Un exempleado del mayor proveedor estatal de telecomunicaciones revela cómo el régimen está monitoreando las llamadas y los mensajes de los ciudadanos en los teléfonos móviles.
por Li Changshan
«En la actualidad, el Partido Comunista Chino está construyendo un estado de vigilancia diferente a todo lo que el mundo haya visto», comentó el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en un discurso pronunciado el 24 de octubre en Washington D. C. «Cientos de millones de cámaras de vigilancia observan todo desde sitios con vistas privilegiadas. Los miembros de minorías étnicas deben presentarse en puntos de control fijados de manera arbitraria, en los cuales la policía les toma muestras de sangre, sus huellas digitales, los fotografía desde múltiples ángulos, les efectúa grabaciones de voz e incluso los somete a escaneos de iris».
Además de eso, el régimen desde hace mucho tiempo controla firmemente el uso que hacen los ciudadanos de Internet y de las tecnologías móviles, monitoreando y revisando las conversaciones en los medios digitales a fin de manipular a la opinión pública y bloquear cualquier información que se considere «sensible para el Estado». Las medidas de censura siguen intensificándose a pasos agigantados. A partir del 1 de diciembre, las personas deberán escanear sus rostros en el momento de registrar nuevos servicios de telefonía móvil para que el Gobierno pueda identificar a todos los usuarios y controlar sus actividades en línea, ya que la mayoría de los chinos acceden a Internet a través de sus teléfonos.
“En China, simplemente no existe la privacidad. Las redes sociales, las llamadas y los mensajes en los teléfonos móviles son estrictamente controlados”, le dijo a Bitter Winter un exempleado de una empresa de servicios móviles en línea llamada China Mobile Online Services Company, subsidiaria de China Mobile Limited, el proveedor de servicios de telecomunicaciones de propiedad estatal más grande de China continental. “Si alguien dice algo considerado desfavorable para el Partido Comunista Chino (PCCh), será castigado. Todas las personas son monitoreadas y controladas bajo el pretexto de ‘acabar con el acoso’”. Temiendo represalias por parte del Gobierno, a pesar de haber renunciado recientemente a su cargo, el hombre solicitó permanecer en el anonimato; por lo cual lo llamaremos Sr. Li.
El Sr. Li afirmó que los «censores» especialmente asignados –él era uno de ellos– monitorean las llamadas telefónicas y los mensajes de los usuarios de la empresa para poder lidiar con la información «perjudicial». La vigilancia cubre a todos los usuarios de China Mobile en las 31 unidades administrativas a nivel provincial, excluyendo Hong Kong, Macao y Taiwán. El sistema está programado para detectar automáticamente cualquier cosa que esté relacionada con la política y las creencias religiosas, incluidos los comentarios críticos contra el PCCh y desfavorables para los líderes estatales. Una vez que se descubre dicha información, se asignan empleados de la empresa para que la revisen exhaustivamente.
El Sr. Li afirmó que supervisaba llamadas y mensajes junto a por lo menos 500 colegas, y que dicha labor era sumamente estresante. Recordó: “Si alguien no era lo suficientemente cuidadoso y pasaba por alto algún tipo de información controlada, dicha omisión daba lugar a una deducción en su salario mensual y en el bono de fin de año. Por lo general, tenía que manejar más de diez mil datos por mes. Era inevitable cometer errores, al menos uno o dos al año».
El Sr. Li reveló que palabras y frases relacionadas con la religión, tales como «Dios Todopoderoso» y «Falun Gong», habían sido identificadas como «sensibles». Los textos y conversaciones que mencionaban la palabra «Partido» o la revocación de la afiliación al Partido Comunista o a la Liga Juvenil Comunista eran sometidos a un estrecho seguimiento y control. «Todo lo que se considere desfavorable para el PCCh es catalogado como ‘político’», explicó Li. «Por ejemplo, a fin de evitar fugas de información, se tomarán medidas inmediatas para interceptar los mensajes que mencionen la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong llevada a cabo por el PCCh».
«Si durante las llamadas telefónicas, en MMS, SMS o en mensajes en redes sociales tales como WeChat se detectaran palabras sensibles, el sistema interceptará automáticamente la información y los servicios de los usuarios serán instantáneamente desactivados, inhabilitando a estas personas para realizar llamadas telefónicas o enviar mensajes», continuó el Sr. Li. «Si los usuarios desean reactivar el servicio, deberán dirigirse a un centro de servicios de China Mobile con su tarjeta de identificación y escribir una declaración en la cual prometan no volver a compartir información controlada».
La desactivación del número de móvil por haber efectuado comentarios «inapropiados» es considerada una advertencia menor. Si las autoridades deciden que la falta es «grave», el castigo puede ser más severo. El Sr. Li proporcionó un ejemplo. En el mes de mayo, un residente de la provincia suroriental de Fujian fue interceptado en la frontera y su pasaporte fue destruido por guardias fronterizos que le dijeron que tenía prohibido viajar al extranjero porque había hecho comentarios criticando al PCCh y a los líderes estatales. Sus comentarios fueron considerados «insultantes para el Gobierno» y «perturbadores del orden público».
«Los criterios de censura han sido constantemente actualizados durante los últimos años, dando lugar a una mayor censura y a menos vacíos legales», añadió el Sr. Li.
Un empleado de una empresa de censura de Internet, el cual se mostró reacio a revelar el nombre de su empleador, le dijo a Bitter Winter que la empresa está afiliada a la Oficina de la Comisión Central de Asuntos del Ciberespacio (中央 網絡 安全 和 信息 化 委員會 辦公室) y tiene la tarea de supervisar y controlar los comentarios en línea. A fin de identificar mejor las cuestiones que el régimen no quiere que el público en general vea en línea, todos los empleados de la empresa deben someterse a una capacitación rigurosa antes de comenzar a trabajar.
El mismo además reveló que las bromas y los comentarios satíricos o los videos sobre el Gobierno y sus líderes también son considerados desfavorables para el Estado y deben ser inmediatamente eliminados; un descuido menor por parte de la empresa dará lugar a una severa sanción. Por ejemplo, desde que el presidente Xi Jinping fuera comparado con Winnie Pooh en el año 2013, cualquier referencia a dicho personaje ha sido prohibida en las plataformas de redes sociales de China y compartir información sobre el oso de peluche ficticio es considerado un acto ilegal.