Para evitar las redadas y arrestos, los creyentes de las iglesias domésticas disfrazan sus sitios de reunión u optan por orar en las montañas, simplemente para estar alejados de los ojos vigilantes del régimen.
por Zhou Xiaolu
Desde que entraron en vigor los nuevos Reglamentos sobre Asuntos Religiosos en 2018, todos los lugares de adoración que no forman parte de las instituciones religiosas oficiales operadas por el PCCh (Partido Comunista Chino) corren el riesgo de que se les elimine y se les fuerce a quedar bajo el control del Estado. Para poder seguir cumpliendo con su fe, muchos cristianos de iglesias domésticas se han visto obligados a adoptar diversas medidas con el fin de escapar del acoso por parte del Gobierno.
Reuniones en un baño público
En abril, un sitio de reunión de una iglesia doméstica en una ciudad de Mongolia Interior fue clausurado por el Departamento de Trabajo del Frente Unido local y por el Departamento de Asuntos Religiosos con el pretexto de que estaba llevando a cabo “reuniones ilegales”. El encargado fue amenazado con que se le arrestaría si continuaba realizando reuniones con la congregación.
Después de que su sitio de reunión fuera clausurado, los creyentes comenzaron a reunirse en la tienda de uno de los miembros de la congregación. Aun así, la policía los encontró. Desesperados, los creyentes rentaron como su nuevo sitio de reunión un baño público de treinta metros cuadrados que no estaba en uso. Ahora las oraciones se hacen bajo la ducha. Aunque en abril el clima era agradablemente cálido, dentro del baño público se sentía humedad y frío, así que los creyentes no se atrevían a quitarse el abrigo durante las reuniones.
El letrero original que dice “Baños y habitaciones” aún está puesto en el edificio. El área aledaña al baño público no está habitada, así que los miembros de la iglesia esperan evitar, por ahora, ser rastreados.
“Llevar a cabo reuniones en el baño público también es algo temporal”, dijo preocupado uno de los miembros de la congregación. “Una vez que el Gobierno nos descubra, necesitaremos irnos a otra parte. No tenemos ninguna demanda extravagante. Simplemente albergamos la esperanza de tener un sitio de reunión donde podamos adorar a Dios, pero hasta este sencillo deseo es inalcanzable en China”.
Una iglesia es disfrazada de centro de actividades
Un predicador de una Iglesia doméstica en Xi’an, la capital de la provincia noroccidental de Shaanxi, contó a Bitter Winter que la oficina subdistrital local y la policía acosaron a la Iglesia en octubre del año pasado, afirmando que las reuniones eran ilegítimas y que los donativos de los creyentes constituían una “recaudación ilegal de fondos”. Las autoridades presionaron a la congregación para que se uniera a la Iglesia de las Tres Autonomías; de lo contrario, el lugar de adoración sería clausurado por la fuerza y sus bienes serían confiscados.
“Tan pronto como nos uniéramos a la Iglesia de las Tres Autonomías, la bandera y el himno nacionales entrarían a la iglesia, lo cual cambiaría la esencia de esta”, dijo el predicador al explicar las razones por las que no querían que el Estado gobernara su iglesia.
Para ocultar la iglesia del Gobierno, el predicador quitó todos los símbolos religiosos y cambió el letrero que estaba en la entrada a otro que dice “Centro de Actividades”. “Si llegan a hacer una inspección, yo simplemente diré que se trata de un centro de actividades y que ya no estamos llevando a cabo reuniones”. El predicador espera no ser descubierto por las autoridades.
¿Una iglesia o una compañía?
Puertas y ventanas herméticamente cerradas, cortinas totalmente corridas, ni una sola cruz, un orador que habla en voz baja, sin micrófono, y una congregación que canta himnos como si susurrara, esa es la nueva realidad de otra iglesia doméstica en Xi’an.
Uno de los creyentes de la iglesia reveló que, para evitar que los descubran y los arresten, la iglesia ha sido disfrazada de compañía. Ahora, cuando la congregación se reúne, les dicen a otras personas que son clientes de la compañía. El grupo de la iglesia que se encuentra en la plataforma de mensajería WeChat aparece como un grupo de estudiantes. Los creyentes evitan utilizar cualquier imagen, palabra o frase relacionada con la religión en sus publicaciones en línea, tales como “Jesús”, “Aleluya” o “gracias a Dios”. Se han cancelado los donativos en línea. Ahora dividen sus reuniones en grupos más pequeños y no hay más de diez personas en cada una de ellas. También se reúnen muy temprano por la mañana (entre las 7 y las 8:30) para evadir las inspecciones gubernamentales que, normalmente, se llevan a cabo más tarde en el día.
Reunión en un valle
Una iglesia doméstica en Lanzhou, la ciudad capital de la provincia noroccidental de Gansu, también ha sido atacada en repetidas ocasiones por el Gobierno. El Departamento de Asuntos Religiosos local y la Brigada de Seguridad Nacional amenazaron con imponer a la iglesia una multa de 50 000 yuanes (aproximadamente 7500 dólares) y arrestar y encarcelar a cualquiera que se niegue a cumplir con sus exigencias de unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías.
A pesar de las amenazas e intimidaciones, los creyentes se negaron a asistir a una iglesia controlada por el Gobierno ubicada a un kilómetro de distancia de su sitio de reunión. En su lugar, decidieron llevar a cabo sus reuniones en un pequeño valle en una montaña que se encuentra a 17 kilómetros. Ya que el sitio de reunión al aire libre está lejos y las áreas aledañas están deshabitadas, no hay transporte público para llegar ahí. Así pues, los creyentes tienen que rentar autos y transitar por los caminos de la montaña cada vez que van a orar. Aun así, prefieren estos inconvenientes a que el Estado les diga cómo deben practicar su fe.