Ya es suficiente: incluso los usuarios chinos de las redes sociales le dicen al PCCh que al menos en Estados Unidos se puede protestar contra la brutalidad policial. En China, los que protestan son enviados a la cárcel o les sucede algo aún peor.
por Han Sheng
Ante las críticas internacionales relacionadas con el coronavirus y la nueva Ley de Seguridad Nacional impuesta a los ciudadanos de Hong Kong, el Partido Comunista Chino (PCCh) aprovechó la muerte de George Floyd para lanzar una guerra propagandística contra Estados Unidos. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, tuiteó «No puedo respirar«, utilizando las últimas palabras de Floyd para criticar a Estados Unidos.
Pero los internautas chinos parecen negarse a ser convencidos por sus palabras. Citando la brutalidad de la policía china y las protestas en la Plaza de Tiananmén, algunos usuarios de Twitter le preguntaron a la Sra. Hua Chunying «si estaba respirando con fluidez». Algunos internautas incluso recopilaron videoclips que muestran la brutalidad de los agentes de policía y del personal de las fuerzas del orden en China continental, así como también imágenes de la brutalidad policial contra los manifestantes en Hong Kong. Los mismos criticaron la brutalidad policial desenfrenada bajo el Gobierno del PCCh, alegando que es ridículo y vergonzoso que el PCCh adopte un doble estándar, llamando «turbas» y «alborotadores» a los manifestantes de Hong Kong y China y aclamando a los que se manifiestan en Estados Unidos. Una gran cantidad de víctimas de la brutalidad policial en China incluso se ven privadas de la oportunidad de expresar sus quejas y obtener el apoyo de la sociedad.
Video: un oficial de policía en la ciudad china de Shenzhen se arrodilló sobre el cuello de una joven para que la misma «no pudiera respirar»:
Video: brutalidad de la policía china: «No puedo respirar»:
大陆老百姓:»我不能呼吸了!»
大陆警察无理殴打老百姓,用手扣住老百姓到脖子, 已经昏死过去还不肯放手, 早见义勇为的群众强烈谴责!!! pic.twitter.com/wRVzZqikcv— 北美壹哥 (@sunnycai138) June 2, 2020
Bitter Winter habló con un peticionario chino, quien cree que su padre murió tras haber sido torturado por la policía. Los agentes de policía involucrados nunca fueron acusados. El mismo afirmó que la familia había estado presentando peticiones durante 37 años, pero el caso de su padre nunca fue juzgado de manera justa. Su hermano mayor también murió en circunstancias sospechosas, su otro hermano mayor fue declarado «mentalmente enfermo» y toda su familia fue puesta bajo vigilancia utilizando la táctica de «culpa por asociación», lo cual dio lugar a la destrucción de la familia y a la pérdida de sus bienes.
«No ganaremos. Más bien, podríamos exponer a toda nuestra familia al riesgo de ir a la cárcel», afirmó el hombre, bajando la cabeza y encorvándose abatido. Para nombrarlo, a petición suya, utilizaremos el seudónimo «Zhang».
Brutales policías absueltos
Hace treinta y siete años, cuando todavía era menor de edad, Zhang y sus hermanos presenciaron la terrible muerte de su padre.
Tres días después de que su padre organizara una manifestación con sus compañeros aldeanos en defensa de sus derechos, funcionarios gubernamentales les pidieron a Zhang y a sus hermanos que visitaran a su padre en una sala de la agencia de interrogatorios. Allí, hallaron su cuerpo colgado de una ventana situada a un metro de altura, con una larga cuerda que pasaba por su cuerpo hasta tocar el suelo. Parecía haberse ahorcado, pero no vieron signos de congestión alrededor de su cuello. Al mirar más de cerca, notaron una laceración y un golpe en la cabeza, y tres cicatrices en la espalda probablemente causadas por pinzas de hierro.
Un infiltrado les dijo que, luego de que su padre fuera arrestado, durante las dos primeras noches se podían oír terribles gritos provenientes de la sala de interrogatorios donde estaba confinado. Todo quedó en silencio durante la tercera noche.
El tribunal determinó que su padre se había suicidado, a pesar de las pruebas que indicaban que había sido torturado. Todos los oficiales involucrados fueron absueltos y liberados.
