A pesar de los esfuerzos de las autoridades chinas, han salido a la luz nuevos datos sobre la logística, el trato inhumano y el temor que sufren los detenidos uigures.
Bitter Winter ha publicado numerosos informes sobre el traslado secreto de detenidos uigures a otras provincias. Sin embargo, nuestros reporteros siguen recibiendo nueva información sobre las reubicaciones y estos detalles arrojan más luz sobre las técnicas del Partido Comunista Chino (PCCh) y las condiciones que deben soportar los detenidos.
Los detalles del alcance y la complejidad de la operación de transferencia continúan sorprendiendo a los observadores. Según los miembros del PCCh, las agencias penitenciarias locales están profundamente involucradas en la labor. Autoridades de alto rango transfieren a los uigures de Sinkiang a otros lugares y, una vez allí, las autoridades penitenciarias locales se hacen cargo de los detenidos, quienes son trasladados en vehículos especiales a sus nuevas celdas. Un agente de policía involucrado dijo que los detenidos en su área fueron trasladados en un tren local que se puso en marcha de forma excepcional en medio de la noche. Le vendaron los ojos a los uigures y a la policía se le ordenó no hablar durante el viaje para evitar dar pistas a los prisioneros sobre sus destinos.
Antes de recibir a los uigures, las prisiones deben preparar personal y modificar las instalaciones. Por ejemplo, los encargados de ir a Sinkiang para recoger y trasladar a los presos recibieron un entrenamiento intensivo antes de su misión. Se han cubierto o eliminado todos los tableros de anuncios y letreros para evitar que los reclusos vean el nombre de la región donde se encuentra la prisión.
Ha sido fundamental mantener el secreto en todos los aspectos relativos a los traslados. Los familiares de los detenidos uigures no fueron informados sobre el movimiento de sus seres queridos para evitar que la información se filtrase. Mientras están trabajando, los empleados de la prisión no tienen permitido hacer o recibir llamadas telefónicas y deben mantener sus teléfonos en una gaveta bajo llave. Hasta el momento, Bitter Winter tiene noticias de que al menos dos oficiales de seguridad pública fueron despedidos de sus puestos por hablar sobre el traslado de prisioneros.
Una vez que llegan a sus nuevas cárceles, las condiciones de vida de los detenidos son difíciles y traumatizantes. Por ejemplo, los uigures trasladados se mantienen separados de los prisioneros locales. Los presos locales pueden salir al aire libre todos los días para hacer ejercicio y respirar aire fresco, pero los uigures no tienen derecho a este privilegio. Deben permanecer en sus celdas, cada prisionero sentado en un taburete pequeño. No se les permite comunicarse verbalmente ni a través de gestos. Cuatro guardias de la prisión se turnan para supervisarlos. Si un prisionero muere bajo custodia, la prisión debe comunicarse primero con la Oficina de Asuntos Civiles local. Sólo después de hacerlo se notifica a los familiares de los fallecidos.
Nadie es inmune al esquema de detención y reubicación. Según los miembros del PCCh, más de 200 ancianos uigures de más de sesenta y setenta años fueron trasladados lejos de su hogar a la prisión de Ordos en Mongolia Interior.
Una historia desgarradora ayuda a ilustrar el miedo y el trauma sufrido por los prisioneros transferidos. Nuestro reportero se enteró de que un detenido uigur fue enviado a una nueva prisión, donde vio a un trabajador excavando en el suelo. El prisionero estaba aterrorizado, pensando que se estaban preparando tumbas para enterrar vivos a los prisioneros. Los traumas diarios como este son ahora el destino de cientos de miles de uigures detenidos en toda China.
Información de Li Zaili