«Tan malvado como la mafia», afirman los devastados budistas y taoístas sobre el Gobierno chino, luego de que numerosos templos emplazados en la provincia fueran reprimidos a fines del 2019.
por Wang Yichi
Peor que la Revolución Cultural
El Templo de Shengshou emplazado en Xingyang, una ciudad a nivel de condado de la ciudad de Zhengzhou, en Henán, fue originalmente construido en el año 1048 durante el reinado del emperador Renzong de Song (1010-1063). El templo budista fue destruido durante la Revolución Cultural y reconstruido en el año 2012 a un costo de cientos de miles de dólares, los cuales habían sido recaudados por los residentes en el año 2009. El mismo fue demolido por segunda vez a fines del 2019 luego de que funcionarios gubernamentales declararan que el templo era «una construcción ilegal». Las autoridades chinas a menudo utilizan pretextos similares y de otro tipo para tratar de ocultar el hecho de que los lugares de culto son destruidos debido a la persecución religiosa vigente.
El 30 de diciembre, el Gobierno de la ciudad de Xingyang envió a más de 70 empleados y estableció tres puestos de control a lo largo de la carretera que conducía al templo, bloqueando el tránsito de vehículos y peatones, a fin de evitar que los fieles obstaculizaran el proceso de demolición. Poco después, todo el templo, incluidas numerosas estatuas budistas y otros artículos religiosos valiosos, fueron convertidos en escombros.
«El templo fue construido contando con la aprobación del Gobierno, el cual en ese momento alentó a las masas a colaborar con la construcción del mismo», le dijo un budista local a Bitter Winter. “Ahora ordenaron demolerlo. ¡Esto es realmente un desperdicio de mano de obra y de recursos!”.
Según una fuente, a principios de noviembre, el Gobierno local le había ordenado al administrador del templo que demoliera un dormitorio para monjes recientemente construido y una sala de canto, y que quemara todos los libros del venerable maestro Chin Kung. Los 16 budistas que vivían en las instalaciones del templo fueron expulsados.
Video: El Templo de Shengshou está siendo demolido.
«El Gobierno actual está haciendo cosas malvadas, incluso peores que durante la era de Mao Zedong», se lamentó un fiel local.
Declararle lealtad al PCCh no ayuda
El 26 de octubre, el Templo de Hongfu emplazado en el poblado de Jicheng del nuevo distrito de Zhengdong de Zhengzhou fue demolido por «ocupar ilegalmente el terreno en el que estaba situado».
Un budista local le dijo a Bitter Winter que el templo había sido construido en un terreno baldío alquilado por su director en el año 2008. Al completarse la construcción, el director del templo izó la bandera nacional y colocó en el mismo carteles con las citas del presidente Xi Jinping para mostrarle lealtad al Partido Comunista Chino (PCCh).
Esto no salvó el templo. Diez días antes de la demolición, miembros del personal gubernamental llevaron al director hasta la estación de policía local, donde los oficiales lo amenazaron con mantenerlo detenido hasta que firmara una declaración en la que prometiera cooperar incondicionalmente con la demolición del templo por parte del Gobierno. No tuvo más remedio que llegar a un acuerdo.
«Cooperación incondicional con el Gobierno significa que no se pueden tomar fotos de la demolición, no se pueden poner en marcha negociaciones y no se puede exigir ningún tipo de compensación», explicó con impotencia un budista local. «Este es el comportamiento típico del Gobierno del PCCh».
«El Partido Comunista es tan malvado como la mafia», afirmó un fiel local. «Bajo la tiranía de estos bandidos modernos, ni siquiera los sagrados templos budistas pueden disfrutar de la paz».
Un destino similar experimentó el templo taoísta de Baiyitang emplazado en la ciudad de Xuchang de Henán. El templo había sido construido durante el reinado de Guangxu (1871-1908), el undécimo emperador de la dinastía Qing (1636-1912), y fue demolido por orden del Gobierno local el 10 de octubre.
El 12 de noviembre, otro templo taoísta que contaba con una historia de más de 500 años también fue demolido.
El templo budista de Changshan, situado en la ciudad a nivel de prefectura de Suizhou de Hubei, una provincia adyacente a Henán, fue demolido a fines de noviembre. Dado que la responsable del templo se había negado a firmar la declaración en la que aceptaba destruir el templo en el mes de septiembre, los funcionarios gubernamentales la amenazaron con destituir a su hijo del cargo público que ocupaba. Luego la mantuvieron retenida durante cuatro días en un edificio gubernamental hasta que la mujer se rindió.