Se allanan lugares de reunión, se incautan biblias y artículos religiosos, y se registra y fotografía a los creyentes para mantenerlos más estrechamente vigilados.
Wang Yichi
Bitter Winter había informado que, durante el año pasado, el cristianismo había sufrido un golpe devastador en la provincia china central de Henán: solo en la ciudad de Xinxiang, fueron clausurados 410 lugares de reunión, entre los que se incluían 217 pertenecientes a Iglesias domésticas.
En el año 2019, el impulso de la persecución sigue vigente. A principios de febrero, las autoridades del distrito de Suiyang de la ciudad de Shangqiu celebraron una reunión para hablar sobre religión. El personal capacitado por el Gobierno recibió la orden de recopilar los horarios y ubicaciones de los lugares de reunión pertenecientes a Iglesias domésticas y registrar dicha información en una base de datos recientemente establecida, la cual funciona las 24 horas del día. Tan pronto como se descubra una reunión, dicho hallazgo deberá ser informado sin dilación. Los informantes serán recompensados por transmitir información.
Poco después de la reunión celebrada por el Gobierno, fue descubierta y clausurada una iglesia doméstica emplazada en el subdistrito de Xincheng de Suiyang.
El 24 de febrero, el predicador de la iglesia y más de una docena de creyentes estaban celebrando una reunión en una propiedad alquilada. Varios funcionarios gubernamentales irrumpieron en las instalaciones y les ordenaron que dieran por finalizada la reunión. Un funcionario los amenazó, diciendo: «El Gobierno no permite la existencia de reuniones de Iglesias domésticas. Incluso si descubriéramos a tres personas reunidas en un hogar, el mismo sería considerado como un hecho inadmisible. Celebrar reuniones en sus hogares es ilegal. Más aún, varios niños están presentes. Permitir que los menores crean en Dios también es ilegal».
Un funcionario de la Brigada de Seguridad Nacional local amenazó al predicador, diciendo: «Si llegáramos a descubrir que sigues invitando personas a tu hogar para adorar a Dios, serás tratado como un criminal».
Un asistente intentó usar un teléfono móvil para registrar lo que estaba sucediendo, pero un funcionario gubernamental tomó inmediatamente el teléfono y eliminó su contenido. La policía registró los nombres y direcciones de todos los creyentes y les tomó fotos. Los mismos destruyeron todos los símbolos religiosos existentes en el hogar y confiscaron Biblias, libros de himnos y otros libros religiosos. Los funcionarios también obligaron al arrendador a rescindir el contrato de alquiler que había firmado con el pastor.
En el mes de febrero, una iglesia doméstica del Movimiento Renacer emplazada en el condado de Zhengyang, bajo la jurisdicción de la ciudad de Zhumadian, fue allanada. Cuatro oficiales de policía irrumpieron en el lugar de reunión, gritando a viva voz que las reuniones de Iglesias domésticas no estaban permitidas. Un creyente trató de razonar con los oficiales, pero fue golpeado. Se registró la información de identificación de cada uno de los asistentes, y toda la propiedad fue exhaustivamente examinada. Posteriormente, la policía llevó al predicador y a un creyente a la estación de policía local. Los miembros de la iglesia afirman que el predicador sigue siendo vigilado aún después de haber sido liberado.
Esta no era la primera vez que este lugar era reprimido. El 28 de enero, funcionarios ordenaron saquear y dañar la propiedad, así como también destruir el muro que rodeaba el edificio.
También fue clausurado un tercer lugar de reunión emplazado en el distrito de Erqi de la ciudad de Zhengzhou. La Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos local acusó a la Iglesia de Panshi de establecer de manera privada un lugar de reunión en violación de la ley. El 6 de marzo, sin previo aviso, funcionarios abrieron a la fuerza la puerta de la iglesia y destrozaron las instalaciones. Las autoridades saquearon artículos de la iglesia por valor de 70 000 yuanes (aproximadamente 10 430 dólares) y sellaron el lugar con cinta de barricada.
Funcionarios gubernamentales también amenazaron a la propietaria de la propiedad, afirmando que si volvía a brindarles a los cristianos un lugar de reunión, debería pagar una multa de 200 000 yuanes (aproximadamente 29 800 dólares).
Con dolor y enojo en su voz, el pastor de la iglesia afirmó: «Este es nuestro hogar, y fue robado. Subestimamos a estos bandidos. No nos dimos cuenta de lo lejos que llegarían».
Vídeo: El director de la Iglesia de Panshi consulta con el personal de administración de propiedades sobre las circunstancias de la redada llevada a cabo en el lugar de reunión.
A pesar de que no hay posibilidad de ganar una demanda presentada contra el Gobierno —y que tal acción legal traería como consecuencia represalias por parte de las autoridades— el pastor planea demandarlo. «No podemos seguir siendo esclavizados de esta manera. Demandar [al Gobierno] podría atraer atención pública positiva, dando como resultado que ellos [el Gobierno] no pudieran actuar tan desvergonzadamente. Por el bien de Cristo y de la Iglesia, estamos dispuestos a seguir el camino de la cruz».