En China, a los familiares de las víctimas de la brutalidad policial nunca se les dice la verdad, sin importar cuántos indicios de tortura puedan descubrir. La edición de los registros de vigilancia, la manipulación de los informes de las autopsias y la incineración de los restos de los fallecidos para destruir cualquier tipo de evidencia son hechos sumamente comunes. En tales casos, a las familias de las víctimas cada vez se les hace más difícil averiguar la causa de las muertes, llevar a los funcionarios públicos involucrados ante la justicia o luchar por una indemnización razonable.
37 años presentando peticiones
Desde entonces, Zhang y su familia se embarcaron en una gira de peticiones que duró 37 años, dando lugar a un desastre.
El hermano mayor de Zhang, quien había sido un peticionario activo, «cayó» al mar y se ahogó en un hermoso día cuando fue a pescar, en circunstancias altamente sospechosas. Los que han estado presentando peticiones durante años, no es raro que pierdan su vida en una «muerte accidental» o en «un accidente automovilístico«. Zhang todavía no puede creer que su hermano haya muerto accidentalmente.
Posteriormente, el hermano mayor sobreviviente de Zhang asumió la responsabilidad de continuar con la petición, pero fue confinado por la agencia de seguridad pública local en un hospital psiquiátrico tras una década de persistencia. Según el médico que lo atendió, una de las manifestaciones de su paranoica enfermedad mental fue el hecho de pedirle al Gobierno una exagerada compensación económica por la muerte de su padre.
«Tras regresar a casa al ser dado de alta del hospital psiquiátrico, mi hermano mayor comenzó a comportarse de manera extraña. Mientras cenaba, le temblaban tanto las manos que no podía sostener el tazón con firmeza ni utilizar palillos. Parecía haber perdido por completo la capacidad de trabajar», le dijo Zhang a Bitter Winter. Su familia sintió pena por el pobre hombre y le preguntó por qué había tomado la medicina provista por el hospital psiquiátrico. El mismo afirmó que, de hecho, le habían administrado la medicina por la fuerza, y que si se hubiera negado a hacerlo, los guardias lo habrían golpeado.
Acudieron a los medios de comunicación y no obtuvieron ningún tipo de resultado
Zhang continuó adelante con la petición, pero su abogado le dijo que había pocas esperanzas de ganar la demanda, a menos que pudiera presionar al Gobierno utilizando los medios de comunicación para atraer la atención pública.
Pero los medios de comunicación le pertenecen al Estado. Para atraer la atención de los mismos asistió a un evento público. Desafortunadamente, llamó la atención de la policía en lugar de la de los periodistas. Solo entonces, supo que había sido incluido en la lista negra del Gobierno. «Mi hija no podrá obtener un buen trabajo luego de graduarse. Eso es seguro», afirmó con frustración.
El mismo ha acumulado una deuda de 160 000 yuanes (alrededor de 22 700 dólares) tras años de presentar peticiones. Su madre murió de una enfermedad debido a la falta de dinero para someterse a un tratamiento adecuado. Todos los miembros de su familia han sido vigilados de cerca y su esposa se divorció de él, ya que no quería continuar viviendo una vida tan insoportable.
El hombre se sentía abrumado por la cruel realidad. «El mundo bajo el dominio del PCCh es sumamente oscuro», comentó, añadiendo que durante los últimos años en los que estuvo peticionando, llegó a conocer a muchas personas que compartían experiencias similares.
No, no sucede «lo mismo» en Estados Unidos
El de Zhang es un buen ejemplo de cómo llevar a los brutales oficiales de policía ante la justicia puede ser difícil en Estados Unidos, pero es imposible en China.
Tal y como comentaron algunos internautas, en los Estados Unidos, cuando hay brutalidad policial, al menos te permiten salir a la calle e incluso protestar frente a la Casa Blanca. Los medios de comunicación chinos controlados por el PCCh afirman que las protestas prueban que Estados Unidos se encuentra sumido en un estado de caos, mientras que, en realidad, muestran que la democracia se encuentra en pleno funcionamiento. En China, quienes protestan contra la brutalidad policial terminan en la cárcel, en un hospital psiquiátrico o incluso peor.
Como chino, estoy de acuerdo con el asesor de seguridad nacional de EE. UU. Robert O’Brien, quien comentó durante una entrevista con ABC News: «China, la diferencia entre nosotros y ustedes es que el oficial que mató a George Floyd, será procesado, investigado y tendrá un juicio justo».