Mientras los funcionarios libran una guerra contra las religiones populares y luego de proteger el templo durante un mes, los residentes de una aldea del condado de Nanfeng, en Jiangxi, lo ven convertido en escombros.
por Tang Zhe
Las religiones populares autóctonas están profundamente arraigadas en las comunidades rurales de China y han prosperado durante generaciones, pero bajo el Gobierno del presidente Xi Jinping están siendo purgadas y reprimidas en todo el país.
Los templos de Fuzhu son lugares de culto ancestrales que las personas construyen para rendir homenaje a los sabios o rezar para obtener sus bendiciones. Estos templos, que se transmiten de generación en generación, son los sitios donde la gente local deposita su fe devota.
El 18 de mayo, el Gobierno del condado de Nanfeng emitió una notificación en la que se les exigía a nueve templos de Fuzhu emplazados en el condado que antes del 30 de mayo demolieran sus edificios. La razón esgrimida fue que esto era necesario para llevar a cabo «planificación urbana y rural».
Un templo de Fuzhu emplazado en la aldea de Chaoxian formaba parte de la lista. Para evitar que fuera demolido, a partir de finales de junio, seis mujeres locales se turnaron para vigilar el templo durante el día y la noche. Las mismas fueron picadas duramente por los innumerables mosquitos que aparecen en los calurosos meses de verano, y debido a ello no pudieron pegar un ojo durante la noche; pero no se rindieron y continuaron vigilando el ancestral templo, intentando proteger su fe.
Durante las primeras horas del 10 de agosto, las aldeanas que habían estado vigilando el templo durante más de un mes se enteraron que, a las 4 de la mañana, el Gobierno iba a enviar miembros de su personal para demolerlo.
Los residentes de la aldea se apresuraron a proteger el templo. En respuesta, el Gobierno envió a más de 300 miembros de su personal, entre los que se incluían policías especiales y oficiales de gestión urbana, para evitar que la gente se acercara al mismo.
Video: A las 4 de la mañana, personal gubernamental expulsa a los aldeanos que custodian el templo.
Una mujer quería recuperar algo que había dejado en el templo, pero fue detenida por la policía. La misma expresó su descontento con enfado e inmediatamente fue arrestada por cuatro oficiales y llevada a la fuerza a un automóvil policial. Otro aldeano también fue detenido por ocho agentes por criticar el comportamiento violento de la policía.
A las 5 de la mañana, los funcionarios ordenaron que una excavadora comenzara a demoler el ancestral templo. En poco tiempo, el templo de Fuzhu se convirtió en una pila de escombros. Con el corazón roto, los aldeanos vieron cómo el templo que habían protegido durante más de un mes era destruido.
Video: El templo de Fuzhu está siendo demolido por la fuerza.
“Si el Gobierno quiere que seas redondo, tienes que ser redondo; si quiere que seas plano, tienes que ser plano”, afirmó entre lágrimas una anciana mientras miraba el templo demolido. “No hay nada que la gente común pueda hacer al respecto. Un huevo no puede romper una roca. El que intente obstruir al Gobierno será arrestado».
Según los aldeanos, el templo de Fuzhu originalmente cubría un área de 400 metros cuadrados. Previamente, el Gobierno había expropiado todas las tierras de la aldea y las había vendido a desarrolladores utilizando el pretexto de «expansión urbana» y obligando al templo de Fuzhu a reubicarse tres veces. En el año 2015, con la aprobación del Gobierno del condado, el templo se trasladó por última vez y fue reconstruido en el sitio de reconstrucción designado, convirtiéndose en un templo legal.