En nombre de la resistencia a la «infiltración religiosa extranjera», el PCCh impide que los creyentes viajen al extranjero y tengan contacto con grupos o individuos extranjeros.
por Li Guang
Los grupos religiosos extranjeros considerados por el Gobierno chino como una amenaza para su régimen son atacados de manera implacable, mientras que las personas de fe locales que han sido incluidas en los registros gubernamentales o que planean viajar al extranjero son consideradas sospechosas de «infiltración religiosa» y sancionadas a causa de ello.
En el mes de agosto, más de 20 miembros de la Iglesia de las Tres Autonomías de Wangzhai, emplazada en el distrito de Huiji de Zhengzhou, la capital de la provincia central de Henán, viajaron a Corea del Sur. Poco después de su regreso, la mayoría de ellos fueron convocados por la Agencia de Asuntos Religiosos para ser interrogados y obligados a escribir una declaración en la que prometían no volver a viajar al extranjero. Dos predicadores de la iglesia fueron señalados como «malos ejemplos típicos» y reprendidos, obligados a leer declaraciones de autocrítica en dos reuniones de emergencia convocadas por la Agencia de Asuntos Religiosos. Tras varios interrogatorios, sus certificados de predicación fueron revocados.
En el mes de octubre, la Agencia de Asuntos Religiosos local organizó un curso de capacitación sobre políticas y regulaciones religiosas en una iglesia católica situada en la calle Qinghuayuan del distrito de Huiji. Durante la reunión, el viaje de la Iglesia de Wangzhai fue utilizado para alertar a los líderes de las cinco organizaciones religiosas oficialmente sancionadas en el área para que obraran de manera cautelosa y resistieran cualquier forma de «infiltración religiosa extranjera». Se les advirtió a los asistentes que cualquier tipo de desobediencia daría lugar a multas y a otras sanciones, así como también a embargos de sus lugares de culto.
“El Gobierno afirma explícitamente que la represión contra la infiltración religiosa ha sido una de sus principales tareas. Por medio de contactos en la Iglesia de Wangzhai, las iglesias surcoreanas enviarán misioneros allí, convirtiendo a la misma en su base en China. Los miembros de la congregación, a su vez, actuarán como agentes encubiertos para los surcoreanos. Esto puede convertirse en un asunto político sumamente problemático”, declaró en la reunión el líder de una iglesia de las Tres Autonomías.
Según una fuente infiltrada en el Gobierno, el viaje de los creyentes a Corea del Sur fue descubierto porque uno de los miembros de la congregación había comprado más de diez boletos al mismo tiempo, y dicho accionar llamó la atención del Departamento de Seguridad Pública de Henán.
Una creyente de 50 años perteneciente a una iglesia de los Tres Autonomías emplazada en el noreste de China soñaba desde joven con viajar a Israel. «Quería ver con mis propios ojos los lugares donde Jesucristo había llevado a cabo su misión», le dijo la mujer a Bitter Winter.
La misma es soltera, vive sola y dependía de un subsidio de subsistencia ya que no puede trabajar a causa de sus numerosas enfermedades. Para cumplir su sueño mientras aún pudiera viajar, la mujer decidió pedir prestados 50 000 yuanes (alrededor de 7000 dólares) y finalmente, en el año 2016, viajó a Israel junto a un grupo de miembros de la congregación de su iglesia.
Para no llamar la atención del Gobierno, los creyentes se comportaron de manera sumamente cautelosa mientras organizaban el viaje. Pero en el año 2019, cuando las autoridades locales comenzaron a intensificar las medidas represivas contra grupos religiosos extranjeros luego de que el Departamento de Trabajo del Frente Unido y el Ministerio de Seguridad Pública adoptaran un plan de trabajo tendiente a reprimir la «infiltración cristiana procedente del extranjero», fueron descubiertos por instituciones estatales.
Desde entonces, incluso las personas de fe que habían viajado al extranjero años atrás comenzaron a ser investigadas y sancionadas. Fue así como la mujer perdió el subsidio de subsistencia del que dependía para mantener su sustento, ya que el Estado afirma que los creyentes no son elegibles para recibir ningún tipo de bienestar básico –siendo la misma la retórica generalmente utilizada por los burócratas de China Continental–.
«Cuando cortaron mi asignación de subsistencia me sentí sumamente angustiada», recordó la creyente. La misma se presentó en la oficina comunitaria para pedirles que restablecieran su subsidio de subsistencia, pero el empleado que la atendió se negó a ayudarla, burlándose de su fe y diciéndole que no necesitaba ningún tipo de bienestar porque creía en Dios. Otros creyentes que también habían viajado a Israel experimentaron situaciones similares. Algunos de ellos actualmente se ganan la vida recolectando y vendiendo residuos de carbón.
En el mes de junio, un pastor procedente de la provincia china sureña de Cantón reservó dos boletos a Israel para él y su esposa. La policía arrestó a la pareja antes de que pudieran viajar y los mantuvo bajo custodia: el pastor permaneció detenido durante diez días y su esposa durante cinco.
A un predicador de una iglesia doméstica de Zhengzhou se le prohibió viajar a Hong Kong, y su pase de viaje para Hong Kong-Macao fue confiscado.
Los budistas también son estrictamente controlados cada vez que realizan un viaje. Una budista de 78 años le dijo a Bitter Winter que varios funcionarios la habían interrogado en la sala donde permaneció hospitalizada en marzo del año pasado, un mes después de regresar de un viaje espiritual a Indonesia. Los mismos afirmaron que la habían estado monitoreando y rastreando durante su estadía en el extranjero, ya que sospechaban que mantenía contacto con grupos religiosos extranjeros.