Para hacer que los creyentes se adhieran a la Iglesia protestante estatal, el PCCh los amenaza con quitarles sus beneficios sociales y clausura y destruye sus lugares de reunión.
por Sun Kairui
Provincia de Zhejiang: más de 3o lugares fueron clausurados
El 10 de noviembre de 2019, las autoridades clausuraron siete lugares de reunión pertenecientes a iglesias domésticas emplazados en el condado de Longyou de Quzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Zhejiang, alegando que se trataba de lugares «no autorizados» donde «las personas se reunían ilegalmente» debido a que los mismos se negaban a unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías controlada por el Estado.
Según un infiltrado en el Gobierno, 11 de los 13 lugares pertenecientes a iglesias domésticas emplazados en la ciudad de Lishui de Zhejiang fueron clausurados en el mes de noviembre. Una iglesia de Sola Fide emplazada en Bihu, un poblado en el distrito de Liandu de la ciudad, fue perseguida al ser considerada un grupo religioso prohibido «financiado por inversionistas extranjeros» solo porque el lugar estaba bien equipado y decorado de forma agradable. Los funcionarios del Gobierno local le ordenaron a la iglesia que dejara de celebrar reuniones y se uniera a la Iglesia de las Tres Autonomías. Reacios a ser controlados por el Gobierno, los miembros de la congregación huyeron del área.
Entre los meses de abril y septiembre, por lo menos 16 iglesias domésticas emplazadas en la ciudad de Huzhou, en Zhejiang, fueron acosadas por el Gobierno. En el mes de septiembre, un lugar de reunión emplazado en el condado de Anji de la ciudad, el cual podía albergar a más de 1000 personas, fue demolido porque funcionaba «sin contar con la aprobación del Gobierno». El encargado del lugar fue amenazado con ser arrestado si continuaba organizando reuniones religiosas y se vio obligado a escribir una declaración en la que prometía no hacerlo en el futuro.
Provincia de Henán: los creyentes son obligados a elegir entre los subsidios estatales o la fe
El 8 de diciembre, funcionarios gubernamentales allanaron una iglesia doméstica emplazada en el condado de Dancheng de la ciudad a nivel de prefectura de Zhoukou, en la provincia central de Henán, amenazando con “confiscar la tierra de los creyentes y suspender sus beneficios sociales» si no dejaban de asistir a reuniones religiosas. El lugar fue clausurado.
Durante los últimos años, una iglesia doméstica emplazada en la ciudad a nivel de condado de Dengfeng ha sido objeto de una vigilancia continua y repetidas investigaciones. En el mes de diciembre, funcionarios del Gobierno local le advirtieron al encargado que no siguiera celebrando reuniones religiosas en su hogar. Si lo seguía haciendo, su familia dejaría de recibir los beneficios del comité de la aldea y otros subsidios gubernamentales. Al no tener otra opción, más de 20 miembros de la congregación comenzaron a reunirse en una oscura y sucia casa cueva.
«La mayor parte de los miembros de mi congregación son ancianos», explicó el encargado de la iglesia. «Tienen mala salud y les resulta difícil desplazarse o reunirse durante la noche. No sabemos cuánto durará la persecución. ¡Es tan difícil creer en Dios en China!».
En el mes de octubre, una creyente ciega de aproximadamente setenta años, procedente del condado de Fan bajo la jurisdicción de la ciudad de Puyang, fue denunciada a la policía por organizar reuniones religiosas en su hogar. «No dices nada bueno sobre el Partido Comunista que te otorga un subsidio de subsistencia. Ve a pedirle a tu Dios que te otorgue dinero», afirmaron los funcionarios mientras amenazaban a la anciana, quien por temor dejó de brindar su hogar para celebrar reuniones.
El 17 de noviembre, cuatro oficiales de policía allanaron un lugar de reunión perteneciente a la Iglesia de la Gran Alabanza emplazado en el condado de Weishi de la ciudad de Kaifeng. Tras haber registrado la información personal de todos los creyentes, los oficiales detuvieron a dos predicadores, quienes se vieron obligados a firmar declaraciones prometiendo no volver a celebrar servicios de culto en la iglesia. Cinco días después, el Gobierno del poblado envió una topadora y una excavadora para que arrasaran el lugar de reunión hasta los cimientos.
“Esos funcionarios destruían nuestra iglesia como si fueran una manada de lobos. Ahora no tenemos dónde practicar nuestra fe”, afirmó con dolor un creyente de edad avanzada. “Cada vez que recuerdo que la iglesia fue demolida me duele el corazón. ¿A dónde debo ir a rezar?”.