A fin de reprimir la fe desde la cuna, el PCCh prohíbe la educación infantil impartida por iglesias e implementa medidas para evitar que los menores tengan contacto con las mismas.
por Yang Xiangwen
El Gobierno chino no tolera las escuelas establecidas por iglesias porque cree que, a través de ellas, los grupos religiosos están impidiendo que el régimen comunista entrene a sus leales sucesores. Debido a ello, las escuelas dirigidas por iglesias a menudo son sometidas a medidas represivas, las cuales se intensificaron especialmente después de la entrada en vigor de los nuevos Reglamentos sobre asuntos religiosos en el año 2018. Al ser considerada el corazón católico de China, la provincia norteña de Hebei se ha visto especialmente afectada.
En el año 2010, la diócesis católica de Xianxian, dirigida por un obispo aprobado por el Gobierno, estableció una escuela eclesiástica en su catedral de Cangzhou, una ciudad a nivel de prefectura de Hebei. A dicha escuela principalmente asistían los hijos de los católicos locales. Uno de los creyentes le dijo a Bitter Winter que los sacerdotes y fieles con títulos universitarios enseñaban en la escuela. Los padres estaban contentos con los maestros, quienes cuidaban a sus hijos y les inculcaban valores morales. El padre de un estudiante afirmó que «la escuela cobraba tarifas bajas por brindar enseñanza y gestión de calidad». El mismo añadió que más importante aún era el hecho de que a los niños también se les enseñaba la doctrina católica y catecismo, lo cual es imprescindible para los jóvenes creyentes.
A pesar de ello, el Gobierno local hostigó repetidamente a la escuela desde el día de su inauguración. No mucho después de que comenzara el nuevo semestre, en septiembre de 2018, funcionarios de los Gobiernos provinciales, municipales y de condado, acompañados por la policía armada, irrumpieron en el establecimiento y registraron la información personal de todos los estudiantes. Los mismos le ordenaron al obispo que cerrara la escuela y amenazaron con «demoler la iglesia si continuaba reclutando estudiantes». Todos los estudiantes fueron expulsados de la escuela y se detuvieron las clases.
Un infiltrado en el Gobierno de Hebei le dijo a Bitter Winter que, a fines de 2019, el Gobierno provincial había emitido un documento que desencadenó medidas aún más severas contra el catolicismo. Además de reprimir las iglesias que se negaran a unirse a la Asociación Patriótica Católica China, el decreto también exigía prohibir resueltamente toda educación religiosa dirigida a los jóvenes, como por ejemplo los campamentos de verano o las clases de catecismo. El documento amplió el proceso de aprobación de la educación religiosa de los feligreses y de la capacitación del personal clerical implementados por las iglesias sancionadas por el Estado.
El infiltrado añadió que para evitar que los menores ingresaran a las iglesias, el Gobierno provincial les exigió a las autoridades de todos los niveles bajo su jurisdicción que intensificaran el adoctrinamiento de las comunidades católicas concentradas y establecieran lugares de supervisión cerca de las iglesias para asegurarse de que los creyentes no llevaran menores a los lugares de culto.
El jardín de infantes Aiyuan emplazado en la ciudad de Cangzhou había sido establecido en marzo de 2017 por una iglesia católica local aprobada por el Estado. Pero más de un año después, en octubre de 2018, el Gobierno lo clausuró utilizando el pretexto de que «no había sido autorizado». Más de 60 niños tuvieron que ser transferidos a otros jardines de infantes.
Según uno de sus maestros, el jardín de infantes había sido frecuentemente acosado por funcionarios locales por haber sido establecido por la iglesia. A pesar de que el director había solicitado repetidamente una licencia en la Agencia de Educación local, los funcionarios de la misma siempre se la denegaron, afirmando que «las iglesias no tenían permitido participar en la educación».
Un jardín de infantes privado situado en un convento de la ciudad de Langfang, en Hebei, fue acosado de manera similar. Según una fuente local, las autoridades prohibieron que las monjas del convento se convirtieran en administradoras legales del jardín de infantes y así pudieran enseñarles a los niños.
«El Partido Comunista Chino (PCCh) a menudo utiliza tácticas suaves para restringir el desarrollo de las iglesias y reprimir las creencias religiosas», le comentó a Bitter Winter una de las monjas. «Es poco probable que los niños puedan practicar su fe en el futuro. Al impedirles el acceso a la educación religiosa, el Gobierno se asegura de que los niños no hereden la fe católica».