La cantidad de templos clausurados o demolidos en esta ciudad de Sichuan durante un corto período de tiempo ha provocado que los residentes teman un resurgimiento de la Revolución Cultural.
por Huang Tianyi
Según información recientemente recibida, entre febrero de 2018 y septiembre de 2019 se clausuraron al menos 160 lugares de actividad budista y taoísta emplazados en Luzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroccidental de Sichuan. La campaña represiva fue puesta en marcha inmediatamente después de que entraran en vigor los nuevos Reglamentos sobre asuntos religiosos.
Para eliminar cualquier posibilidad de reapertura, los funcionarios gubernamentales ordenaron bloquear las puertas y ventanas de algunos lugares.
Las personas a cargo de los templos reprimidos no fueron informadas sobre los inminentes cierres. «Me enteré por medio de mi vecino que mi templo había sido clausurado por funcionarios gubernamentales, los cuales se dirigieron al lugar por la noche para sellar las puertas con tiras de papel», le dijo a Bitter Winter el director de un templo budista emplazado en el condado de Hejiang administrado por Luzhou.
Un residente del poblado de Baisha, en Hejiang, afirmó que su templo fue clausurado el día en el que se celebró una feria de condado y la mayoría de las personas no estaban en sus hogares. Algunas personas informaron haber visto a funcionarios gubernamentales destruyendo una estatua de Bodhisattva que se encontraba situada en el templo.
Por lo menos 75 lugares budistas y taoístas fueron clausurados en el condado de Lu —la mayor cantidad de templos reprimidos en los cuatro condados administrados por Luzhou—. Algunos templos fueron demolidos y sus estatuas destrozadas.
Algunos de los templos clausurados eran antiguos, contando con una historia de cientos de años. En abril del año pasado, el Gobierno del poblado de Hejiang, situado en el condado del mismo nombre, clausuró el Templo de Qingfo, un antiguo templo reconstruido que solía llamarse Templo de Shuiye. Los funcionarios locales anunciaron que debía hacerse ya que «quemar incienso para adorar a Buda es probable que provoque incendios y resulte en víctimas». El edificio había sido reparado en el año 2015, con la aprobación de la Agencia de Construcción Urbana. Su entrada, ventanas y quemador de incienso han sido bloqueados con ladrillos.
El Templo de Damian original, el cual se llamaba Templo de Yunqing en ese entonces, emplazado en el poblado de Tai’an del distrito de Jianyang de Luzhou, fue construido durante el reinado del emperador Shaoxing (1107-1187) de la dinastía Song del Sur. Fue registrado en el año 2003, pero fue clausurado en noviembre de 2018 y todos los monjes que vivían en el mismo fueron expulsados.
Según una gran cantidad de budistas, la actual campaña gubernamental tendiente a reprimir a las personas de fe es sumamente despiadada, dando lugar a represiones y demoliciones de lugares de culto. Numerosos creyentes son intimidados, maltratados e incluso arrestados. Para los residentes de edad avanzada de China, esto es una reminiscencia de la Revolución Cultural, cuando todo lo que no era compatible con el Partido Comunista Chino (PCCh) era catalogado como ilegal y brutalmente reprimido.
«En la memoria de muchos chinos, la palabra ‘campaña’ significa liquidación política, violencia sangrienta, radicalismo ultraizquierdista e ilegalidad», comentó un maestro local. «Muchos utilizan esta palabra para describir la actual persecución religiosa, ya que Xi Jinping ha despertado el temor de que regrese la era de Mao Zedong».
A lo largo de los años de gobierno de China, el Partido Comunista ha puesto en marcha cientos de campañas políticas, económicas y culturales a nivel nacional, las cuales han resultado en la muerte de decenas de millones de personas. Durante la primera purga política implementada tras el establecimiento de la República Popular, la campaña para suprimir a los contrarrevolucionarios, puesta en marcha en marzo de 1950, dio lugar al encarcelamiento de al menos 1,3 millones de presuntos enemigos del Estado y a la ejecución de más de 710 000. Algunos estiman que fueron muchos más.