Mientras millones de musulmanes se encuentran detenidos en los campamentos de Sinkiang, sus hijos son sometidos a una educación «sinizada» a miles de kilómetros de distancia de su hogar.
por Sun Kairui
Un grupo de estudiantes uigures procedentes de Sinkiang, hablando con fluidez el mandarín, ingresaban al aula de un colegio técnico profesional emplazado en Shaoxing, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Zhejiang. La escuela comenzó a aceptar jóvenes musulmanes procedentes de Sinkiang en el año 2011. En el año 2019 admitió a 186: los uigures representan el 70%, el resto son kazajos, kirguises y mongoles.
Un profesor de ética del colegio le dijo a Bitter Winter que, tras graduarse, los estudiantes «que escuchan al Partido y demuestran excelencia académica» son enviados de regreso a sus hogares para servir como oficiales de policía asistentes, funcionarios de la aldea o maestros bilingües en jardines de infantes o escuelas primarias.
En el pasillo del colegio, un cuadro de honor muestra la historia de un graduado uigur que fue asignado «al frente de trabajo de mantenimiento de la estabilidad de Sinkiang» para controlar a sus compatriotas musulmanes, y fue elogiado por su unidad por ser «un excelente oficial de policía asistente».
«Guiamos a los estudiantes de Sinkiang para que sigan al Partido Comunista cuando son enviados a estudiar aquí, tal y como lo exige expresamente el Estado», afirmó el profesor de ética, añadiendo que en su carácter de profesores «están cultivando sucesores socialistas para el Partido».
Además de estudiar el idioma chino, se le da prioridad a «la educación patriótica, a las clases sobre unidad nacional, a los ideales y creencias comunistas, y a la gratitud hacia el Estado».
«Si se les pregunta a los estudiantes quién les dio un bollo al vapor para comer, definitivamente responderán que el Partido Comunista», explicó el profesor. «Guiamos a los estudiantes para que aprendan a agradecerle al Partido y al Estado, diciéndoles que el dinero para comprar los ingredientes para ese bollo provino del Partido, lo cual es algo que su Dios del cielo no les puede proporcionar».
Los altos mandos les dicen a los profesores que la educación ideológica de los estudiantes de Sinkiang, tendiente a «hacerlos amar al país y al Partido», es una tarea política.
Una profesora de un colegio técnico profesional de la ciudad de Ningbo de Zhejiang le dijo a Bitter Winter que en lo que respecta a los estudiantes de Sinkiang, «la educación patriótica es una prioridad». Actualmente, la escuela acoge a 261 estudiantes procedentes de la ciudad de Kashi y de la prefectura de Aksu de Sinkiang.
«Materias tales como tecnología, cultura y otras son secundarias», explicó la profesora. «Lo más importante no es un buen conocimiento de estas materias, sino un excelente desempeño en las clases ideológicas, cumpliendo con los requisitos establecidos por el Partido Comunista Chino [PCCh]». La misma añadió que cada fin de semana, su colegio hace arreglos para que los estudiantes de Sinkiang asistan a conferencias sobre educación ideológica, para llevarlos a «bases educativas rojas» o para obligarlos a ver Xinwen Lianbo (cuyo significado literal es transmisión simultánea de noticias), producida por la Televisión Central de China. Al hacerlo, el objetivo del colegio es incorporar la educación patriótica no solo en el plan de estudios de los estudiantes de Sinkiang sino también en su vida diaria y «ayudarlos a desarrollar gradualmente un conocimiento de la nación china».
Además del implacable adoctrinamiento ideológico, cada movimiento de los estudiantes es estrictamente monitoreado y controlado. Viven en condiciones carcelarias, sus habitaciones, generalmente separadas de las de los estudiantes de etnia han, poseen seguridad adicional y la administración del colegio retiene las tarjetas de identidad de estos estudiantes y no se les permite viajar libremente. Tienen que estar «acompañados» por sus profesores, incluso cuando salen a hacer compras. Las creencias religiosas de los estudiantes también son uno de los objetivos principales del riguroso control. No se permite llevar a cabo actividades o rituales religiosos, usar velos ni rezar.
Un profesor de un colegio técnico profesional de Shaoxing le reveló a Bitter Winter que el Estado aboga por las comidas mixtas para los estudiantes, llamándolas «comidas étnicas», lo que significa que los musulmanes de Sinkiang tienen que comer carne de cerdo. «Esta es una tendencia general», añadió. «El objetivo principal del PCCh al traerlos aquí es ‘sinizarlos'».