Dos pacientes musulmanes fueron obligados a abandonar un hospital prematuramente luego de ser descubiertos rezando. Las autoridades del hospital también castigaron al personal médico por dichos incidentes.
Según fuentes internas, el 30 de marzo de 2017, un guardia de seguridad del Hospital Popular de un condado, en la prefectura de Hotan, en Sinkiang, notó que un paciente llamado Almas estaba orando (lo que en persa y urdu se conoce como namāz) en el Departamento de Medicina Interna y reportó tal hecho a las autoridades del hospital.
Almas fue dado de alta de inmediato y las autoridades del hospital emitieron una notificación en la que se prohibía a cualquier persona orar, amenazando con castigar a los que no acataran tal orden por «llevar a cabo actividades religiosas ilegales».
Las autoridades del hospital también castigaron al director del Departamento y a la enfermera jefe a la que se le había asignado la responsabilidad de gestionar los asuntos religiosos. Su salario de acuerdo al mérito fue retenido durante ese mes y las certificaciones basadas en sus méritos que se tomarían en cuenta para lograr ascensos en el año 2017 fueron revocadas. Además, por todo el hospital circuló un aviso en donde se los criticaba a causa de tales hechos.
Unos días más tarde, otra paciente Ayshem, fue sorprendida orando y se le quitó el seguro médico por «participar en actividades religiosas ilegales». Tuvo que pagar la totalidad de su tratamiento en el hospital y fue inmediatamente dada de alta.
También fue denunciada ante el Comité de Asuntos Políticos y Legales, así como también ante el Comité del Partido de su municipio y fijada como objetivo para ser sometida a «transformación por medio de educación». El director y la enfermera jefe del departamento, donde Ayshem estuvo hospitalizada, fueron despedidos; cuatro médicos y enfermeras también fueron sancionados.
Todos los nombres son pseudónimos.
Informado por Li Zaili