Los profesionales de la salud que se encuentran a la vanguardia en la lucha contra el coronavirus de China hablan sobre las órdenes del PCCh de fabricar información y de cómo fueron utilizados con fines propagandísticos.
por Ye Ling
El 17 de abril, el Gobierno de Wuhan —la capital de la provincia central de Hubei y el epicentro del brote de coronavirus— añadió 1290 a su cifra oficial de muertes causadas por la COVID-19, un aumento del 50% en relación con la cifra oficial anteriormente reportada. El cambio fue anunciado en medio de las crecientes preocupaciones de la comunidad internacional de que China haya estado reportando solo una parte de las muertes causadas por el virus a fin de dar la falsa impresión de que el brote se encuentra controlado.
El personal médico que habló con Bitter Winter confirmó que estas preocupaciones son válidas.
Cifras fabricadas para mantener «las muertes en cero»
Un médico procedente de la provincia oriental de Zhejiang (lo llamaremos Sr. Huang para proteger su identidad) le dijo a Bitter Winter que la epidemia fue particularmente grave en la ciudad a nivel de prefectura de Wenzhou, la cual contiene la mayor parte de los casos de coronavirus de la provincia. «A mediados de febrero, el estado de numerosos pacientes con síntomas leves comenzó a deteriorarse gradualmente, y su condición se volvió grave», afirmó el Sr. Huang. «Al mismo tiempo, el Gobierno provincial emitió un decreto en el que se nos prohibía reportar las muertes causadas por coronavirus».
Según el Sr. Huang, los líderes del hospital comenzaron a fabricar información a fin de implementar esta tarea política. El mismo recordó el caso de una mujer de aproximadamente 80 años en estado grave que falleció en el hospital a causa de la COVID-19, pero en sus registros médicos se indicó una causa de muerte diferente.
«A fin de reducir la cantidad de pacientes con coronavirus en estado crítico, los hospitales los transferían de las salas para personas infectadas a otras secciones, alterando sus registros médicos y cambiando sus diagnósticos a neumonía grave», continuó el Sr. Huang. «De esta manera, sus casos no fueron añadidos al recuento oficial de muertes causadas por coronavirus. Reducir la cantidad de pacientes con coronavirus en estado crítico significaba reducir la cantidad de muertes posteriores. Como consecuencia de ello, el Gobierno central aumentó la presión sobre los directores de los hospitales y las autoridades locales».
El mismo añadió que, el 16 de marzo, el Gobierno de Wenzhou informó que en los hospitales ya no había pacientes con coronavirus, pero en realidad, algunos hospitales todavía tenían pacientes con COVID-19 en estado crítico. Para poder controlar la narrativa, los hospitales prohibieron que el personal médico hablara con los medios de comunicación y compartiera imágenes del trabajo con sus amigos y familiares o las publicara en las redes sociales. También se les prohibió hablar con los familiares de pacientes con coronavirus que llamaban para preguntar sobre el estado de sus seres queridos.
«En la provincia de Zhejiang se reportaron en total un poco más de 1200 casos de coronavirus y una muerte, pero esta cifra ha sido fabricada por altos funcionarios y directores de hospitales para poder lograr sus objetivos políticos», cree el Sr. Huang. «Ocultar las cifras reales ayuda a restarle importancia a la gravedad de la pandemia. Debido a que el Partido Comunista Chino [PCCh] ocultó la situación real al comienzo de la epidemia, otros países no tomaron las medidas de prevención y control adecuadas, provocando que el coronavirus se diseminara por todo el mundo».
El personal médico no es suficientemente examinado
El Sr. Huang reveló que, tras trabajar con pacientes con coronavirus durante un tiempo, los trabajadores médicos locales fueron aislados en un hotel designado por el Gobierno durante dos semanas. Luego de ello, se suponía que debían someterse a una prueba para saber si habían sido infectados con el coronavirus. No obstante, solo el primer grupo de profesionales de la salud se sometió a dicha prueba tras el aislamiento: las pruebas fueron canceladas para los grupos posteriores.
«Esto se hizo para fabricar la cifra de infectados entre los profesionales de la salud, ya que, si alguno de ellos estuviera infectado, los hospitales y los Gobiernos municipales y provinciales enfrentarían una mayor presión», explicó el Sr. Huang. «Sin las pruebas, se informó que la cantidad de profesionales de la salud infectados era cero. Si alguno de ellos se hubiera infectado, habría tenido que volver a su hogar tras el aislamiento de dos semanas. Incluso si tenían síntomas, sus casos eran contabilizados como si formaran parte de la población en general, no como infecciones del personal médico».
El Sr. Huang afirmó que esta política suscitó temor entre los profesionales de la salud. Recordó a una enfermera que comenzó a mostrar síntomas de coronavirus y solicitó que le hicieran la prueba, pero la administración del hospital se negó, afirmando que aunque se le hiciera, sus resultados no serían incluidos en el sistema de registros médicos electrónicos ni se le informaría sobre los mismos.
“A fin de lograr sus objetivos políticos, los líderes gubernamentales y de los hospitales no permitieron que nos hiciéramos la prueba incluso cuando los reactivos de prueba eran suficientes. Esto es completamente irresponsable”, comentó el Sr. Huang. «Si estamos infectados pero no mostramos síntomas y no somos aislados de inmediato, muchas más personas podrían estar infectadas, causando así la propagación del virus».
Manipulaciones propagandísticas
Como si la fabricación de información no fuera suficiente, el PCCh utiliza sus medios de comunicación portavoces para difundir propaganda sobre sus esfuerzos para derrotar la epidemia con «espíritu revolucionario» y obliga al personal médico a seguirle el juego. El Sr. Huang afirmó que los líderes del hospital obligaron a sus colegas que trabajan con pacientes con coronavirus a escribir y compartir sus historias para «mantener la imagen del Partido». «El hospital publica una gran cantidad de historias sobre la lucha contra la epidemia en su página de WeChat; ya se han compartido más de 100, pero muchas de ellas no son ciertas», afirmó. «Lo hacen para implementar su agenda política».
Una enfermera procedente de Zhejiang le dijo a Bitter Winter que sus superiores le habían dicho que escribiera una historia sobre cómo, con el apoyo de su familia, decidió firmemente unirse al personal médico que lucha contra el virus. Su texto fue publicado en la cuenta pública de WeChat del hospital. «No me interesa leer lo que he escrito porque todo es falso. Me dijeron lo que debía escribir», afirmó. Otra enfermera escribió un artículo para el boletín del hospital, pero luego descubrió que el mismo había sido alterado, apartándose en gran medida de su texto original.
Un profesional de la salud procedente de Pekín que fue enviado a trabajar a Wuhan le dijo a Bitter Winter que los médicos y las enfermeras no podían negarse a trabajar con pacientes con coronavirus cuando su seguridad no estaba garantizada. Si lo hacen, les será sumamente difícil hallar otro trabajo en el futuro, explicó. El hombre también reveló que antes de viajar a Wuhan, el director de la sala en la que trabajaba le dijo que no necesitaba «preocuparse por la vida de los pacientes, solo debía asegurarse de no infectarse».