Los tibetanos pobres pierden sus tierras y luego sus subsidios de subsistencia a menos que dejen de practicar el budismo. Los administradores de la red son los encargados de vigilarlos.
En mayo de 2018, las autoridades les ordenaron a los tibetanos empobrecidos que viven gracias a subsidios de subsistencia mínimos que dejaran de adorar a Buda o de lo contrario, sus subsidios de subsistencia podrían ser cancelados. Esta nueva orden representa un recrudecimiento de la política histórica del Partido Comunista Chino (PCCh) tendiente a perseguir a los tibetanos y obligarlos a abandonar sus creencias religiosas.
Bitter Winter entrevistó recientemente a varios tibetanos procedentes de la ciudad de Lhasa en la Región Autónoma del Tíbet. Numerosas fuentes confirman que hace varios años el Gobierno se apropió de la tierra de muchos tibetanos locales, dejando a un gran número de personas sin ingresos ni alimentos para poder sobrevivir. Como consecuencia de ello, muchos tibetanos que no podían ganarse la vida tuvieron que depender de los subsidios de subsistencia mínimos proporcionados por el Gobierno. Esta última orden en la que se exige negar el aporte de beneficios de subsistencia no solo amenaza la libertad religiosa, sino la propia supervivencia de muchos budistas de bajos recursos.
Luego del anuncio de la prohibición de practicar su fe dirigida a los destinatarios de subsidios de subsistencia, Dolma, una mujer de aproximadamente 50 años, se sintió temerosa. No se atrevió a hacer el Kora ni a adorar a Buda, ya que las autoridades vigilan cada uno de sus movimientos (Kora es una actividad religiosa, así como también uno de los medios mediante los cuales los tibetanos demuestran su devoción religiosa. En las tradiciones budistas tibetanas o bon, Kora es tanto un tipo de peregrinación como una forma de práctica meditativa).
Según fuentes, el Gobierno local designó a un administrador de la red para mantener a los tibetanos bajo vigilancia de 9 de la mañana a 9 de la noche.
Dolkar es un anciano viudo de 70 años y devoto budista. A causa de los métodos empleados por las autoridades para obligarlo a no adorar a Buda, el anciano ha sufrido mucho. Todos los días se sienta impotente frente a la puerta principal de su hogar, pasando ociosamente el tiempo que le queda.
«Es bueno adorar a Buda. [Los budistas] no roban, solo tratan de enseñar a hacer el bien. ¿Por qué el Gobierno está tan decidido a restringir y a suprimir nuestras creencias religiosas?”, preguntó un tibetano.
Algunos analistas creen que existe un complot oculto detrás de la apropiación de tierras y de la distribución de subsidios de subsistencia. El PCCh quiere tomar el control del pueblo tibetano mediante el control de sus medios de vida. Cuando controlen completamente a los tibetanos, eliminarán sus creencias religiosas. Limitados por sus necesidades de supervivencia, los tibetanos no tendrán más remedio que rendirse ante el Gobierno.
El intento de negarles subsidios a los religiosos tibetanos es solo el último de una larga lista de abusos y persecuciones impuestas a este pueblo tan castigado. Se han emitido numerosas regulaciones tendientes a lograr un control integral sobre los monjes, las monjas, y los templos budistas tibetanos, y el Gobierno incluso ha tratado de controlar el sistema de reencarnaciones del budismo tibetano. Los funcionarios públicos también han sido atacados. El 9 de enero, un informe realizado por Voice of Tibet, citando a los tibetanos en China, afirmó que las autoridades del PCCh habían emitido una interdicción en la que les prohibían a los funcionarios de la ciudad de Lhasa participar en actividades religiosas budistas, afirmando que los que desobedecieran las órdenes perderían sus subsidios de subsistencia de por vida.
(Todos los nombres en este artículo son seudónimos.)
Información de Li Zaili