Innumerables miembros de este nuevo movimiento religioso cristiano han sido colocados en la lista negra del Gobierno chino y son hostigados y perseguidos durante años, además de ser presionados para que renuncien a su fe.
por Lu Xiu
Una vez que son arrestados por practicar su fe, la mayor parte de los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) —el movimiento religioso más perseguido en China— son oprimidos durante el resto de sus vidas. Tan pronto como las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley en China registran y archivan sus nombres, los mismos son sometidos a vigilancia y control continuos. Al menos 26 683 miembros de la IDT fueron acosados en el año 2019: se recopilaron sus datos personales, fueron obligados a firmar «declaraciones de garantía» en las que renunciaban a su fe, se los fotografió y grabó en video por la fuerza, o fueron obligados a proporcionar sus datos biométricos, tales como huellas digitales o muestras de sangre o cabello.
Una miembro de la IDT procedente de la Región Autónoma Uigur de Sinkiang le dijo a Bitter Winter que, desde su detención acaecida en el año 2012, había sido continuamente vigilada y acosada por la policía. La policía a menudo le tomaba fotos y videos y le ordenaba que asistiera a ceremonias de izamiento de la bandera a diario y a clases de adoctrinamiento en la oficina del comité comunitario. La misma se encontró con numerosos obstáculos al momento de intentar obtener una licencia comercial, alquilar un lugar para vivir o viajar.
En el mes de junio, cuando regresó de Sinkiang a su ciudad natal, situada en la provincia central de Henán, la mujer fue inmediatamente convocada a una estación de policía local para ser interrogada. “Es sumamente arriesgado practicar tu fe en China. La policía me ha acosado implacablemente por la mía”, afirmó.
En la provincia sureña de Cantón, el 8 de abril, una miembro de la IDT fue visitada en su hogar por varios oficiales de policía, quienes la interrogaron acerca de su fe, presionándola para que renunciara a la misma a través del adoctrinamiento, y le advirtieron que no volviera a ponerse en contacto con otros miembros de la IDT. La mujer había sido arrestada a causa de sus creencias en el año 2014 y había sido sometida a un intenso adoctrinamiento durante más de dos meses. La misma ha sido vigilada desde entonces. A partir del año 2017, funcionarios gubernamentales la llaman o la visitan al menos una vez al año.
«Los funcionarios afirman que los que no renuncien a su fe no serán eliminados de las listas negras del Gobierno y continuarán siendo controlados y vigilados», explicó la creyente. Los mismos funcionarios le dijeron que, si renunciaba a su religión y dejaba de practicarla, su expediente podría ser eliminado de los archivos del Departamento de Seguridad Pública de la provincia y que no volvería a «ser molestada».
El hostigamiento y la persecución a largo plazo afectan negativamente la vida de los creyentes de la IDT: muchos se ven obligados a huir de sus hogares, mientras que otros se suicidan al ser incapaces de soportar la intimidación y las amenazas constantes. Algunos mueren inesperadamente como resultado del acoso policial.
Ambos miembros de una pareja procedente de la provincia nororiental de Jilin formaban parte de la IDT. La policía los había estado vigilando desde el 2003, año en el que fueron arrestados por primera vez por practicar su fe. En el mes de marzo, varios agentes de policía se presentaron en su hogar para acompañarlos hasta una estación de policía local y allí tomar muestras de su saliva. El esposo, de 67 años, estaba recibiendo un tratamiento intravenoso en el momento en el que llegó la policía. El trató de persuadir a los oficiales de que estaba demasiado enfermo como para ir a alguna parte, pero los mismos continuaron presionándolo. Después de poco tiempo, el hombre comenzó a sentirse débil y mareado y sus ojos se volvieron hacia atrás. En lugar de llamar a una ambulancia, los oficiales salieron del hogar para tomar una muestra de la saliva de su esposa. Cuando la misma regresó, su esposo ya estaba muerto.
La familia cree que el hombre aún estaría vivo si la policía no hubiera ido a acosarlo. «Mi suegro fue acosado hasta la muerte», le dijo la nuera del creyente fallecido a Bitter Winter.