Dos cristianas de Sinkiang fueron detenidas el año pasado y su familia sigue siendo hostigada y vigilada las veinticuatro horas del día.
por Li Zaili
En septiembre del año pasado, policías de la brigada local de seguridad nacional entraron por la fuerza en la casa de Ma Yi (pseudónimo), de 74 años. Encontraron textos religiosos en la casa y se llevaron detenida a la anciana. Tres días después su hija, Zhang Ling (pseudónimo), también fue detenida.
Ambas mujeres pertenecen a la Iglesia de Dios Todopoderoso, un nuevo movimiento religioso cristiano chino, que está entre los principales objetivos de persecución religiosa en China.
La Sra. Zhang ya había sido detenida en 2012. Acababa de cumplir su condena de 4 años de prisión por sus creencias cuando fue detenida de nuevo en 2017 por el mismo motivo. Pasó otros diez meses en prisión y actualmente está bajo custodia en un campamento de transformación por medio de educación.
El esposo de la Sra. Yi ha intentado conseguir su liberación, incluso ofreciendo sobornos, pero le han dicho que los creyentes son objetivos primarios de vigilancia del gobierno y no pueden ser liberados bajo fianza. El año pasado, fue a la policía y solicitó ver a su esposa. Le ofrecieron un trato: llevar a cabo el trabajo ideológico del Partido y asegurarse de que su esposa informase a la policía sobre los líderes de la iglesia. No logró convencer a su esposa y, desde entonces, no la ha visto.
Ahora, las autoridades también lo mantienen bajo vigilancia. Algunos funcionaros van a su casa a diario para hacer fotografías y seguir sus movimientos. Está angustiado por la vigilancia continua. “Tengo casi 80 años y me vigilan todos los días como si fuera un criminal”, indicó.