Tras el levantamiento de las restricciones causadas por la pandemia, el PCCh intensifica su campaña de “sinización” de mezquitas en áreas habitadas por musulmanes de etnia hui.
por Ma Xiagu
En la Región Autónoma Hui de Ningxia, una de las principales áreas de China poblada por musulmanes de etnia hui, se han rectificado numerosas mezquitas desde que el presidente Xi Jinping puso en marcha la campaña de “sinización” del islam. La campaña ni siquiera se detuvo durante el brote de coronavirus.
La Gran Mezquita de Yuehai emplazada en Yinchuan, la capital de la región, es uno de los edificios emblemáticos de Ningxia. La misma se hizo famosa por sus exquisitas estructuras y características únicas, y por los cuatro minaretes de 68 metros de altura que rodeaban su edificio principal de color blanco. Según un residente musulmán de etnia hui, el 28 de junio, el Gobierno envió trabajadores al lugar para que comenzaran a “sinizar” la mezquita. Dos días después, los mismos colocaron andamios alrededor de los cuatro minaretes antes de proceder a retirarlos. Las autoridades ordenaron finalizar la rectificación en un plazo de dos meses.
«El Gobierno está oprimiendo al pueblo hui», afirmó el residente. «Presiona a su gente; cualquier persona podría ser arrestada por efectuar un comentario inapropiado».
Un empleado del Gobierno local le dijo a Bitter Winter que la política gubernamental tendiente a «sinizar» las mezquitas es intolerante. El mismo cree que esta energía podría ser mejor utilizada en la prevención de la propagación del coronavirus.
Al igual que en Ningxia, las mezquitas de la provincia nororiental de Jilin también están siendo «sinizadas», y los símbolos islámicos están desapareciendo de toda la zona.
A principios de julio se demolió la cúpula de una mezquita emplazada en la ciudad de Baicheng de Jilin, y está previsto modificar sus ventanas interiores de estilo árabe para que se semejen más al estilo chino tradicional. Un musulmán local comentó que la mezquita modificada ahora parece un edificio de oficinas. Según el mismo, la rectificación costó más de un millón de yuanes (alrededor de 140 000 dólares).
A principios de junio, la cúpula de una mezquita emplazada en el distrito de Kuancheng de Changchun, la capital de la provincia de Jilin, también fue demolida. Un residente afirmó que la Agencia de Asuntos Religiosos de la ciudad había estado ejerciendo presión sobre la mezquita desde el mes de marzo, exigiendo reemplazar la cúpula de la misma por un pabellón hexagonal de estilo chino.
Frente a la intransigente política de rectificación de mezquitas implementada por el Gobierno, los musulmanes locales se sienten reprimidos. «No nos atrevemos a hablar de ello», afirmó con impotencia un imán procedente de Changchun. «Si lo hacemos, podríamos ser arrestados. Las cúpulas son demolidas porque el Gobierno central presiona a las autoridades locales para que implementen sus órdenes».
«Las cúpulas y los símbolos de estrella y luna creciente son importantes emblemas del islam», explicó un imán procedente de la ciudad de Dunhua de Jilin, cuya mezquita también recibió una orden de rectificación. «Xi Jinping promueve enérgicamente la ‘sinización’ de la religión; se siente como si fuera la segunda Revolución Cultural. En China no existe la libertad religiosa».
Numerosas mezquitas emplazadas en la provincia central de Henán también fueron rectificadas en medio de la pandemia. En el mes de febrero, una mezquita emplazada en el poblado de Zhongtou, administrado por el condado de Jia, en la ciudad a nivel de prefectura de Pingdingshan, fue despojada de su cúpula y de los símbolos de estrella y luna creciente. En el mes de mayo, el techo de la mezquita fue modificado para que tuviera una estructura de estilo chino.
En el mes de abril se demolieron las cúpulas y los símbolos de luna creciente existentes en dos mezquitas emplazadas en la ciudad de Yuzhou de Henán. “El Gobierno de la ciudad emitió un documento en el que exigía rectificar las cúpulas de todas las mezquitas”, afirmó un funcionario del comité comunitario de la ciudad. Un musulmán local añadió que la gente se ve obligada a obedecer todas las órdenes del Gobierno, sin importar cuán irrazonables sean.