos comunistas en ellos. Según los informes, muchos manifestantes fueron golpeados nuevamente y varias imágenes muestran a hombres ancianos tendidos en camillas esperando ser atendidos.
Los trabajos prometidos a los veteranos nunca se materializaron
¿Qué está provocando estas protestas dramáticas, y que aparentemente van en aumento, llevadas a cabo por patriotas veteranos y las correspondientes medidas de represión policial? Además de los problemas de salarios atrasados y beneficios de pensión perdidos, muchos veteranos no están obteniendo los empleos que les prometieron, y varios creen que la corrupción oficial es la culpable. Un veterano procedente de la ciudad de Pingdu le dejó saber a Bitter Winter sus sospechas de que los documentos de baja de los veteranos fueron utilizados de manera fraudulenta.
Por lo general, después de abandonar el ejército, al personal militar se le otorgan trabajos en instituciones estatales. No obstante, en este caso, los puestos destinados a los veteranos fueron ocupados por impostores. Estos ocuparon los puestos utilizando los documentos de baja de los veteranos para ser contratados. Cuando se enteraron de esto, los veteranos intentaron que el Gobierno de Pingdu les diera una explicación, pero solo hallaron innumerables obstáculos en su camino.
¿Se debería culpar a la corrupción pública?
Luan Jianjun, un hombre de 49 años procedente de Pingdu, se unió al ejército en el año 1988 y fue transferido para realizar tareas civiles en el año 1999. Los archivos de baja del Sr. Luan incluían la instrucción «disponer para que trabaje en una institución pública». Él llevó su archivo al comité de empleo del condado y presentó una solicitud de trabajo, pero durante más de un año no recibió ninguna respuesta. Cuando indagó sobre el asunto, miembros del personal del comité del condado le dijeron que su archivo se había perdido y que no podían disponer un trabajo para él. Por iniciativa propia, el Sr. Luan hizo arreglos para trabajar como consignador en una empresa, Pingdu Brewery (Cervecería de Pingdu), con un salario mensual de aproximadamente 2300 yuanes (alrededor de 340 dólares).
En una ocasión, al tomar un autobús, le pidieron al Sr. Luan que mostrara su certificado de baja militar. El conductor del autobús le informó al sorprendido veterano que había visto al menos a tres personas utilizando el mismo documento. Recién en ese momento el Sr. Luan se dio cuenta de que impostores habían utilizado sus documentos para obtener los beneficios a los que tenía derecho. Comprensiblemente, se sintió enojado. Afirmó que nadie más sabía el número de su certificado de baja militar. El único otro lugar donde se había registrado dicho número era en su archivo oficial. Funcionarios gubernamentales debieron haber violado su privacidad y quebrantado la ley, accediendo a sus documentos y utilizándolos para beneficio personal.
El Sr. Luan se dirigió varias veces al Gobierno de Pingdu para investigar, pero, en repetidas ocasiones, se le dijo que su archivo se había perdido.
Un veterano que solicitó permanecer en el anonimato explicó: “El cinco por ciento de los soldados voluntarios retirados, así como también los suboficiales séniores y superiores, tienen derecho a obtener trabajo en empresas de propiedad estatal o de gestión centralizada (empresas mixtas con empresas privadas). El otro 95 por ciento debe ocupar puestos en instituciones públicas, tales como organismos educativos, sanitarios y relacionados con medios de comunicación”. Según el mismo, los archivos de muchos de estos veteranos fueron utilizados de manera fraudulenta en toda China.
Los empleos en empresas estatales o administradas centralmente y en instituciones públicas cuentan con algunos de los mejores salarios y beneficios del país, por lo cual son muy buscados.
Luan Jianjun llevó a cabo varios intentos para remediar su situación. En dos ocasiones viajó a Pekín para presentar una petición —en abril y junio de 2018— pero todo fue en vano.
El jueves 4 de octubre de 2018, el Sr. Luan realizó un tercer intento. Él y otros 37 veteranos partieron nuevamente para Pekín. Al pasar por la ciudad de Dongying, fueron interceptados por un grupo de oficiales de policía y gánsteres liderados por Guo Haoli, el subdirector de la Agencia de Seguridad Pública Municipal de Pingdu. Cuando los veteranos se negaron a dar marcha atrás, fueron agredidos físicamente. Un veterano sufrió una fractura en una pierna, a otro le quebraron un brazo y otro fue herido en la cabeza.
