“Controlar a la juventud de Sinkiang significa controlar el futuro de la región” parece ser el eslogan detrás de la campaña del PCCh para educar a los niños musulmanes en el ambiente de la etnia han.
por Li Ping
Cada año, el Partido Comunista Chino (PCCh) recluta metódicamente a grandes cantidades de estudiantes de minorías étnicas de la Región Autónoma Uigur de Sinkiang para que estudien en otras partes de China. El Gobierno no solo cubre su colegiatura y todos los gastos, sino que, personal especialmente asignado los acompaña en los viajes desde y hacia Sinkiang, los asisten y los supervisan.
Nada es gratuito
Sin embargo, ¿qué hay detrás de este trato aparentemente favorable? Muchos estudiantes en las escuelas a las cuales son enviados los jóvenes de Sinkiang parecen tener preguntas similares.
¿Por qué la gente de Sinkiang viene a estudiar aquí? ¿Acaso no tienen escuelas vocacionales allá?, preguntó durante una clase un estudiante de la etnia han de una escuela vocacional en la provincia nororiental de Liaoning.
El instructor explicó que es un movimiento “brillante” por parte de los líderes estatales y añadió que el hecho de que los jóvenes de Sinkiang vayan a otras regiones a estudiar no solo ayuda a “sinificarlos” sino que, también, “impide que sus padres provoquen problemas”. “Sus hijos están aquí con personas de la etnia han, así que no se atreverían a sublevarse”, dijo socarronamente el maestro.
La escuela ha estado admitiendo estudiantes de Sinkiang, de 14 a 20 años de edad, durante 11 años consecutivos; actualmente alberga a más de 480 estudiantes de ese tipo, cuyos gastos son cubiertos en su totalidad por el Gobierno.
Pero nada es gratuito: reciben “trato preferencial” a cambio de su libertad. La escuela ejerce un control estricto y militarizado sobre los estudiantes de Sinkiang: no pueden dejar el campus cuando quieran y se les prohíbe cualquier forma de adoración. Sus residencias están separadas de las de los estudiantes de la etnia han en la escuela. Uno de los maestros de la escuela contó a Bitter Winter que los estudiantes de Sinkiang viven en un dormitorio de seis pisos equipado con cámaras de vigilancia. “En cada habitación viven de seis a ocho estudiantes. Hay 26 maestros en funciones por la noche, los cuales son responsables de vigilar a estos niños”, añadió el maestro.
Los maestros de la etnia han no entienden el idioma nativo que hablan los estudiantes de Sinkiang y necesitan invertir más tiempo –incluso sacrificar sus vacaciones– para supervisarlos. Debido a las dificultades extra, los maestros preferirían no ser asignados a los jóvenes de Sinkiang, pero no tienen ni voz ni voto en el asunto. “No es una opción. Es una tarea política que el Gobierno nos ha asignado”, dijo, impotente, otro maestro de la escuela.
Casi 500 estudiantes de Sinkiang, incluyendo uigures y kazajos, estudian en la Escuela de Especialidad en Agricultura de Fushun en Liaoning. También son supervisados de manera estricta: personal especialmente asignado acompaña a los estudiantes desde su casa y de regreso, al inicio y al final de cada año escolar, y están bajo estrecha vigilancia en el campus; los guardias de seguridad los escoltan desde y hacia los dormitorios.
El 8 de junio, 500 estudiantes, supervisados por personal especialmente asignado, abordaron un tren desde Pekín para regresar a Sinkiang para sus vacaciones de verano. Durante el viaje estuvieron presentes en el tren policías de ferrocarriles.
“Sinificados” para aceptar al Partido Comunista
Una fuente de Tianjin, un municipio costero del norte de China, administrado directamente por el Gobierno central, reveló a Bitter Winter que, a finales de agosto pasado, una secundaria de la ciudad asignó a nueve de sus maestros para que volaran a Sinkiang para traer de vuelta a más de 300 estudiantes. Hasta la fecha, al menos 11 escuelas en Tianjin han admitido estudiantes de Sinkiang, quienes reciben instrucción acerca de la cultura han y se les exige que hablen mandarín.
“Cuando estos niños de Sinkiang son enviados a estudiar en China continental, están en contacto con los estudiantes y maestros de la etnia han y son influenciados por la cultura de dicha etnia”, dijo a Bitter Winter un maestro de Tianjin. “Sus interacciones con sus maestros y compañeros de clase afectarán la perspectiva que tienen sobre la vida, sus valores y la manera como juzgan las cosas. Después de regresar a Sinkiang a trabajar, estos estudiantes que han recibido instrucción por algunos años en China continental aceptarán fácilmente el liderazgo del Partido Comunista y lo apoyarán”.
Otro maestro reveló que el Ministerio de Educación está planeando enviar a niños más pequeños de Sinkiang (de entre 6 y 7 años) a escuelas en China continental para que estudien mandarín, con el objetivo de “sinificarlos”, cambiar sus costumbres y su dieta.