Las autoridades de toda China están confiscando libros pertenecientes al venerable maestro Chin Kung, un destacado monje budista cuyas enseñanzas han sido prohibidas por el PCCh.
por Wang Yichi
En octubre de 2019, funcionarios de varias instituciones gubernamentales, entre las que se incluía la Agencia de Asuntos Religiosos, allanaron una sala budista emplazada en Linzhou, una ciudad a nivel de condado de Anyang, en la provincia central de Henán, y confiscaron todos los libros budistas existentes en la misma, los cuales posteriormente fueron enterrados.
Un budista local le dijo a Bitter Winter que la mayoría de los libros eran del venerable maestro Chin Kung, un monje de 92 años procedente de Tierra Pura, una escuela de budismo mahayana fundada por él, venerada en todo el mundo por propagar la armonía intercultural e interreligiosa. Los funcionarios afirmaron que los libros habían sido confiscados porque las enseñanzas del maestro están prohibidas ya que el Partido Comunista Chino (PCCh) las había catalogado como «ilegales», incluso «heréticas», «adoctrinando a los creyentes y afectando la ideología dominante de China». Además, los libros habían sido publicados en Hong Kong y Taiwán, y leerlos constituía «confabulación con fuerzas extranjeras».
Aproximadamente un mes después, el Gobierno local catalogó a la sala budista como una «construcción ilegal» ya que «no había sido aprobada por el Gobierno y ocupaba ilegalmente tierras cultivables». Todas las ventanas y puertas fueron tapiadas y se cortó el suministro de agua y electricidad del lugar. La persona a cargo de la sala fue expulsada de la zona.
Según un aldeano, la sala había sido construida en una colina árida, y la tierra nunca había sido utilizada para cultivar. Además, antes de que se construyera la sala budista, la persona a cargo había estado pagándole el alquiler del terreno al comité de la aldea durante diez años.
«El Gobierno no permite que las personas practiquen su fe, a pesar de que la Constitución establece expresamente la libertad de religión», afirmó con impotencia el aldeano. “Si intentas razonar con las autoridades, te castigarán. No podemos hacer nada al respecto».
La represión de las enseñanzas del maestro Chin Kung se está extendiendo a lo largo de toda China. Un decreto sobre la implementación de la campaña nacional tendiente a «erradicar la pornografía y las publicaciones ilegales«, emitido en el año 2019 en una localidad de la provincia norteña de Hebei, exige investigar los lugares budistas y confiscar todas las «publicaciones y los materiales impresos ilegales del maestro Chin Kung y de la Asociación Budista Amitabha» en nombre de la «seguridad política e ideológica nacional» y de la «resistencia a la infiltración de fuerzas extranjeras».
El Templo de Kwan Yin emplazado en el distrito de Liangyuan de la ciudad de Shangqiu, en Henán, fue allanado el 11 de noviembre por utilizar libros del maestro Chin Kung. Un budista local le dijo a Bitter Winter que varios agentes de policía llenaron cuatro camionetas con los libros confiscados. Los mismos amenazaron con arrestar al que continuara siguiendo las enseñanzas del maestro y leyendo sus libros.
«Estos libros promueven las verdaderas enseñanzas de Buda y enseñan a cómo ser buenos y amables», afirmó una mujer budista. “¿Por qué confiscarlos? El PCCh simplemente pisotea a las personas de fe”.
El mismo mes, un templo budista emplazado en la ciudad a nivel de prefectura de Tai’an, en la provincia china oriental de Shandong, recibió la orden de quemar aproximadamente 100 libros del maestro Chi Kung. Un funcionario local reveló que el Gobierno estaba inspeccionando los lugares religiosos y que, si los altos mandos descubrían que estos libros no habían sido quemados, los líderes locales tendrían serios problemas.
El 21 de mayo, el Templo de Huanglin emplazado en Shishou, una ciudad a nivel de condado de la provincia central de Hubei, fue allanado por poseer libros del maestro Chin Kung. Según un budista local, los funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido de la ciudad, de la Agencia de Seguridad Pública y de otras instituciones gubernamentales que se presentaron a efectuar la redada ordenaron quemar los libros “porque eran ilegales ya que no habían sido aprobados por el Gobierno”. Un recolector de basura se llevó todos los libros cuyo valor ascendía a 10 000 yuanes (alrededor de 1400 dólares). El budista afirmó que antes de la redada llevada a cabo en el mes de mayo, las autoridades habían ordenado instalar en el templo un asta con la bandera nacional.