Una nueva ley promete «sinificar» a los musulmanes chinos que se encuentran fuera de Sinkiang en un plazo de cinco años. El texto es secreto, pero la misma ya está siendo aplicada.
por Massimo Introvigne
Un extraño anuncio
Bitter Winter había informado previamente que la antigua narrativa del PCCh que distingue entre los «malos» uigures y los musulmanes kazajos en Sinkiang y los «buenos» musulmanes hui en otras partes de China está siendo lentamente abandonada. En la actualidad, todos los musulmanes son considerados sospechosos y deben ser estrechamente controlados.
El 6 de enero de 2019, el periódico gubernamental Global Times publicó un extraño artículo. El mismo anunciaba que “en diciembre de 2017 fue aprobado” un nuevo reglamento sobre el islam. Su contenido, afirmó el periódico, «pronto será dado a conocer al público luego de que se lleven a cabo revisiones adicionales, y ya ha sido distribuido entre las asociaciones islámicas locales». Por otro lado, el artículo explicaba que la ley incluye un “esbozo de cinco años (2018–2022) sobre la sinización del islam”. Como los soviéticos de antaño, el PCCh toma muy en serio sus planes quinquenales. El plan quinquenal 2018-2022 debería haber comenzado en el año 2018. Y de hecho, según el artículo, eso fue lo que sucedió.
Esto significa que, de hecho, una ley secreta, aún sujeta a «revisiones adicionales», ya ha sido aplicada: desde el año 2018, aunque esto no fue reconocido públicamente hasta el año 2019. El extraño proceso parece menos sorprendente si consideramos que sucedió lo mismo con el nuevo Reglamento Sobre Asuntos Religiosos. Fue aprobado en el año 2017 y, en teoría, entró en vigor el 1 de febrero de 2018. No obstante, sus principales disposiciones incluso fueron aplicadas antes.
En lo que respecta al contenido de la ley secreta, el Global Times fue bastante impreciso. Mencionó que todas las mezquitas deberían «celebrar conferencias y brindar capacitación sobre los valores socialistas centrales», y que «en el año 2019, en las mezquitas se utilizarán libros para ayudar a los creyentes a lograr una mejor comprensión de la sinización del islam».
Hasta donde podemos entender, esta ley no se aplica a la región «autónoma» de Sinkiang, sino al resto de China, lo que significa que está principalmente dirigida a la minoría hui y a otras minorías musulmanas que alguna vez fueron consideradas leales al PCCh e inofensivas.
Por otro lado, en la actualidad, algunas de las políticas probadas contra los uigures en Sinkiang están siendo exportadas a otras áreas de China.
Lo que significa para los musulmanes chinos
Por el momento no se puede determinar de qué se trata el contenido de la ley. Pero, dado que está siendo aplicada, aunque sin divulgar su texto, se pueden hacer conjeturas fundamentadas acerca de algunas de sus disposiciones.
El 18 de mayo de 2018, la Asociación Islámica China organizó una ceremonia en Pekín para lanzar el programa «Cuatro Requisitos». El mismo implica que todas las mezquitas deben «izar la bandera nacional, brindar conferencias sobre estudios especiales [sobre la sinización], organizar concursos de discursos y distribuir libros relacionados con el tema».
Las mezquitas están siendo despojadas de sus símbolos de luna creciente y de sus cúpulas. En el mes de febrero, Bitter Winter había documentado la forma en la que está sucediendo esto, publicando varias fotografías exclusivas. Las puertas de las mezquitas de tradicional estilo árabe están siendo reemplazadas por puertas de estilo chino, y banderas rojas chinas y enormes vallas publicitarias con consignas del PCCh están reemplazando los símbolos de la luna creciente y otros elementos arquitectónicos islámicos.
También se informó que «las escuelas religiosas y las clases de árabe han sido prohibidas y que los niños no tienen permitido participar en actividades musulmanas». Esto es coherente con el nuevo Reglamento Sobre Asuntos Religiosos. Los lugares de culto que permiten el ingreso de menores en sus instalaciones o que imparten educación religiosa están siendo clausurados y demolidos por toda China, ya sean iglesias cristianas o templos budistas. No hay razón para creer que las mezquitas quedarán exentas, y la nueva ley bien puede enfatizar eso. En Yunnan, tres mezquitas fueron clausuradas a fines de 2018, bajo el pretexto de que en las mismas se estaba impartiendo «educación religiosa ilegal».
Deutsche Welle, la radio pública de Alemania, entrevistó a David Stroup, un profesor de la Universidad de Oklahoma, quien dijo que «el Gobierno podría tratar de ejercer un control más directo sobre la práctica de la fe, especialmente sobre los sermones semanales de los clérigos». Esto también es consistente con lo que está sucediendo en las iglesias cristianas, donde se están instalando dispositivos tecnológicos que le permiten a la policía escuchar y controlar todos los sermones.
Otros creen que la nueva ley podría implicar una ofensiva contra los musulmanes “atrapados orando, ayunando, dejándose crecer una barba, o vistiendo un hiyab, siendo el mismo un pañuelo para la cabeza usado por las mujeres musulmanas». De este modo, las regulaciones implementadas contra el «extremismo» en Sinkiang alcanzarían a los musulmanes que viven en otros lugares.
La Deutsche Welle también entrevistó a Haiyun Ma, un profesor de historia de la Universidad Estatal de Frostburg en Maryland. Ma explicó que “el impulso de sinización del Gobierno chino limita con lo xenófobo… Al enfatizar la necesidad de eliminar las influencias extranjeras, el Partido Comunista quiere crear una versión china del islam guiada por el ateísmo».
Lo mismo está sucediendo en China con respecto a todas las religiones. Bitter Winter se ha enterado de que, en la actualidad, una ley de sinización paralela tiene como objetivo al budismo. Sus detalles también son secretos.