Numerosos creyentes surcoreanos están empacando sus cosas y se preparan para volver a sus hogares a fin de librarse de la persecución y el acoso constantes llevados a cabo por el PCCh a causa de su fe.
por Li Mingxuan
«En ningún otro lugar en el que he estado he encontrado tanta persecución como en China. Hay cámaras de vigilancia por todas partes. No existe la libertad personal», le dijo a Bitter Winter un presbítero perteneciente a los testigos de Jehová procedente de Corea del Sur, intentando resumir su experiencia de más de diez años viviendo en China.
El mismo llegó a la provincia oriental de Shandong hace más de una década para dedicarse a la obra misionera. Este año, decidió regresar a su país de origen. Afirmó que, al igual que otros testigos de Jehová procedentes del extranjero, trataría de perseverar hasta fin de año. Actualmente, se está preparando para vender su departamento antes de mudarse.
A mediados de agosto, le pidió a otro creyente local que guardara algunos de sus libros religiosos y discos compactos, ya que temía que pudieran ser utilizados para deportarlo si la policía los encontraba en su hogar. No deseaba deshacerse de los libros, después de todo, los había utilizado para predicar en Shandong durante la última década.
El motivo principal por el cual tomó dicha decisión fue la intensificación de la represión contra los movimientos y grupos religiosos procedentes del extranjero. Luego de que el año pasado, el Departamento de Trabajo del Frente Unido y el Ministerio de Seguridad Pública emitieran conjuntamente el Plan de trabajo a nivel nacional de la operación especial para investigar y lidiar con la infiltración cristiana extranjera según la ley, las autoridades de toda China comenzaron a reprimir ininterrumpidamente a los testigos de Jehová y a otros grupos religiosos, tales como las iglesias cristianas surcoreanas.
Debido a las medidas represivas, cada vez son más los testigos de Jehová procedentes del extranjero arrestados y deportados. En el mes de mayo, un presbítero perteneciente a los testigos de Jehová fue deportado de regreso a su país de origen desde la ciudad de Qingdao de Shandong luego de que la policía lo rastreara durante una investigación relacionada con la religión. Como regla general, según los testigos de Jehová, en China, los misioneros deportados tienen prohibido regresar al país durante un plazo de cinco años, pero los presbíteros de la iglesia tienen prohibido el ingreso de manera permanente.
«Para evitar ser rastreados y arrestados por el Partido Comunista Chino (PCCh), hemos instalado varias ‘capas’ para ingresar a nuestro lugar de reunión. En primer lugar, hay una puerta de seguridad, luego, grandes paneles de espuma adjuntados a la misma, y además, una partición plegable oculta la puerta”, afirmó el presbítero surcoreano mientras explicaba algunas de las medidas de seguridad que tuvieron que implementar. “Durante nuestras reuniones, mantenemos las ventanas bien cerradas y colocamos varias capas de cortinas. Además, no podemos reunirnos en el mismo lugar durante mucho tiempo y debemos cambiar los lugares donde celebramos las reuniones cuantas veces sea necesario. A menudo tenemos poco tiempo para reunirnos ya que no sabemos dónde se llevará a cabo la reunión. Desde enero, nuestro lugar de reunión ha sido cambiado más de una docena de veces».
Como parte de sus costumbres, las mujeres testigos de Jehová usualmente usan faldas largas para expresar su devoción a Dios. En el tenso y hostil ambiente de China, las mujeres comenzaron a usar pantalones durante las reuniones. De esa manera, si la policía se dirige al lugar donde se está llevando a cabo la reunión para arrestar a los participantes de la misma, no necesitan cambiarse de ropa y pueden huir de inmediato; éste es uno de los muchos trucos que se vieron obligados a aprender para sobrevivir siendo testigos de Jehová en China.
Una testigo de Jehová procedente de Corea del Sur que también vive en Shandong, le dijo a Bitter Winter que tras ver cómo misioneros extranjeros que conocía eran deportados, uno tras otro, ella y su esposo se habían vuelto más cautelosos en su vida diaria.
“Cuando necesitamos comprar una tarjeta SIM o alquilar un apartamento, les pedimos a creyentes locales que lo hagan por nosotros. Cuando miembros del personal de administración de propiedades llaman a nuestra puerta, no nos atrevemos a abrirla. Queríamos tomar el metro ni bien fue inaugurado, pero luego de escuchar que se verifican las identificaciones, nos desanimamos”, afirmó. «Cada día, cuando abrimos los ojos y vemos que todo está bien, le agradecemos a Dios».
“En una ocasión, fui a la estación de autobuses para recoger a un amigo y una persona uniformada me interrogó y me fotografió. En ese momento me sentí aterrorizada al pensar que era un oficial de policía. Más tarde supe que era un guardia de seguridad. Fue aterrador, pero no estaba en peligro», afirmó aún con temor mientras relataba su experiencia.
Los testigos de Jehová que viven en otras partes de China también enfrentan los mismos peligros. En la ciudad de Cangzhou de la provincia norteña de Hebei, un miembro de la organización, nacido en China, le contó a Bitter Winter que el pasado mes de mayo, cinco predicadores surcoreanos pertenecientes a un mismo lugar fueron arrestados y deportados, y otros fueron hostigados por las autoridades. El creyente también reveló que, para evadir la vigilancia gubernamental, los creyentes comenzaron a utilizar teléfonos públicos para contactarse entre sí. En sus teléfonos móviles no indican nombres reales en las listas de contactos, y nunca responden llamadas de números desconocidos.
“Ahora mantenemos nuestras reuniones ocultas. Parece a una guerra de guerrillas, nos desplazamos constantemente de un lugar a otro. No tenemos otra opción. La persecución llevada a cabo por el PCCh nos obliga a hacerlo. Tenemos que ser sumamente cautelosos”, afirmó el creyente procedente de Cangzhou. «El Gobierno no desea que nos pongamos en contacto con extranjeros ya que temen que esto amenace al régimen del Partido Comunista. Nunca nos involucramos en política. Todo lo que hacemos cuando estamos reunidos es adorar a Dios».
A pesar de que no forman parte de la lista de xie jiao, en China, las actividades de los testigos de Jehová son consideradas ilegales. A mediados de abril, 17 testigos de Jehová procedentes de la ciudad de Korla, en Sinkiang, fueron acusados de “utilizar una organización religiosa maligna” para “incitar a la obstrucción de la aplicación de la ley” y uno por “obstruir la aplicación de la ley mediante la organización y utilización de una organización religiosa maligna”. Es la primera vez que el artículo 300 del Código Penal, normalmente reservado a las organizaciones catalogadas como xie jiao, es aplicado contra los testigos de Jehová.