En el año 2019, previo a las inspecciones del Gobierno central y a un importante evento internacional, la provincia puso en marcha numerosas campañas antirreligiosas.
por Dai Quansheng
El año pasado, en preparación para los Juegos Militares Mundiales y la inspección de trabajo religioso del Gobierno central, las autoridades de la provincia de Hubei intensificaron las medidas represivas contra los lugares de culto. Incluso las religiones populares autóctonas, las cuales están profundamente arraigadas en las comunidades rurales de China y que han prosperado durante generaciones, fueron y continúan siendo reprimidas. Según la información obtenida por Bitter Winter, de agosto a septiembre, más de 120 templos pertenecientes a la religión popular, budistas y taoístas fueron clausurados solo en las ciudades de Chibi, Huanggang y Honghu de la provincia.
El templo de Baihe, perteneciente a la religión popular (literalmente Templo de la Grulla Blanca), emplazado en el poblado de Huangjiakou bajo la jurisdicción de Honghu, fue clausurado en marzo de 2019. Reconstruido en el año 2013 en el terreno donde se hallaba situado un antiguo templo, fue amenazado con ser demolido si su administrador se negaba a cerrar sus puertas. El mismo se vio obligado a aceptar. Pero cinco meses después, el 16 de agosto, funcionarios del Gobierno local y oficiales de policía, liderados por el secretario del Partido Comunista Chino (PCCh) del poblado, llegaron al lugar para demoler el templo mientras su administrador se encontraba fuera, sin siquiera haberlo notificado.
“Es como el renacimiento de la Revolución Cultural. Los veíamos demoler el templo, pero no podíamos hacer nada”, le dijo a Bitter Winter, con impotencia, un creyente que fue testigo de la demolición.
Para garantizar la implementación de las políticas de represión religiosa, los funcionarios de Gobiernos locales de todo el país se ven obligados a firmar declaraciones de responsabilidad personal. Temiendo tener que pagar consecuencias en sus carreras y que sus familiares se vean implicados, la mayoría opta por acatar las órdenes de sus superiores. El 6 de septiembre, el secretario del poblado de Xintan en Honghu envió una excavadora para que demoliera el Templo de Kwan Yin –siendo el mismo un lugar de culto de la religión popular que poseía una historia de más de un siglo de antigüedad–.
Durante el mismo mes, el Gobierno del poblado de Luoshan en Honghu ordenó arrasar hasta los cimientos el Templo de Cha’an, construido con el dinero donado por los fieles locales de la religión popular, a un costo de aproximadamente 1 500 000 yuanes (alrededor de 214 000 dólares). Oficiales de policía armados custodiaron la zona para evitar que los miembros de la congregación protestaran contra la demolición forzada. «El Gobierno del PCCh será eventualmente castigado por el grave mal que ha hecho», le dijo un creyente local a Bitter Winter.
El PCCh incluso reprime las salas ancestrales, las cuales se transmiten de generación en generación, donde las familias rinden homenaje y ofrecen sacrificios a sus predecesores. Al ser consideradas por el Gobierno como «convenciones feudales» y «fuerzas religiosas», muchas de ellas han sido clausuradas o completamente eliminadas.
El año pasado, el Gobierno del condado de Tongshan en la ciudad de Xianning convirtió 245 salas ancestrales en bases de propaganda del PCCh. En el vecino condado de Tongcheng, 24 salas ancestrales fueron reconvertidas en «auditorios culturales».
En septiembre de 2018, el Departamento de Organización de la ciudad de Ezhou emitió un documento en el que les exigía a los gobiernos de las localidades bajo su jurisdicción que investigaran las salas ancestrales de la ciudad y otros lugares de culto como parte de la campaña especial tendiente a «erradicar el crimen de pandillas y eliminar el mal«. Como consecuencia de ello, al menos 35 salas ancestrales fueron ocupadas por la fuerza y reconvertidas en bases de propaganda del Partido.
Con suma frecuencia, cualquier organización que el PCCh considere una amenaza para su régimen es catalogada como una «fuerza maligna». Y para ellos, la forma más efectiva de erradicar esta amenaza es mediante la eliminación de todas las entidades que puedan unirse.