Los residentes se ven privados de privacidad y libertad, ya que el Estado observa cada uno de sus movimientos utilizando macrodatos, reconocimiento facial y vigilancia invasiva.
por Wang Yong
«Comunidades residenciales de seguridad inteligente» es un proyecto a nivel nacional, implementado para mejorar los sistemas de control de acceso a edificios de apartamentos. No obstante, también es un sistema integral de vigilancia digital que ayuda a recopilar información sobre las personas que viven allí. El mismo también puede analizar los datos de los residentes, sus relaciones sociales y sus tendencias conductuales a fin de crear un sistema de información de inteligencia. Bajo la atenta mirada del personal de administración de propiedades, oficiales de seguridad pública y administradores de la red, las «comunidades inteligentes» se aseguran de que los residentes sean monitoreados las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
La iniciativa es una extensión de las medidas de vigilancia de residentes anteriormente implementadas, tales como las cerraduras de puertas inteligentes en comunidades de viviendas y las cámaras de vigilancia en propiedades de alquiler.
“El sistema de control de acceso inteligente permite la recopilación en tiempo real de imágenes faciales e información sobre la hora y la cantidad de veces que los residentes ingresan y salen del complejo residencial. La atención se centra en implementar reconocimiento facial y captura de imágenes de vehículos y sondas wifi en la entrada y en los principales caminos del complejo residencial a fin de obtener la trayectoria de viaje de las personas y los vehículos que ingresan y salen del complejo, así como también diversos tipos de datos dinámicos”. Así es como Wang Rujun, miembro del comité del Partido en la Subagencia de Seguridad Pública del distrito de Lianxi, describió las mejoras de seguridad implementadas en la Comunidad Residencial de Taowa del distrito, la cual se encuentra situada dentro de la ciudad de Jiujiang en la provincia suroriental de Jiangxi.
Según informes de medios de comunicación en línea de China Continental, desde que la Comunidad Residencial de Taowa fuera actualizada en mayo de 2018, a través del uso de diversas instalaciones de alta tecnología, se han recopilado 76 000 datos relacionados con viviendas y más de dos millones sobre residentes que ingresan y salen del complejo, pasando a convertirse en la «comunidad residencial de seguridad inteligente» piloto del área. Los datos son enviados a la plataforma de macrodatos de los departamentos de Seguridad Pública.
Casualmente, a principios del mismo mes, cuatro miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) que viven en la comunidad fueron arrestados y se les confiscaron 100 000 yuanes (aproximadamente 14 000 dólares) en efectivo. Según un sitio de reunión local de la IDT, los cuatro creyentes no han podido participar en las reuniones debido a la estricta vigilancia a la que son sometidos desde que fueron liberados.
A partir de agosto, 143 «comunidades inteligentes» –tanto recientemente construidas como renovadas– se encuentran en proceso de establecimiento solo en la ciudad de Jiujiang. Al igual que el «Proyecto Ojos de Lince» y otros programas de vigilancia masiva, el pretexto dado por el Gobierno para explicar su existencia es «mantener la seguridad social».
De hecho, en el año 2013, el Ministerio de Asuntos Civiles, el Ministerio de Seguridad Pública y otros departamentos gubernamentales emitieron conjuntamente las Opiniones Orientadoras sobre la Promoción del Establecimiento de una Plataforma de Información Integrada del Servicio Público en las Comunidades. El documento exigía la construcción de «comunidades inteligentes», las cuales comenzaron a aparecer en grandes cantidades a lo largo de toda China.
En la provincia oriental de Zhejiang, desde mayo de 2017 hasta agosto de 2018, se han establecido 109 «comunidades residenciales de seguridad inteligente» en la ciudad de Wenzhou y 453 en la ciudad de Huzhou. Wuhan, la capital de la provincia central de Hubei, planea crear 400 «comunidades residenciales de seguridad inteligente» en el año 2019.
Imágenes en directo de las cámaras de vigilancia son mostradas en una gran pantalla en la sala de vigilancia de una comunidad residencial de la ciudad de Tongren, en la provincia suroccidental de Guizhou. Para notificar al personal de seguridad, cuando los residentes que forman parte de la lista negra del Estado son capturados en la pantalla, en la misma aparece una señal de advertencia.
Algunos residentes afirman que se sienten más seguros gracias al programa de vigilancia introducido en la comunidad, pero otros tienen una opinión diferente: sienten que están viviendo en una prisión gigante.
“Hay cámaras de vigilancia tanto en el interior como en el exterior. La cantidad de veces que vas y vienes, tus hábitos de viaje, con quién estás en contacto… el Gobierno sabe todas estas cosas», le dijo a Bitter Winter un residente de una «comunidad residencial de seguridad inteligente». El mismo siente que una vigilancia tan intensa viola su privacidad.
La mayoría de las iglesias domésticas eligen establecer sus lugares de reunión en propiedades de alquiler o en los hogares de los feligreses. Frente a múltiples capas de vigilancia de alta tecnología, se ha vuelto cada más difícil y peligroso para los creyentes celebrar reuniones y otras actividades relacionadas con la fe.
“Desde que se instalaron cámaras de vigilancia por todo el complejo residencial, a mis compañeros de iglesia les resulta difícil venir a visitarme”, afirmó un miembro de la IDT que había sido previamente arrestado a causa de su fe.
Una joven creyente de la IDT, quien ha estado huyendo debido a la persecución a la que es sometida por las autoridades, relató su experiencia de vivir en una comunidad residencial inteligente situada en la ciudad de Hangzhou de la provincia de Zhejiang, donde una compañera de iglesia dejó que se quedara con ella durante un tiempo.
“No solo se instaló allí un sistema de control de acceso con equipo de reconocimiento facial, sino también una cámara infrarroja en la entrada del edificio. Las idas y venidas de los residentes son vigiladas las 24 horas del día”, explicó la mujer.
La creyente salía e ingresaba en la comunidad junto a la dueña del apartamento, evadiendo así el reconocimiento facial. Dado que usaba pelucas y se disfrazaba de diferentes maneras, no fue identificada por el sistema de seguridad durante bastante tiempo, hasta que un día se vio obligada a dejar la comunidad por sí sola.
La creyente de la IDT desarrolló un dolor de muelas intenso. «No me atreví a dar un paso fuera de la puerta. No tuve más remedio que confiar en mi hermana de la iglesia para que me comprara analgésicos”, recordó la mujer. El dolor aumentaba y la medicina que tenía no ayudaba a calmarlo. Un día en el que su anfitriona no estaba en casa, la creyente, incapaz de soportar el dolor, decidió ver a un médico. Las cámaras de reconocimiento facial la identificaron, notificando al personal de seguridad, y la dueña del departamento pronto fue visitada por oficiales vestidos de civil. Los mismos se presentaron en su hogar repetidamente, registrando el departamento y haciendo preguntas sobre la IDT y la mujer que se había quedado con ella, la cual logró escapar y actualmente vive en otro lugar.