Algunas personas esperaban que con la nueva ley religiosa, que finalmente se firmó el 26 de agosto de 2017 y entró en vigor el 1 de febrero de 2018, habría menos control sobre la religión. De hecho, las cosas fueron de mal en peor.
por Massimo Introvigne
El nuevo Reglamento de Asuntos Religiosos, la principal ley sobre religión en China, fue redactado entre 2014 y 2016 por la Administración Estatal de Asuntos Religiosos (SARA, por sus siglas en inglés). En 2016, la SARA hizo circular un borrador a líderes de religiones aprobadas por el Estado, a expertos legales y religiosos del Partido Comunista Chino y a varias oficinas gubernamentales. Después de haber recogido sus comentarios, se envió un borrador revisado al Consejo Estatal, el cual lo publicó el 7 de septiembre de 2016 e invitó al público para que lo comentara. Algunos líderes cristianos enviaron comentarios bastante negativos, pero fueron ignorados en su mayoría. Podría decirse que el texto final es todavía más restrictivo que el borrador. El Consejo Estatal aprobó la versión final el 14 de junio de 2017. El primer ministro Li Keqiang lo convirtió en ley el 26 de agosto de 2017 y entró en vigor el 1 de febrero de 2018. Todavía deberán aprobarse disposiciones detalladas de aplicación. Se ha anunciado que el manejo de la religión gradualmente deberá pasar de la SARA al Frente Unido, pero esto no ha ocurrido todavía.
¿Por qué decidió el PCCh que necesitaba una nueva ley sobre religión? Básicamente, esto es consecuencia del ascenso al poder de Xi Jinping, quien se convirtió en secretario general del PCCh en 2012 y en presidente de China en 2013. En artículos semanales anteriores de Bitter Winter hemos discutido lo que el sociólogo Fenggang Yang denominó los tres mercados de la religión en China: el mercado rojo de las religiones controladas por el gobierno, el mercado negro de los grupos proscritos y perseguidos como xie jiao (“enseñanzas no ortodoxas”) y el mercado gris compuesto por todo lo que está en medio. El mercado rojo fue revivido después de la Revolución Cultural, la cual había tratado de erradicar la religión por completo, cuando Deng Xiaoping (1904-1997) concluyó que la religión había llegado para quedarse y acuñó el lema de la “adaptación mutua entre la religión y el socialismo”.
Xi Jinping tiene un interés muy activo en la religión y su enfoque es diferente al de Deng. Él ve la religión como un problema de seguridad nacional y su solución a este problema es la “sinización”, que se define como “el sometimiento de la religión al socialismo y al PCCh”. Ya no existe la “adaptación mutua”. Únicamente la religión debería adaptarse a las normas del PCCh. Xi está consciente de que una gran parte del mercado religioso chino no estaría dispuesto a adaptarse. Su enfoque de seguridad llama a la severa represión y persecución de todas las formas de religión que pudieran resultar no ser “solubles” en el PCCh.
Xi Jinping es también bastante hermético en cuanto a su manejo de la religión. Se cree que el documento clave que describe la nueva estrategia es el Documento no. 16 de 2016, que está conectado con un discurso que Xi dio en la Conferencia Nacional sobre el Trabajo en la Religión, que se llevó a cabo en abril de 2016. No obstante, tanto el discurso de Xi como el Documento no. 16 son clasificados y se mantienen en secreto.
Por otra parte, la nueva ley sobre religión evidentemente implementa las directrices de Xi y del Documento no. 16, cuyo contenido puede inferirse de la ley misma. Voces que expresaban que en realidad la nueva ley habría suavizado la presión sobre el mercado gris circularon antes de 2016 en algunos círculos cristianos, pero fueron simple y sencilla desinformación. De hecho, el propio Fenggang Yang ha analizado la nueva ley aplicando su teoría de los tres mercados y concluyó que el objetivo de Xi consiste en destruir el mercado gris, particularmente sus segmentos que incluyen a las iglesias domésticas protestantes y a los templos budistas y taoístas que existen fuera de las asociaciones nacionales oficiales del mercado rojo (lo que toca al islam es más complicado y debería discutirse por separado).
