Durante el año pasado, tanto el budismo como el taoísmo fueron fuertemente reprimidos en dicha provincia suroccidental, numerosos templos fueron clausurados o demolidos y se destruyeron símbolos religiosos y estatuas.
por Yao Zhangjin
En la ciudad de Neijiang se clausuraron más de 330 lugares y se demolieron 49
El Gobierno de Neijiang, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroccidental de Sichuan, ha estado clausurando templos budistas y taoístas a gran escala desde marzo de 2019. Según la información obtenida, en la ciudad se clausuraron más de 330 lugares, de los cuales por lo menos 49 fueron posteriormente destruidos. Se destruyeron las estatuas existentes en 95 templos y se tapiaron las puertas de 98.
El 10 de septiembre, oficiales de policía convencieron a un monje budista que vivía en el templo de Fojiao, emplazado en el distrito de alta tecnología de Neijiang, para que acudiera a la estación con el pretexto de aclarar formalidades a seguir para la obtención del certificado de registro de actividad religiosa del templo. Al mismo tiempo, el Gobierno local envió personas para que destruyeran las estatuas existentes en el lugar de culto. El templo fue demolido una semana después. Todo lo que se encontraba dentro del mismo quedó enterrado bajo los escombros y, a causa de ello, el monje perdió su hogar.
A mediados de noviembre, 34 estatuas de bodhisattvas que se encontraban situadas en el templo budista de Maoerzhai emplazado en el poblado de Songjia del condado de Zizhong fueron destruidas, y una estatua de Buda de 8 metros de altura fue sellada. El nuevo templo de Guanyinge emplazado en la aldea de Guanyin, administrada por el poblado de Peilong del condado, sufrió represalias a manos de las autoridades a pesar de haber pagado anualmente las cuotas exigidas por la Agencia de Asuntos Religiosos.
«Funcionarios del Gobierno del condado amenazaron con demoler nuestro templo con una excavadora si nos negábamos a quitar las estatuas de Buda», explicó un anciano budista, añadiendo que para salvarlas, el encargado tuvo que sellar la puerta del mismo.
Según se informa, la mayor parte de los templos fueron clausurados bajo el pretexto de no haber sido aprobados por el Estado. Los empleados gubernamentales que supervisaron la demolición del Templo del Dios de la Tierra, emplazado en el poblado de Guanyintan del condado de Weiyuan, llevada a cabo en el mes de septiembre, le dijeron a la congregación que cualquier grupo religioso que no estuviera oficialmente aprobado era considerado un xie jiao y, debido a ello, no tenía permitido efectuar actividades religiosas.
Incluso los templos que poseen una historia milenaria son demolidos
Al menos una docena de templos fueron destruidos en la ciudad a nivel de prefectura de Mianyang. Entre ellos, dos templos emplazados en el poblado de Lexing, administrado por el distrito de Anzhou de la ciudad, que habían sido construidos hacía mil años, fueron destruidos durante la Revolución Cultural y luego reconstruidos, solo para ser nuevamente reprimidos en el mes de noviembre.
Un creyente local le dijo a Bitter Winter que los empleados gubernamentales habían afirmado que era política del Partido Comunista Chino (PCCh) demoler templos y estatuas, y que quien se interpusiera en su camino podría ser encarcelado. En los dos templos se destruyeron, a altas horas de la noche, un total de más de 70 estatuas de bodhisattvas y también se demolieron sus salas principales.
El templo budista de Puzhao emplazado en la ciudad a nivel de prefectura de Meishan, también poseía una historia que abarcaba mil años. Aproximadamente 500 budistas locales le suplicaron al Gobierno que salvara el templo luego de enterarse de que el mismo iba a ser demolido. Haciendo caso omiso de las súplicas, el templo fue demolido el 29 de julio por ser considerado un lugar de culto «no autorizado».
El templo budista de Puti emplazado en el distrito de alta tecnología de Mianyang poseía una historia de más de cuatrocientos años. El 18 de octubre, más de 20 personas, entre los que se incluían empleados gubernamentales y policías especiales, sacaron a rastras del templo a cuatro ancianos budistas que intentaban salvarlo. Un funcionario los amenazó con matarlos a golpes si continuaban resistiéndose. Posteriormente, llevaron una excavadora al lugar para derribar el templo. Cincuenta estatuas de bodhisattvas y todas las pertenencias de los budistas quedaron enterradas bajo los escombros.
«Mientras el templo era demolido, lloré tan desconsoladamente que apenas podía ver», recordó con tristeza un budista de aproximadamente ochenta años.
El 5 de agosto, decenas de estatuas de bodhisattvas que se encontraban situadas en un templo emplazado en el distrito de Fucheng de Mianyang fueron destruidas. Posteriormente, el templo también fue demolido y el Gobierno alegó que el terreno en el cual se hallaba situado le había sido prometido a inversores. Un budista local explicó que el templo había sido construido a un costo de más de 900 000 yuanes (más de 127 000 dólares), los cuales habían sido recolectados por los creyentes, pero que a los mismos no se les había dado ni un solo centavo a modo de compensación.
Otro templo que se encontraba emplazado en el distrito fue demolido el 14 de junio. «Los funcionarios gubernamentales confiscaron 20 000 yuanes [más de 2800 dólares] procedentes de las donaciones antes de demoler el templo, actuando como si fueran una banda de ladrones», le dijo a Bitter Winter una persona que frecuentaba el templo.
Veintiún estatuas de arhats que se encontraban situadas a lo largo de las escaleras del templo budista de Luohan emplazado en Mianyang, fueron demolidas por orden de la Agencia de Asuntos Religiosos local el 27 de septiembre. Según se informa, las mismas acababan de ser instaladas.
«Los empleados gubernamentales actúan como jefes supremos que no pueden ser llevados ante la justicia», comentó con ira un budista local. «El PCCh es el mal que eventualmente será castigado».