Trabajadores que fueron contratados para construir los campamentos de transformación por medio de educación de Sinkiang revelan detalles sobre las cárceles que al PCCh le gusta llamar «escuelas vocacionales».
por Chang Xin
En noviembre de 2018, Bitter Winter publicó videos y fotos exclusivas desde el interior de un campamento de transformación por medio de educación recientemente construido en Sinkiang, demostrando que las «escuelas vocacionales», tal y como las llama el Partido Comunista Chino (PCCh), son cárceles donde se detiene a personas inocentes. Continuamente revelamos las mentiras del régimen proporcionando nuevas imágenes y testimonios de personas que han estado detenidas o que han trabajado en los temidos campamentos. Bitter Winter habló recientemente con tres hombres que trabajan en el sector de la construcción que fueron contratados para construir algunas de estas instalaciones de internamiento. Para proteger su identidad no utilizaremos sus nombres reales.
Fortalezas impenetrables totalmente vigiladas mediante cámaras
«El campamento está rodeado por muros de cuatro metros de altura, coronados con barras de hierro y dos capas de alambre de púas electrificado que se elevan hasta tres o cuatro metros», comenzó a revelar el Sr. Yang, uno de los hombres entrevistados. «En cada esquina hay cuatro torres de vigilancia. Las ventanas están equipadas con barras de metal y barandillas. También hay habitaciones sin ventanas, de tres a cuatro metros cuadrados cada una».
«En cada habitación se han instalado dos cámaras de vigilancia y un sistema de alarma», continuó el Sr. Yang. » Sobre cada puerta hay una cámara de vigilancia de 360 grados, grabando cada palabra que detecta. En la sala de seguridad de cada piso hay empleados encargados de monitorear cada uno de los movimientos de los internos. No pueden hacer nada sin ser notados. También hay cámaras en los baños; las personas que los utilizan están totalmente privadas de la privacidad. Se solían instalar barras de metal para las duchas, pero se han retirado para evitar que los detenidos se suiciden o las utilicen para pelear con los guardias».
Según el Sr. Yang, en un solo un condado de Sinkiang se han gastado 42 millones de yuanes (alrededor de 6 millones de dólares) en sistemas de vigilancia. «El Gobierno insistió en que se trataba de escuelas de formación profesional, a pesar de que habían sido construidas basándose en el modelo de una prisión», añadió.
“Al comienzo de la construcción se nos permitía llevar teléfonos móviles. Más tarde fueron prohibidos y un empleado se encargaba de recogerlos antes de que comenzáramos a trabajar”, continuó el Sr. Yang.
El Gobierno ordenó completar la construcción de los campamentos en un breve período de tiempo. «Algunos campamentos fueron completados en solo cuatro meses», afirmó Yang. «En algunos casos, los detenidos fueron trasladados antes de que el edificio estuviera terminado».
Fábricas para trabajos forzados situadas en el interior de los campamentos
Un residente del norte de Sinkiang le envió a Bitter Winter las fotos que había tomado hace más de un año de una fábrica en construcción en un campamento de transformación por medio de educación. El hombre arriesgó su vida para tomar estas valiosas imágenes antes de que se completara la construcción del campamento.
«Cada fábrica tiene aproximadamente 60 metros de largo, 20 o 30 metros de ancho y 15 talleres, donde los uigures se ven obligados a trabajar a diario», explicó el hombre. El mismo añadió que se había construido un puente muy por encima de los talleres. Los trabajadores de la construcción le habían dicho que el mismo había sido especialmente ensamblado para que los guardias pudieran inspeccionar y supervisar el proceso de fabricación. Algunos campamentos tienen varias fábricas.
En la mayoría de los campamentos de transformación por medio de educación se han construido fábricas similares. «Es como matar dos pájaros de un tiro», le dijo a Bitter Winter otro trabajador entrevistado. «Al enviar personas a los campos de concentración, el Partido Comunista puede detener y transformar a todos los que considere desobedientes. Por otro lado, los utiliza como mano de obra gratuita en las fábricas a fin de obtener considerables ganancias. Es un buen negocio para el Partido Comunista».
«¿Quién crees que financió los proyectos de los campamentos con semejantes sumas de dinero?» intervino el tercer trabajador entrevistado. “¿Quién crees que le da dinero al Gobierno para pagarles a los guardias y al personal? Nada es gratis. El PCCh nunca cerrará un trato que perjudique sus intereses, y mucho menos tolerará que los detenidos simplemente se sienten allí sin hacer nada”.
«Xi Jinping quiere ‘transformar’ a las minorías étnicas», añadió el Sr. Yang. «Adoctrina a los uigures y a otros musulmanes contra su fe y sus tradiciones obligándolos a comer carne de cerdo. El Gobierno es sumamente malvado. A los detenidos que no cumplan con los ‘estándares de transformación’ del PCCh y no pasen las evaluaciones se les pueden prolongar sus condenas. En dichos casos, el Partido Comunista los mantendrá detenidos todo el tiempo que desee. Eso es peor que cumplir una pena de cárcel, la cual al menos es limitada».