El académico Adrian Zenz expone cómo lo que se anuncia en Sinkiang como un programa antipobreza es, de hecho, otra herramienta para privar a los uigures de su identidad y obligarlos a realizar trabajos forzados.
Por Ruth Ingram
Adrian Zenz toma la palabra
Una innovadora investigación efectuada por uno de los principales investigadores especializados en Sinkiang ha expuesto la estrategia a largo plazo utilizada por Pekín para someter a los uigures de la región noroccidental de China, la cual actualmente ha alcanzado una nueva fase crucial.
Según Adrian Zenz, uno de los primeros investigadores en aportar pruebas irrefutables de la existencia de campos de internamiento en el año 2017, una gran cantidad de documentos publicados por el Gobierno chino y de archivos filtrados apuntan claramente a la finalización de la estrategia implementada por el Gobierno chino sobre su población musulmana minoritaria.
La impactante conclusión de su minucioso análisis menciona el calculado plan de batalla de Pekín para que su provincia más problemática, en primer lugar, cree un Estado policial, en segundo lugar, diseñe una red de los llamados campamentos de transformación por medio de educación, y ahora, finalmente, asimile a los uigures a través del trabajo coercitivo, «la educación utilizada como arma» y la separación intergeneracional.
«La política gubernamental es utilizada para ejercer un control social total», concluyó Zenz, al presentar sus hallazgos esta semana en un seminario virtual celebrado por la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo emplazada en Washington.
La verdad detrás de la «campaña de alivio de la pobreza»
Bajo la apariencia de los planes de «alivio de la pobreza basados en la industria» impulsados por el Estado chino, el objetivo declarado de Pekín es contar, para el año 2023, con 1 millón de trabajadores en las industrias textil y de la confección, de los cuales 650 000 provendrán de las áreas mayormente pobladas por uigures de la región sur de Sinkiang. Si bien admite que el pleno empleo no es un desarrollo negativo en sí mismo, la principal preocupación de Zenz es el objetivo final del Partido Comunista Chino (PCCh) de transformar la identidad y la cosmovisión de los uigures de acuerdo con la ideología del Partido. «En este contexto, el trabajo es aclamado como un medio estratégico para erradicar las ideologías ‘extremistas’», afirma el mismo.
Utilizando terminología de combate, un informe oficial describe el alivio de la pobreza en las cuatro subregiones y prefecturas de la región sureña de Sinkiang en términos de «comandos militares». Insta a todos los niveles administrativos a presionar a los niveles inferiores y a luchar con «plena coacción» en el «campo de batalla» en la «guerra» contra la pobreza.
El aspecto preocupante de la «campaña de alivio de la pobreza» en la región sureña de Sinkiang es que, a pesar de que se están implementando esquemas similares a lo largo de toda China, en el noroeste, el enfoque principal se encuentra centrado en las minorías étnicas predominantemente musulmanas y a una «escala masiva». «A esto se le suma un penetrante control social, un Estado de vigilancia generalizado, una campaña de internamiento extrajudicial sin precedentes y una intención de reingeniería social más profunda por parte del Estado, lo cual efectivamente equivale a un genocidio cultural selectivo», afirmó Zenz, repitiendo los comentarios efectuados el pasado mes de octubre ante la Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China, en su informe titulado «Más allá de los campamentos«.
Con el fin de lograr su objetivo principal de convertir a Sinkiang en una región primordialmente manufacturera dentro de la bien lograda iniciativa “Cinturón y Carretera” de Xi Jinping, Pekín ha alistado a 19 ciudades y provincias de las regiones más desarrolladas de la nación en el marco del plan de asistencia mutua, para así destinar miles de millones de yuanes chinos (RMB) al establecimiento de fábricas en regiones minoritarias.
Cientos de videos de Tik Tok que han salido de Sinkiang en las últimas semanas dan fe del creciente cúmulo de pruebas de que las sospechas de Zenz son fundadas, y demuestran que miles de jóvenes uigures están siendo trasladados en masa a lo largo de la región y enviados no solo a dichas fábricas, sino también a fábricas que esperan por ellos en China interior.
Trabajo forzado dentro de los campamentos de transformación por medio de educación
Muchas de las fábricas están utilizando mano de obra procedente de los campos de internamiento. En algunos casos, cientos de jóvenes están siendo detenidos en la sureña región de Sinkiang para posteriormente ser obligados a realizar trabajos forzados a lo largo de la provincia. Zenz posee pruebas, utilizando anuncios y documentos de directrices estatales, de que el principal objetivo del Gobierno chino es asegurarse de que todos los que puedan trabajar, incluidas las mujeres que cuidan a sus hijos, tengan algún tipo de empleo manufacturero poco calificado e intensivo en mano de obra, como por ejemplo, la producción de telas y vestimenta, el montaje electrónico, la producción de calzado, juguetes, muebles o artesanías. «Todos los que puedan trabajar deben ser puestos a trabajar», afirman las planillas de políticas gubernamentales descubiertas por Zenz, las cuales ejemplifican la detallada campaña de «reducción de la pobreza» gubernamental. A fin de asegurarse de que todos sean tenidos en cuenta, se han compilado bases de datos sumamente exhaustivas. Todas las excepciones requieren aprobación.
