En Sinkiang continúa habiendo una campaña masiva contra el islam. Se han demolido las mezquitas que los musulmanes de la zona han construido con años de esfuerzo y se ha arrestado tanto a los imanes como a los manifestantes.
por Li Zaili
Entre febrero y mayo de 2018, varios imanes del pueblo de Hongxing, de la ciudad-condado de Wusu fueron arrestados y muchas mezquitas han sido demolidas. Aquellos musulmanes que se manifestaron en contra de las demoliciones fueron arrestados y enviados a campamentos de transformación por medio de educación.
Tres imanes arrestados todavía están detenidos
A finales de febrero, la policía arrestó al imán Ma, de 80 años, y al imán llamado Sha, ambos de Hongxing. Hasta el día de hoy, sus familias desconocen su paradero. A la esposa de Ma solo le han dicho que está detenido en algún lugar en un campamento de transformación por medio de educación. Según un habitante de la zona, el centro de “educación” en el que mantienen a Ma, alberga a más de 2000 detenidos a los que se está “reeducando” a la fuerza. Los guardias les obligan a practicar a diario la escritura china (su lengua nativa no es el chino).
Estas “clases de estudio” están estrictamente reguladas. A los internos se les prohíbe hablar entre ellos y, de hecho, ni siquiera se les permite ir juntos al baño.
Se cree que en julio de 2017, arrestaron al hijo de Ma, quien es también un imán, y que sigue detenido.
Mezquitas demolidas
Bitter Winter ha sabido que el Gobierno ha demolido varias mezquitas del grupo 6 de la aldea de Qingnian, del grupo de Caoyuan, del grupo de Buerzeng y de otras localidades de Hongxing.
Una tarde en marzo de 2018, el líder local del grupo 6 de Hongxing, fuerzas especiales del Gobierno apostadas en el pueblo, la policía local de Hongxing y los miembros del Partido Comunista del pueblo se reunieron delante de una mezquita recién construida. Traían un cargador frontal y una excavadora, y las dirigieron directamente contra la mezquita haciendo que los residuos del hormigón armado cayesen en un dique fluvial cercano. No explicaron al imán lo que estaba pasando ni siquiera cuando ya habían empezado a demoler la mezquita. La policía amenazaba a los transeúntes del pueblo: “Si alguien se atreve a denunciar, los enviaremos junto a sus padres e hijos a ‘estudiar’ en el centro de detención de la ciudad-condado de Wusu”.
Un musulmán de la zona dijo que su comunidad había reunido 60 000 yuanes para empezar a edificar la mezquita nueva y que la construcción les había costado, en total, cerca de 200 000 yuanes. No recibieron ayuda económica externa para ello. En cuanto la mezquita estuvo terminada, y antes de que los fieles tuvieran una oportunidad para utilizarla, el Gobierno la demolió.
Una noche a finales de marzo, a las 10 de la noche aproximadamente, las autoridades demolieron la mezquita de la aldea de Qingnian, en Hongxing. Ya estaba oscuro afuera cuando de repente uno de los habitantes del pueblo, el señor Hong, oyó un ruido atronador, los cables eléctricos de su tejado empezaron a vibrar violentamente y le siguió un ruido ensordecedor. El Sr. Hong miró por la ventana de su casa y vio una excavadora destruyendo la mezquita. Quince días después, el Secretario del pueblo llevó otra excavadora para terminar la demolición.
Tres personas arrestadas por grabar los hechos siguen detenidas
Otro habitante del pueblo informó que, cuando tres jóvenes de Hongxing se enteraron de que iban a demoler la mezquita, decidieron grabar con sus teléfonos móviles cómo estaba antes de la demolición. No sabían que esto era ilegal. Sin embargo, la policía de Hongxing sospechó que hacían la grabación para enviarla al extranjero, arrestó a los jóvenes y los llevó a la ciudad-condado de Wusu. No les han puesto en libertad hasta la fecha.
Además, las familias de los tres jóvenes están bajo la vigilancia de las fuerzas especiales del Gobierno. Les obligan a participar en la ceremonia de izado de la bandera y a asistir a cursos de “reforma del pensamiento”. Si no acuden, el cuadro del pueblo acudiría inmediatamente a sus casas para investigar.
Según un musulmán de la zona, se ofrecen recompensas a quienes informen sobre reuniones de oración no autorizadas. Si alguien descubre en activo a cualquiera de las “tres fuerzas del mal” (que para el Partido Comunista Chino (PCCh) son el separatismo, el terrorismo y el “extremismo religioso”), o detecta a individuos “de dos caras”, que dicen apoyar a Marx y Lenin mientras tienen a Alá en su corazón, debe informar inmediatamente a las autoridades sobre los “infractores”.
Estas medidas generan un resentimiento considerable entre la población musulmana, aunque solo algunos se atreven a protestar abiertamente por miedo a que les arresten y les internen en los temidos campamentos de transformación por medio de educación.
(Todos los nombres son pseudónimos.)