En su batalla contra cualquier cosa que sea religiosa, el régimen comunista de China utiliza una amplia variedad de pretextos para eliminar los símbolos budistas.
por Han Sheng
En el mes de abril, el Gobierno de la ciudad de Linfen, en la provincia norteña de Shanxi, ordenó demoler una escultura dedicada al Buda Tathagata que se hallaba situada en la Plaza del Loto del centro comercial de la ciudad, llamado Poblado de Jinyue. Las autoridades afirmaron que «las estatuas budistas situadas al aire libre no pueden medir más de diez metros» y «no pueden ser colocadas en lugares donde haya negocios». Para evitar que fuera demolida, el desarrollador del centro trasladó la estatua a una nueva ubicación.
Según una fuente, la escultura, conocida como el «Buda de las diez direcciones», había sido construida en agosto de 2013.
El 2 de diciembre de 2019, docenas de funcionarios pertenecientes a la Agencia de Asuntos Religiosos, a la Agencia de Tierras del Estado, a la Agencia de Construcción Urbana y a otras instituciones gubernamentales demolieron una estatua de “Kwan Yin que derrama gotas de agua” que se hallaba situada en las afueras del Palacio Sanshui, un templo budista emplazado en la ciudad de Meizhou de la provincia sureña de Cantón. Se ordenó retirar la estatua de aproximadamente 23 metros de altura, construida con los fondos recaudados por chinos que viven en Indonesia, porque «era demasiado alta y había sido construida ilegalmente». Previo a la demolición, se cortó el suministro de electricidad del templo y se prohibió que las personas se acercaran al lugar y tomaran fotos.
«Los funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos afirmaron que, si la estatua no era demolida, perderían sus empleos», afirmó un contratista que participó en la construcción del Palacio de Sanshui. «El Gobierno afirmó que era demasiado alta, pero solo era un pretexto; la eliminación de estatuas budistas es una cuestión de ideología. El régimen piensa que demasiada gente cree en las religiones y no en el Partido Comunista. Debido a ello tiene como objetivo rectificar las estatuas budistas».
En octubre de 2019 se demolió una estatua de Buda que se hallaba situada al aire libre en el Templo de Yongfu, emplazado en el condado de Ningyuan, administrado por la ciudad a nivel de prefectura de Yongzhou, en la provincia central de Hunan.
El templo original había sido construido durante la dinastía Qi del Sur (479 – 502) y fue destruido durante una guerra librada a fines de la dinastía Qing (1644-1912). Hace más de diez años, cuatro empresarios budistas procedentes de la provincia de Cantón recaudaron dinero para reconstruir el templo con la aprobación del Gobierno. Se construyó una estatua de Maitreya a mitad del camino que conduce a la cima de una colina cercana a un costo de un millón de yuanes (alrededor de 140 000 dólares). El Gobierno ahora decidió que el ícono era «demasiado llamativo» y ordenó su demolición.
El 17 de octubre, el Gobierno local bloqueó el único camino que conducía a la estatua de Maitreya, impidiendo que los visitantes se acercaran a ella, y colocó un letrero que decía «La estatua de Maitreya está siendo renovada».
Según un trabajador que participó en la demolición, les llevó ocho días retirar la estatua y limpiar el lugar.