Arrestada por sus creencias, la líder de una Iglesia doméstica pasó tres años en prisión recibiendo una brutal “formación” atea.
En julio de 2014, más de una decena de agentes de policía de la Oficina de Seguridad Pública y de la comisaría de la ciudad de Dezhou, condado de Pingyuan, provincia de Shandong, registraron una iglesia doméstica y arrestaron a cinco personas, entre ellas a la líder de la Iglesia, Zhang Shoumei, de 49 años.
La policía retuvo a Zhang y a otros cuatro cristianos en un centro de detención durante casi ocho meses, sometiéndoles a numerosos interrogatorios. Finalmente, un tribunal de la zona condenó a Zhang a tres años de cárcel por “servirse de una organización xie jiao (heterodoxa) para socavar el orden público” y la trasladaron a la Prisión para Mujeres Número Uno de Jinan.
En prisión, encerraron a Zhang en una celda pequeña y oscura y la obligaban a comer, beber y hacer del baño en el mismo lugar; no se le permitía ducharse ni cambiarse de ropa. Se la obligó a recibir un intenso adoctrinamiento. Se dice que las normas de la cárcel permiten a los guardias utilizar varios medios para inculcar el ateísmo en los presos, obligándoles a negar a Dios y a renunciar a su fe. Si un preso sigue creyendo después de una semana de adoctrinamiento, se sustituye al guardia por otro y continúa el proceso. A los creyentes solo se les permite salir de la celda cuando firman bajo la frase “No creo en Dios”. Los detenidos tienen que memorizar un texto de adoctrinamiento de unas 150 líneas; si no, no les dejan dormir. Zhang describió la prisión en la que estuvo detenida como un “infierno en vida”.
Después de que en 2017 Zhang quedara en libertad, la policía acudía todos los meses a su casa para preguntarle por su fe y amenazarla con volver a arrestarla si seguía creyendo en Dios. Incapaz de soportar el acoso y las continuas amenazas, a principios de 2018 huyó de su casa.
Informado por Jiang Tao