Yang explicó que cuando él propuso la teoría de los tres mercados en 2006 consideraba a las iglesias domésticas protestantes como parte del mercado negro. Después de todo, eran ilegales. No obstante, en 2012 Yang revisó su teoría e incluyó a las iglesias domésticas en el mercado gris ya que no estaban siendo tan severamente perseguidas como las xie jiao y se les permitía, al menos, tener una existencia precaria. Ahora, con la nueva ley, Yang cree que el presidente Xi está tratando de forzar a las iglesias domésticas y a los templos budistas y taoístas no registrados a tomar una decisión: o se unen al mercado rojo (lo cual, para las iglesias domésticas, significa unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías controlada por el gobierno) o serán empujadas al mercado negro y perseguidas como xie jiao. Yang cree que las iglesias domésticas cristianas resistirán y que el plan de Xi fracasará. Sin embargo, no tiene duda de que ese es su plan.
Esta es la clave para entender la nueva ley. Su objetivo no es ofrecer nuevos espacios de tolerancia, sino erradicar a los segmentos cristianos, budistas y taoístas del mercado gris, obligando a la Iglesia católica clandestina (que también forma parte del mercado gris) a fundirse con la Asociación Patriótica Católica del mercado rojo a través de un acuerdo con el Vaticano. El islam será controlado en formas diferentes.
Las disposiciones de la ley a través de las cuales la estrategia de Xi se está implementando pueden dividirse en cuatro grupos. En primer lugar, ya que hay disposiciones que no se incluyeron en parte en el borrador de 2016 pero que aparecieron en el texto final de 2017, la ley proclama solemnemente que las religiones deben “implementar valores socialistas fundamentales” (art. 4, no. 2). No hay espacio para las religiones que no estén listas para predicar el socialismo y la ideología del PCCh. En segundo lugar, existe una definición más amplia, aunque vaga, del “extremismo religioso”, posiblemente importada de Rusia. “Difundir, apoyar y financiar el extremismo religioso” (art. 4, no. 4) está severamente castigado y puede llevar a considerar como xie jiao a las comunidades religiosas que no están incluidas en la lista de xie jiao. En tercer lugar, hay reglas muy estrictas para construir nuevos lugares de adoración. Y una de las partes más peligrosas de la ley es la que permite el uso de instalaciones distintas a las iglesias, las mezquitas o los templos como “sitios religiosos temporales”, solo con la aprobación explícita del PCCh (art. 35). Esto ha llevado, por ejemplo, a la empresa arrendadora que estaba rentando un piso de un edificio en Pekín a la Iglesia sionista, una enorme iglesia doméstica del mercado gris, a cancelar el contrato el 20 de agosto de 2018. El contrato era extremadamente lucrativo para el arrendador pero rentar a un grupo religioso instalaciones distintas a una iglesia está ahora prohibido si no es explícitamente aprobado por el PCCh como una medida “temporal”. En el caso de la Iglesia sionista, el contrato de renta era con Beijing Jianweitang Culture Co., Ltd, una compañía cultural integrada por miembros de la Iglesia sionista, pero la nueva ley también prohíbe que entidades no religiosas renten espacios para la adoración religiosa. En cuarto lugar, existe una estricta prohibición para viajar al extranjero con propósitos religiosos u operar escuelas religiosas en China para grupos que no forman parte del mercado rojo oficial (art. 41).
Existen muchas otras limitaciones, pero estas son las más efectivas y muestran el intento de eliminar gradualmente al mercado gris. Sin embargo, hay más. Incluso las comunidades religiosas en el mercado rojo ven que su situación ha empeorado. Están bajo control para su promoción efectiva de “valores socialistas” y de la ideología del PCCh y se les advierte que las regulaciones existentes serán aplicadas de manera estricta. Esto incluye las características y la arquitectura de los lugares de adoración y la estricta prohibición en contra de que los menores entren a ellos. Fenggang Yang cree que la regulación también tiene como objetivo examinar a las comunidades del mercado rojo y verificar cuáles están realmente “sinizadas” y predican “valores socialistas” y, particularmente en la constelación de las Tres Autonomías, “empujar a algunas iglesias que están en el mercado rojo hacia el mercado negro”.
Las religiones golpeadas por la nueva ley dudan entre el cumplimiento y la resistencia. El cumplimiento puede llevar a una eutanasia dulce y lenta de la religión. La resistencia, a la persecución severa. En cualquier caso, no hay mejoras en la situación de la religión en China. Con la nueva ley que entró en vigor en 2018, las cosas fueron de mal en peor.