Al ver esto, el Sr. Luan alertó a otros veteranos en Pingdu solicitando ayuda. Los mismos comenzaron a llegar a Pingdu para apoyar a sus antiguos colegas del Ejército Popular de Liberación (EPL). La policía comenzó a intentar cerrar el acceso a la ciudad bloqueando las autopistas, estableciendo puntos de control y utilizando el sistema de reconocimiento facial para identificar a los manifestantes procedentes de otras ciudades. Pero los veteranos continuaron llegando a la ciudad durante todo el fin de semana, hasta el lunes 8 de octubre. Muchos veteranos resultaron heridos y el Sr. Luan sufrió una conmoción cerebral y magulladuras en el cuello y las piernas.
«El Gobierno mostró un completo desprecio por la vida de los veteranos. No les permitieron recibir un tratamiento oportuno en el Hospital Popular», le dijo una fuente al reportero.
Diecisiete líderes de la protesta de veteranos fueron arrestados. El 8 de octubre, el Sr. Luan también fue puesto bajo custodia y no se supo nada sobre su situación durante mucho tiempo. Recién dos meses después, una fuente reveló que él y otros tres veteranos se encontraban detenidos en una granja hortícola emplazada en Pingdu. Otros veteranos fueron detenidos por separado en la Escuela Primaria de Xiguan y en el Centro Olímpico de Deportes de Pingdu. Su situación actual es desconocida.
Familiares de veteranos fueron castigados
Las autoridades también tomaron medidas para castigar a los familiares de los veteranos. La esposa del Sr. Luan fue puesta bajo custodia por un tiempo. Durante su detención, los vecinos trataron de cuidar a su hijo, pero fueron ahuyentados por personal de vigilancia. Luego de que su esposa fuera liberada, los padres del Sr. Luan se dirigieron a su hogar para quedarse con ella y con su hijo. Según testigos, el PCCh instaló cámaras de vigilancia de 360 grados alrededor de su hogar. Dos vehículos estaban estacionados fuera de su edificio de apartamentos para llevar a cabo un monitoreo las 24 horas del día para que nadie pudiera contactarse con ellos. «De hecho, están bajo arresto domiciliario», afirmó un testigo.
Actualmente, el hijo del Sr. Luan asiste a la escuela secundaria. Todos los días, cuando va a la escuela y regresa de la misma, es fotografiado por quienes vigilan su hogar. «No quiero ir a la escuela. Salir de casa es demasiado aterrador», afirmó el joven.
Desde el estallido de las protestas de veteranos, los medios de comunicación chinos rara vez han informado sobre el asunto. El 9 de diciembre la Televisión Central de China (CCTV, por sus siglas en inglés), portavoz del PCCh, emitió un informe de gran notoriedad relacionado con las protestas, caracterizando el incidente como un «grave delito violento». Los mismos informaron que se impusieron medidas penales contra diez de los veteranos sospechados de «obstrucción de los deberes oficiales”, “agresión intencional”, “reunir a una multitud para perturbar el orden en un lugar público”, “provocar disputas y problemas” y otros cargos (no obstante, Luan Jianjun, Yu Youfeng y otros organizadores no estaban entre los que fueron acusados formalmente. Los mismos aún permanecían detenidos). El informe de noticias de CCTV nunca explicó por qué los veteranos estaban reclamando sus derechos.
“El Partido Comunista es sumamente corrupto. Desde las más altas autoridades hasta los que ocupan el nivel más bajo, todos conspiran entre sí. Casi han llegado a su fin», afirmó un ciudadano.
Algunos residentes también comentaron que las tácticas violentas de aplicación de la ley nunca obtendrán la aprobación de la población general. Los mismos creen que el Gobierno debería resolver los problemas y apaciguar los conflictos, y que las medidas de represión opresivas solo intensificarán los conflictos.
Estos eventos son solo las últimas manifestaciones de protesta por los derechos de los veteranos, las cuales han ocurrido con frecuencia en todo el país.
Liu Jun (seudónimo), un veterano procedente del condado de Gaoqing, en la provincia de Shandong, le dijo a Bitter Winter que, durante el invierno de 2016, le solicitó al Gobierno del condado que remediara la manera injusta en la que se había tratado su retiro. Como consecuencia de ello, fue puesto bajo vigilancia continua por las autoridades. Él afirmó lo siguiente: «Desde la petición, me han estado vigilando de cerca. Debo enviar una solicitud antes de realizar algún viaje extenso y no me permiten viajar a Pekín. Los números de mi matrícula y de mi licencia de conducir han sido registrados».