Luego del cierre de emergencia a causa del coronavirus, los lugares de culto deben demostrarle lealtad al PCCh para que se les permita reabrir sus puertas. Las ceremonias de izamiento de la bandera son obligatorias.
por Han Sheng
Todos los lugares religiosos existentes en China permanecieron cerrados por más de cinco meses para evitar la propagación de COVID-19. El Templo Shaolin, emplazado en el Monte Song, en la provincia central de Henán, el sitio sagrado budista conocido como el «templo número uno bajo el cielo» y reconocido en todo el mundo por su escuela de artes marciales, no fue una excepción.
Ya que se suavizaron las restricciones relacionadas con el cierre de emergencia, se permitió su reapertura el 22 de junio, pero solo con la condición de que ese día se organizara una gran ceremonia de izamiento de la bandera nacional en la que se promoviera el patriotismo y se jurara lealtad al Partido Comunista Chino (PCCh); un requisito que todos los lugares de culto existentes en China deben aceptar si desean reanudar sus actividades en la era posterior al cierre de emergencia.
A las 9 de la mañana de ese día, Shi Yongxin, el abad del Templo Shaolin, acompañado por unos 100 discípulos, dirigió la ceremonia de izamiento de la bandera bajo la lluvia. Tras 1500 años de promover el budismo en China, el templo ha sucumbido a la política de «sinización» del PCCh, perdiendo gradualmente sus valores y responsabilidades originales.
«Es sumamente antinatural que monjes vistiendo túnicas tradicionales participen en una ceremonia de izamiento de la bandera como si fueran soldados», comentó un visitante del templo que presenció la reapertura celebrada el 22 de junio.
«Al estar estrictamente controlados por el Estado, las personas de fe deben acatar las órdenes del Partido», añadió otro visitante. «El Gobierno cree que hay demasiados creyentes, lo que considera una amenaza para su régimen».
Video: los monjes del Templo Shaolin acarrean una bandera nacional en un simulacro de marcha que recuerda a una ceremonia militar.
La prueba de «patriotismo» se ha convertido en un prerrequisito para que los lugares de actividad religiosa puedan reabrir sus puertas tras el cierre de emergencia. Incluso luego de que vuelven a abrir sus puertas, las actividades religiosas siguen estando prohibidas o estrictamente restringidas en nombre de la «prevención de la epidemia». No obstante, según el PCCh, los eventos patrióticos no están propagando el virus.
Al famoso templo de la peña de Nantai emplazado en Quanzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroriental de Fujian, se le permitió reabrir sus puertas el 21 de junio, pero solo si organizaba una ceremonia de izamiento de la bandera. Un empleado del templo afirmó que, dado que el Gobierno controla las religiones y exige demostrar lealtad al Estado, el lugar ahora debe celebrar ceremonias de izamiento de la bandera semanalmente y antes de que cada monje celebre una reunión o se lleve a cabo algún otro tipo de actividad religiosa. El templo no tiene otra opción que obedecer. El 2 de julio, antes de la celebración de una pequeña asamblea, el abad del templo tuvo que dirigir una ceremonia de izamiento de la bandera para un grupo compuesto por aproximadamente 30 budistas.
Video: la ceremonia de izamiento de la bandera celebrada en el templo de la peña de Nantai el 2 de julio.
La Agencia de Asuntos Religiosos de Quanzhou también exige que los lugares religiosos locales exhiban la bandera nacional durante toda la semana, sin importar el clima: la deben izar los lunes y arriar los viernes. La bandera debe mantenerse en perfectas condiciones: sin descoloramientos ni daños.
El 30 de junio, en la víspera del 99.° aniversario de la fundación del PCCh, el Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés) de la ciudad de Qingdao, en la provincia oriental de Shandong, reunió a varios monjes en el Templo de Zhanshan para que vieran La fundación de un partido, una película sobre la historia del PCCh. «En el templo aún están prohibidas la promoción del budismo y la mayor parte de las actividades religiosas», explicó uno de los monjes del templo, añadiendo que ni siquiera se les permite reunirse para los tradicionales cantos matutinos y vespertinos.
A fines de junio, el UFWD de la ciudad les exigió a los imanes de algunas mezquitas estatales emplazadas en la ciudad de Liaocheng de Shandong que «conmemoraran el aniversario del Partido» y organizaran a los creyentes para celebrar una ceremonia de izamiento de la bandera el 1 de julio, a pesar de que las reuniones religiosas continúan estando prohibidas.
“Todas las mezquitas, iglesias y templos emplazados en la ciudad de Linqing administrada por Liaocheng se vieron obligados a celebrar ceremonias de izamiento de la bandera; algunas de ellas tuvieron más de 100 asistentes. ¿No es eso una reunión?”, preguntó un musulmán local cuestionando el razonamiento oculto detrás de los reglamentos gubernamentales.