Funcionarios gubernamentales clausuraron celebraciones de la misa de Navidad en la Arquidiócesis de Fuzhou, utilizando el pretexto de que lo hacían para «mantener la estabilidad».
Solo se necesitó una frase de un himno antes de que un sacerdote se viera obligado a dar por finalizada una misa navideña. Esto sucedió gracias a las clausuras que se están llevando a cabo de lugares de reunión pertenecientes a la Iglesia Católica Clandestina en la Arquidiócesis de Fuzhou, en la provincia china suroriental de Fujian.
Durante la temporada navideña, las autoridades chinas allanaron y reprimieron a tres iglesias católicas clandestinas emplazadas en Fuzhou. Y el día de Navidad, más de 1000 creyentes fueron expulsados de una misa que se estaba celebrando en una iglesia emplazada en la calle Zhongting de la ciudad de Fuzhou.
«¿Por qué han venido aquí al anochecer? Salgan, salgan. No pueden celebrar una misa. No pueden ingresar», les dijeron miembros del personal de la oficina subdistrital a los creyentes. «En primer lugar, no deberían estar haciendo esto».
Luego de decir lo anteriormente mencionado, ocho policías irrumpieron en la iglesia, gritándoles a los miembros de la congregación que se hallaban en el lugar y amenazándolos con cortar la electricidad. Fue una amenaza que rápidamente cumplieron, dejando a la iglesia sumida en una oscuridad total.
Miembros del personal de la oficina subdistrital están dispersando a los creyentes:
Luego de que los creyentes fueran dispersados, llegó alguien que parecía ser el jefe de la oficina subdistrital, preguntando si el sacerdote había celebrado una misa, a lo que un engreído funcionario que había participado en la expulsión de los creyentes de la iglesia respondió con orgullo que no era así, que no había podido celebrarla porque él había intervenido y había llamado a la policía. «Hemos hecho lo que la Brigada de Seguridad Nacional debería haber hecho [refiriéndose a no permitir que la iglesia llevara a cabo actividades navideñas]», dijo el funcionario.
En la víspera de Navidad, las autoridades del poblado de Gushan, bajo la jurisdicción de la ciudad de Fuzhou, movilizaron a aproximadamente 100 oficiales auxiliares de la policía comunitaria y a más de 100 oficiales de la policía especial para que vigilaran la Sala de Oración Católica de Haiyan y evitaran que se celebrara un servicio de culto allí. Los mismos rodearon la sala de reuniones con cinta policial, cubriendo una distancia de decenas de metros. Según testigos, debido a la gran cantidad de personas que deseaban asistir a la misa de Nochebuena, las autoridades habían distribuido tarjetas de admisión especiales para poder ingresar a la iglesia, limitando el número de fieles a aproximadamente 300.
Un miembro de la Iglesia le dijo a Bitter Winter que la mitad de los asientos que se hallaban dentro de la misma habían sido removidos y que en cada fila de sillas solo podían sentarse ocho personas. Durante la misa, los funcionarios entraban continuamente a la iglesia para inspeccionar y tomar fotos. Esa noche, solo se permitió la celebración de una misa.
Antes de que sucediera todo esto, la Iglesia Católica Comunitaria de Nanhu emplazada en la ciudad de Fuzhou, la cual previamente había sido allanada y acosada, también tuvo que soportar restricciones durante el período navideño. Las autoridades cancelaron todas las reuniones y los eventos que se iban a llevar a cabo en la víspera de Navidad y el día de Navidad, utilizando el pretexto de que lo hacían para «mantener la estabilidad».
Estos incidentes confirman que el acuerdo firmado entre el Vaticano y China en el año 2018 no está conduciendo a una mayor apertura hacia las comunidades católicas de la llamada Iglesia Católica Clandestina. El Partido Comunista Chino (PCCh) simplemente les exige unirse a la Iglesia Católica Patriótica, y algunas veces ni siquiera esto es suficiente para evitar restricciones y hostigamiento.
Informado por An Xin