Para celebrar el 70 aniversario del gobierno del Partido Comunista, la capital de China les preparó un «obsequio» a los creyentes, clausurando sus lugares de culto.
por Wang Gong
Antes de las celebraciones, dedicadas al aniversario de la fundación de la República Popular China, la capital del país intensificó las medidas de «mantenimiento de la estabilidad social», dirigidas principalmente a lugares religiosos que no están aprobados por el Estado. A pesar de los intentos llevados a cabo por el Gobierno para hacer desaparecer estas iglesias domésticas, sus congregaciones continúan preservando su fe.
Poco después de las 8 de la mañana del 28 de julio, los residentes de una aldea en el distrito de Changping, en Pekín, sintieron que la desesperación y la ansiedad llenaban el aire del pacífico domingo por la mañana cuando vieron a media docena de oficiales de policía irrumpiendo en un lugar de reunión perteneciente a una Iglesia doméstica. Los oficiales arrojaron brutalmente a la calle las pertenencias de la Iglesia y clausuraron el lugar de culto, alegando que las reuniones de creyentes «perturbaban a las personas». Los feligreses fueron amenazados para que no volvieran a poner un pie dentro de la iglesia.
Un residente de la aldea le dijo a Bitter Winter que este lugar perteneciente a la Iglesia había sido establecido hacía seis años, que todos sus miembros eran ciudadanos respetuosos de la ley y que ni ellos ni sus reuniones habían molestado a nadie en la aldea.
El comportamiento de los oficiales de policía también enfureció a la arrendadora del lugar de reunión clausurado, pero aún así no pudo hacer nada. Funcionarios gubernamentales de la aldea la habían amenazado con revocar su pensión si continuaba alquilando su propiedad a cristianos. La mujer cree que tener fe religiosa es algo bueno y que la elección de las personas con respecto a este tema debe estar protegida. Lamentablemente, el Gobierno chino no piensa lo mismo que ella.
Un infiltrado en el Gobierno confirmó que antes de las celebraciones del Día Nacional, las autoridades habían intensificado las medidas represivas contra las religiones. «A las personas no se les permite creer en ninguna religión, ya sea el cristianismo o el islam», afirmó. «Tan pronto como se descubra algún creyente religioso, deberá ser ahuyentado».
Creyentes obligados a rezar en un autobús
Otro lugar perteneciente a una Iglesia doméstica situado en Pekín fue dispersado en preparación para las celebraciones del aniversario. Luego de que su lugar de culto emplazado en el distrito de Chaoyang de la capital fuera clausurado, la congregación decidió celebrar una reunión dominical en un autobús.
El 25 de agosto, los creyentes llenaron los 50 asientos del autobús a pesar de los peligros que podrían enfrentar si eran descubiertos. Con las puertas y ventanas cerradas por seguridad, apenas había aire en el lugar. El pastor animó a los creyentes a recordar su misión de compartir el Evangelio, aún corriendo peligro de ser perseguidos. También afirmó que tal escena de creyentes reunidos en un autobús solo podía ser vista en China.
Video: Los creyentes celebran una reunión de manera secreta en un autobús.
Según un miembro de la congregación, su Iglesia había sido fundada hacía diez años por un pastor surcoreano. Debido a la continua y creciente persecución por parte del Estado, la Iglesia tuvo que mudarse innumerables veces luego de que cada nuevo lugar fuera clausurado. El año pasado, acusado de realizar «actividades misioneras ilegales», al pastor le prohibieron ingresar a China; una medida que el régimen habitualmente les impone a los misioneros extranjeros mientras intenta combatir la «infiltración religiosa extranjera«.
Para garantizar que la reunión se desarrollara sin contratiempos y los creyentes estuvieran a salvo, un miembro de la congregación hizo guardia fuera del autobús, atento ante cualquier visitante inesperado, como por ejemplo la policía presentándose en el lugar para arrestarlos.
En el mes de junio, otro lugar de reunión perteneciente a una Iglesia doméstica emplazado en el distrito de Chaoyang fue clausurado. A fin de evadir la represión gubernamental, el pastor de la Iglesia tuvo que pensar en formas de continuar sus actividades religiosas en secreto. Se decidió que la congregación se reuniera en pequeños grupos. Algunos incluso se reunieron para orar de manera encubierta en un café.
Numeroso lugares religiosos emplazados en ciudades aledañas también fueron reprimidos
A principios de agosto, las personas que acudieron a un hogar de ancianos emplazado en Zhangjiakou, una ciudad a nivel de prefectura en la provincia de Hebei, fronteriza con Pekín por el sur, descubrieron que la puerta del mismo estaba fuertemente cerrada. Tuvieron que presionar un timbre situado junto a la puerta y luego demostrar su identidad al personal para que se les permitiera ingresar. El director del hogar de ancianos observaba detalladamente lo que sucedía afuera por medio de la pantalla de un sistema de monitoreo electrónico ubicado en su oficina.
La razón de tal incremento de la seguridad fue que ese día, algunos residentes cristianos del hogar de ancianos estaban celebrando una reunión religiosa, y el director quería asegurarse de que no fueran descubiertos.
“Alguien había denunciado al hogar de ancianos hacía aproximadamente una semana, y funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido local vinieron a advertirnos que no debíamos celebrar reuniones religiosas. Le ordenaron al director que firmara una declaración en la que garantizara que eso nunca más volvería a suceder», le explicó un creyente a Bitter Winter, añadiendo que, si los funcionarios del Departamento se enteran de sus actividades religiosas, el hogar de ancianos será clausurado y el director podría ser detenido.
“Previo a la celebración del Día Nacional, el régimen está intensificando el control sobre la religión», afirmó la persona a cargo de un lugar de reunión perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías emplazado en la ciudad de Tangshan, en Hebei. También reveló que, en la actualidad, el Departamento de Trabajo del Frente Unido ha establecido dos planes de gestión dirigidos a los cristianos. El primero es un sistema de «visitas de retorno«, que implica volver a investigar y clausurar lugares religiosos que no habían sido clausurados durante investigaciones anteriores. El segundo es el establecimiento de una línea directa para denunciar a los cristianos. A fin de evadir la persecución y posibles arrestos, el director de la iglesia les advirtió a los creyentes que sean cautelosos y celebren reuniones en secreto.