En este artículo relatamos las historias de dos miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso que fueron acosados por las autoridades chinas en el año 2019. Dos de los más de 32 000 casos del año pasado.
por Shen Xiang
En octubre de 2019, el Sr. Liu Zhu (seudónimo) procedente de la ciudad a nivel de prefectura de Zhuzhou, en la provincia central de Hunan, falleció tras sufrir un ataque cardíaco. Con poco más de sesenta años de edad, el hombre murió solo en una casa alquilada, a pesar de haber pasado numerosos años felices junto a su esposa, cuya elección de fe siempre había apoyado.
La felicidad de la familia terminó en noviembre de 2018, cuando la esposa del Sr. Liu fue arrestada por ser miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) –el movimiento religioso más perseguido en China–. La misma fue sentenciada a dos años de prisión, luego de haber sido acusada de «utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley» en mayo de 2019. Al Sr. Liu se le permitió ver a su esposa, la cual se hallaba confinada en una casa de detención emplazada en Zhuzhou, al mes siguiente, por primera vez después de seis meses de haber sido detenida.
«Espérame en casa», le dijo su esposa, mientras le hablaba a través del cristal de la casa de detención, ahogada por la emoción. Luego de observar detenidamente su rostro demacrado y su cabello canoso, Liu asintió, intentando contener las lágrimas. «Lo haré. Esperaré todo el tiempo que pueda», le dijo a su esposa, sabiendo muy bien que era posible que no pudiera cumplir su promesa debido a su deteriorado estado de salud. El mismo ya había sido hospitalizado tras enterarse del arresto de su esposa, y su condición iba de mal en peor.
Las repetidas solicitudes de Liu para visitar a su esposa fueron denegadas porque la misma se negaba a declararse culpable y, debido a ello, había sido sometida a un control disciplinario especial.
Liu Zhu se sentía sumamente preocupado por la condición de su esposa ya que la misma padecía hipertensión arterial y una afección cardíaca. Pero él murió primero, solo y sin haber podido volver a verla.
En China, numerosas familias han sido devastadas de manera similar como resultado de la interminable persecución religiosa del Partido Comunista Chino (PCCh). Según los datos del «Informe anual del 2019 sobre la persecución llevada a cabo por el Gobierno comunista chino contra la Iglesia de Dios Todopoderoso«, al menos 32 815 miembros de la IDT fueron acosados y perseguidos el año pasado, 6132 fueron arrestados, 3824 padecieron diversas formas de tortura y adoctrinamiento forzado y 1355 fueron sentenciados a prisión.
En mayo de 2019, el Sr. Zheng Yi (seudónimo), un miembro de la IDT procedente de la ciudad a nivel de condado de Dangyang en la provincia central de Hubei, se enteró por medio de un compañero de trabajo que la policía lo estaba buscando. Conociendo el destino de sus correligionarios, quienes habían sido arbitrariamente arrestados y torturados mientras se encontraban detenidos, el Sr. Zheng temía por su vida. Habría huido de inmediato, pero no quería abandonar a su esposa, quien había sufrido graves heridas tras una caída y necesitaba atención constante. Además, ¿quién se encargaría de su granja?
«No quiero verte arrestado y torturado. ¡No te preocupes por mí! ¡Solo huye!» le insistió su esposa mientras intentaba consolarlo. Antes del amanecer del día siguiente, Zheng Yi se despidió de su esposa al borde de las lágrimas y abandonó su ciudad natal.
El calvario de su familia estaba lejos de terminar. El Sr. Zheng se enteró más tarde por medio de otros miembros de la Iglesia que, un mes después de su huida, varios oficiales de policía y funcionarios de la aldea habían ido a su hogar a buscarlo. Su esposa se encontraba postrada en cama debido a la lesión y nadie la había cuidado, dando como resultado que pasara varios días sola y sin comida. A pesar de todo, la presionaron para que revelara información sobre los miembros de la IDT. Cuando la policía y los funcionarios regresaron en el mes de julio, le dijeron a la esposa de Zheng Yi que cuando lo arrestaran, lo golpearían severamente, lo condenarían a 15 años de cárcel y lo atormentarían de todas las formas posibles.
Era temporada de cosecha cuando Bitter Winter se reunió con Zheng Yi. “Todavía hace calor. Me siento preocupado por mi esposa”, afirmó con tristeza mientras miraba el sol a través de la ventana, añadiendo luego, “¿Y si su condición empeora? Los cultivos deben estar listos para ser cosechados, pero no puedo regresar a casa para hacerlo. La persecución religiosa del Partido Comunista destruyó mi vida”.