El Gobierno comunista no deja de perseguir a la Iglesia católica fiel al papa a pesar del acuerdo provisional al que se llegó en el mes de septiembre con el Vaticano para la unificación del clero chino, el cual había generado mucha esperanza.
Marco Respinti
El acuerdo provisional que se firmó el 22 de septiembre con el Gobierno comunista chino que permitía a la Santa Sede recibir de nuevo a siete obispos de la cismática Asociación Patriótica Católica China (APCC), legítima, pero ilícita, sigue siendo de extraordinaria importancia para la Iglesia católica. Por primera vez desde 1951, dos años después de que los comunistas tomaron el poder en Pekín, la Iglesia católica en China regresa, de hecho, a la unidad. Sin embargo, esto no ha impedido que el régimen continúe con las persecuciones de católicos de la Iglesia clandestina; esto es, aquellos que, pagando el precio del martirio, siempre han permanecido fieles a Roma. De hecho, precisamente porque la principal oposición a un acuerdo posible y más amplio de reconocimiento mutuo entre el Vaticano y el régimen chino viene del seno de este último, la represión de católicos no cesa.
Como lo reportó ucanews.com (Unión de Noticias Católicas Asiáticas), la más grande agencia de noticias que aborda el tema del catolicismo en Asia, dos sacerdotes clandestinos de la diócesis de Xuanhua en la provincia norteña de Hebei, el padre Su Guipeng de la parroquia de Shadifang y el padre Zhao He de la iglesia de Dongcheng, recientemente fueron apresados. Y, de acuerdo con AsiaNews, la agencia de prensa oficial del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, otros dos sacerdotes de la diócesis de Xiwanzi, el padre Zhang Guilin y el padre Wang Zhong, fueron capturados porque se rehusaron a unirse a la Asociación Patriótica (el Gobierno unió las antiguas diócesis de Xiwanzi y Xuanhua para formar la diócesis de Zhangjiakou). No se sabe nada de ellos.
El padre Zhao fue capturado el 24 de octubre por siete oficiales del Departamento del Trabajo del Frente Unido, quienes dijeron que simplemente querían hablar con él; excepto que el sacerdote no regresó. De acuerdo con una fuente, está encerrado en un hotel donde es forzado a estudiar el Nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos para obligarlo a reconocer a la cismática APCC, la cual, por el simple hecho de seguir existiendo, mantiene abierto un frente polémico y determinante con la Iglesia de Roma. La nueva ley sobre religión fue lanzada por el régimen en el mes de febrero y se ha convertido en la causa de la reciente ola de persecución en contra de las religiones en China.
Según reporta ucanews.com, “se dice que los funcionarios del Gobierno advirtieron que se requería que la Iglesia católica en China fuera independiente del Vaticano”. Se trata de una provocación abierta. El hecho de que el Frente Unido haya planeado el secuestro del padre Zhao reafirma que la principal oposición al acuerdo provisional viene, de hecho, del interior del régimen. En este sentido, el padre Bernardo Cervellera, director de AsiaNews, y uno de los mayores expertos sobre catolicismo en China, dice que hay que estar al pendiente de los movimientos del Frente Unido.
En cuanto al padre Su Guipeng, el sacerdote fue arrestado previamente, el 13 de octubre, y puesto bajo arresto domiciliario “de modo que pudiera ser adoctrinado en relación con las políticas del Gobierno”. Por otra parte, en una villa en la diócesis de Xuanhua, se ha amenazado a las familias: si reciben sacerdotes en sus casas, pagarán con multas y tiempo en prisión.
Desde el 25 de septiembre, el Departamento de Asuntos Étnicos y Religiosos en el distrito de Jingkai de la ciudad de Zhangjiakou, en Hebei, ha prohibido todo lo que el mismo describe como una actividad religiosa ilegal; esto es, como bien saben los lectores de Bitter Winter, todo lo que no es controlado por el Gobierno comunista.