Zenz ha identificado imágenes satelitales de fábricas a gran escala situadas en o cerca de campamentos de transformación por medio de educación, rodeadas de alambre de púas y cámaras de vigilancia. El mismo ha descubierto evidencia de nuevos asentamientos urbanos que están siendo construidos junto a parques industriales y un documento gubernamental que revela los planes del Gobierno para el parque industrial del condado de Pishan situado en el terreno de un campamento de transformación por medio de educación.
Las empresas «modelo» y sus clientes occidentales
El mismo cita a la empresa «modelo» de alivio de la pobreza, la Corporación Textil Jinfujie, cuya fábrica situada en los terrenos del campamento de Kasgar emplea a mujeres pertenecientes a minorías y a detenidos del campamento cualificados. El secreto detrás de su éxito, según se jacta la misma, es el «manejo al estilo paramilitar» de los trabajadores minoritarios.
La Corporación de Modas Meili’ao emplazada en Shenzhen, cuyos trabajadores han aparecido en un video propagandístico estatal de un campo de internamiento «vocacional», emplea a detenidos inmediatamente después de su «graduación» de los campamentos. Los trabajadores son descritos como «regresando a la vida normal tras haber sido ‘salvados’». La presidenta de la empresa confirma que es testigo personal de cómo el proceso de desextremización «hace que los trabajadores ‘renazcan’», utilizando una interesante terminología religiosa y cristiana.
En una declaración en línea con la ideología del Gobierno, la Corporación de Modas Huafu, un conducto para numerosas marcas de moda occidentales de renombre, la cual emplea a «graduados» de campos de internamiento, anuncia su propia ética industrial: «Un gran número de trabajadores rurales excedentes se encuentran ociosos en sus hogares, lo cual aumenta la carga sobre sus familias y conlleva peligros ocultos para la seguridad pública».
Zenz ha descubierto un plan integral para capacitar a miles de «trabajadores excedentes rurales», no solo en la adquisición de habilidades, sino también basándose en la «disciplina militar y la educación del pensamiento, en la cual se incluye el agradecimiento al Partido y el conocimiento del idioma chino; con el objetivo subyacente de obedecer al Gobierno y fortalecer su resistencia contra el pensamiento religioso ‘extremista’». Una fotografía de propaganda estatal tras otra muestra a cientos y miles de uigures uniformados, marchando y jurándole lealtad al Partido, y a muchos portando bolsas idénticas mientras aguardan en las estaciones de ferrocarril a ser enviados a trabajar por su salvación ideológica.
Zenz ha descubierto que el fundamento de todos los planes de «alivio de la pobreza» en Sinkiang es la determinación de resolver los problemas ideológicos. «El objetivo es hacer que las personas que sean difíciles de emplear, renuncien a sus ideas ‘egoístas’», afirma. «Los mismos deben ‘modificar sus arraigadas costumbres holgazanas, flojas, lentas, descuidadas e individualistas’ para obedecer las reglas de la empresa», afirma, citando avisos del Gobierno.
En lo que respecta a aquellos que no pueden ser enviados lejos fácilmente, el tercer punto de la campaña gubernamental tendiente a poner a todos a trabajar es una red de fábricas satélite con guarderías para bebés, que les permitan a los aldeanos «hacer realidad su sueño de empleo». Anunciadas en la televisión estatal como empresas que están «liberando» a las mujeres para que pueden ingresar al trabajo de fábrica a tiempo completo, cumplen la doble función de mano de obra barata y control sobre las unidades familiares. Zenz afirma que, hasta la fecha, el Gobierno chino no ha tenido éxito en lo que respecta a cambiar la orientación espiritual del grupo mayoritariamente musulmán. “De esta manera, el Estado ha puesto en marcha una implacable campaña tendiente a desintegrar a las familias. Los cónyuges son separados y sus hijos son educados por el Partido. Dicho accionar está siendo descrito como una liberación”, afirmó.
El mundo debe reaccionar
Todos los esfuerzos tendientes a revertir la ola represiva del PCCh en Sinkiang «se han topado con un silencio ensordecedor», afirma Zenz, quien se siente decepcionado ante el hecho de que la comunidad mundial, en particular las naciones musulmanas, se hayan mostrado indiferentes ante las atrocidades perpetradas contra millones de uigures desde su comienzo formal en el año 2017. La mayor parte de las naciones tienen mucho que perder si se atreven a hablar en contra de un régimen que los está apuntalando y vertiendo millones en sus arcas en concepto de ayuda y préstamos.
La esperanza de Zenz es que ahora, tras la evidencia de que gran parte de las cadenas de suministro del mundo se encuentran contaminadas con mano de obra esclava procedente de Sinkiang, habrá una reacción.
«Los hallazgos presentados exigen, como mínimo, una investigación global de las cadenas de suministro que involucran productos o componentes de productos chinos, y un escrutinio mucho mayor de los flujos comerciales existentes a lo largo de la Iniciativa Cinturón y Carretera del Gobierno chino. Los mismos también exigen una enérgica respuesta de la comunidad internacional en lo que respecta a las intrusivas y forzadas prácticas de reingeniería social del Gobierno chino implementadas entre las minorías túrquicas», concluyó Zenz.