Informes procedentes de varias fuentes confirman que los detenidos han sido transferidos a dos prisiones, se encuentran aislados de los demás, y varios han sido golpeados y permanecen retenidos en confinamiento solitario.
por Jiang Tao
Con hasta 3 millones de uigures y otros musulmanes étnicos retenidos en campamentos de transformación por medio de educación emplazados en Sinkiang, los centros de detención en la región han estado hacinados durante mucho tiempo. La creciente condena internacional y la preocupación mundial por las graves violaciones de los derechos humanos acaecidas en Sinkiang obligaron al Partido Comunista Chino (PCCh) a trasladar en secreto a una gran cantidad de detenidos a otras provincias para encubrir sus delitos. Los musulmanes detenidos habían sido previamente transferidos a la vecina provincia de Gansu, a la Región Autónoma de Mongolia Interior, y a las provincias de Heilongjiang y Shaanxi.
Según una fuente procedente de una de las cárceles de Henán donde se han trasladado a los detenidos procedentes de Sinkiang, los uigures se encuentran aislados de otros prisioneros. La mayor parte de ellos permanecen recluidos en régimen de aislamiento y son frecuentemente golpeados.
«Estos uigures se encuentran detenidos por separado en las denominadas ‘áreas de prisión de alto riesgo’, con esposas y grilletes las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Los guardias de la prisión pueden dispararle en cualquier momento a cualquier persona que consideren desobediente”, explicó. “Estos uigures pasarán el resto de sus vidas en la cárcel sin ser juzgados, procesados o sentenciados. Están condenados a morir en la cárcel».
Una persona familiarizada con el asunto que solicitó no ser nombrado afirmó que antes de que estos uigures fueran transferidos, la prisión sufrió transformaciones intensivas, desde cambios en el equipamiento hasta en las reglas y regulaciones, y los guardias de la prisión debieron someterse a una capacitación especializada. Desde que los uigures detenidos fueron trasladados, la prisión ha estado continuamente en alerta máxima, y el número de guardias también ha aumentado.
Al igual que con otros traslados similares procedentes de Sinkiang informados por Bitter Winter, toda la información es altamente confidencial, las autoridades hacen todo lo posible para ocultar que los uigures se encuentran detenidos en estas prisiones, y no hay señales que identifiquen desde el exterior a la instalación como una prisión. El personal penitenciario es obligado a firmar acuerdos de confidencialidad y no se les permite revelar nada sobre su trabajo a nadie, incluyendo a sus parientes más cercanos.
De acuerdo con el documento confidencial emitido en el mes de abril, titulado: “Opiniones sobre el fortalecimiento y mejora del trabajo penitenciario”, sobre el que Bitter Winter informó a principios de esta semana, las cárceles de China deben intensificar el trabajo de «desradicalización» y tratar estrictamente a «los delincuentes que ponen en peligro la seguridad nacional».
Los uigures, los miembros de los grupos religiosos catalogados como xie jiao y otros «criminales» a los ojos del PCCh, deberán ser «reeducados» en las cárceles, obligándolos a admitir su culpa y a arrepentirse a través de presión psicológica que debería «reformar a los criminales para que tengan un carácter saludable». Los mismos deben estudiar el “Pensamiento del presidente Xi Jinping sobre socialismo con características chinas para una nueva era”, el cual reformará a los reclusos y los convertirá en «ciudadanos que se identificarán ideológica y emocionalmente con el liderazgo del partido», así como también con la nación y la cultura chinas, y con «la senda del socialismo con características chinas». Todo esto en nombre de «la lucha contra el terrorismo y el mantenimiento de la estabilidad».