Los jóvenes de toda China son sometidos a una educación patriótica. Quienes se niegan a recibirla corren el riesgo de perder oportunidades de estudio o de obtener un buen empleo.
por Tang Zhe
El 15 de junio, día del natalicio de Xi Jinping, los medios de comunicación estatales elogiaron al presidente por sus «méritos y logros» en la prevención y lucha contra el coronavirus y el alivio de la pobreza, llamando al pensamiento de Xi Jinping «el marxismo del siglo XXI».
El culto a la personalidad del presidente Xi ha sido drásticamente promovido desde que el mismo asumiera el cargo más importante de China en el año 2013. Incluso durante el brote de coronavirus, el Partido Comunista Chino (PCCh) continuó adoctrinando a los estudiantes para ejercer un control total sobre la educación ideológica de la próxima generación.
Según un documento emitido por el Comité de la Liga de la Juventud Comunista de Shenyang, la capital de la provincia nororiental de Liaoning, a todos los miembros de la Liga se les exige utilizar el curso «los jóvenes estudian a Xi» —una serie de cursos de educación ideológica y política en línea—. Incluso a los que no son miembros se los anima a estudiar el contenido del programa, el cual se ejecuta en la cuenta de la Liga en WeChat, la plataforma de mensajería y redes sociales de China.
Los estudiantes de escuelas secundarias y universidades de la ciudad, así como también los grupos de jóvenes en instituciones públicas y empresas estatales, deben ver videos, leer textos y tomar exámenes. Luego de ello, se calculan los resultados y se clasifica a las organizaciones y a los individuos. Los que obtengan puntajes altos pueden llegar a recibir el título de individuo u organización «excelente y avanzada». La Liga puede convocar a aquellos que hayan obtenido resultados bajos para someterlos a «transformación ideológica».
Una estudiante de secundaria procedente de Shenyang le dijo a Bitter Winter que, a mediados de abril, su escuela les exigió a todos los estudiantes que estudiaran «los jóvenes estudian a Xi». “Luego de cada sesión, debo tomar capturas de pantalla de mis respuestas y enviárselas al líder estudiantil de mi clase, quien luego se las reenvía a mi profesor. La escuela eventualmente las envía a la Agencia de Educación», explicó la estudiante, añadiendo que cada semana, la escuela informa públicamente las clasificaciones de los estudiantes. Los exámenes finales de la escuela también contienen preguntas del curso «los jóvenes estudian a Xi».
«El programa se actualiza cada lunes», continuó afirmando la estudiante. «Los cambios recientes se refieren a que Xi Jinping y el Comité Central del PCCh derrotaron la epidemia y hablan sobre su labor para revivir la economía. Estoy disgustada. No tiene sentido estudiar esto, pero nos vemos obligados a hacerlo. Es una pérdida de tiempo».
Algunas universidades les exigen a sus estudiantes estudiar utilizando la infame aplicación «Xuexi Qiangguo (estudio de Xi Study, Nación fuerte)«, empleada por el PCCh para adoctrinar a las personas. Una estudiante universitaria procedente de la ciudad de Ganzhou, en la provincia suroriental de Jiangxi, no pudo completar todas las tareas de la aplicación debido a una emergencia familiar. A fines de abril, la universidad le informó que sería descalificada para unirse al PCCh si no alcanzaba los puntajes requeridos, a pesar de ser una excelente estudiante que recibió varios honores y becas.
«En China no se respetan los derechos humanos», afirmó la estudiante. «Si no aceptas la ideología y el gobierno del PCCh, el mismo te negará todos tus derechos. El Estado no prepara a los estudiantes para que se conviertan en buenos profesionales, sino que los convierte en sujetos que aceptan su gobierno».
Un estudiante de una escuela militar de la provincia oriental de Shandong le dijo a Bitter Winter que los discursos del presidente se habían convertido en la base de sus clases de ciencias políticas. «Durante el brote de coronavirus, nuestras clases en línea se centran en ‘el estudio de Xi’», explicó el estudiante. «Si fallamos el examen sobre el ‘pensamiento de Xi’, no nos graduaremos, y nuestras posibilidades de unirnos al Partido, obtener un buen empleo o ser promovidos son escasas».
Una mujer procedente de la ciudad de Penglai de Shandong le dijo a Bitter Winter que su hija no pudo convertirse en una doctora autorizada por el Estado porque no aprobó un examen en noviembre del año pasado. La joven recibió las calificaciones más altas en la parte profesional del examen, pero por tres puntos no obtuvo el mínimo requerido en las preguntas sobre el pensamiento de Xi Jinping.
«Durante la Revolución Cultural estudiábamos las citas y los poemas de Mao Zedong a diario», afirmó con impotencia la mujer. «Si alguien se negaba a aprenderlos o no estudiaba lo suficiente, se lo catalogaba como ‘derechista’ y se lo atacaba. Todas las personas eran sumamente cautelosas y no se atrevían a decir que ‘no’. Actualmente está sucediendo lo mismo».