Desde finales de la dinastía Ming, China ha usado la expresión xie jiao para referirse a movimientos religiosos que no le agradan al gobierno. Su represión ha sido siempre brutal, pero qué es una xie jiao es algo que está lejos de quedar claro.
por Massimo Introvigne
Bitter Winter publicó el 27 de julio de 2018 un documento secreto del Partido Comunista Chino (PCCh), que detalla una amplia campaña dirigida a “erradicar” las organizaciones clasificadas como xie jiao. Pero, ¿qué son las xie jiao exactamente? La expresión china xie jiao se traduce al inglés en los documentos oficiales chinos como “sectas” o “sectas malvados”. La traducción, sin embargo, no es correcta y su intención es hacer creer que el problema de las “sectas” no es solo chino, sino internacional. De hecho, la noción de xie jiao nació durante la dinastía Ming y una traducción más correcta es “enseñanzas no ortodoxas”. La preocupación de la dinastía Ming en relación con las xie jiao se enraizaba en una tradición con siglos de antigüedad de movimientos milenaristas chinos que trataban de debilitar a los gobiernos. Si bien algunos de ellos representaron verdaderas amenazas para el imperio, otros fueron considerados ilegales con base en diversas consideraciones políticas y religiosas. El emperador determinaba qué enseñanzas eran “no ortodoxas” y las listas de xie jiao se basaban tanto en razones teológicas como políticas. Por ejemplo, el Cristianismo, en su conjunto, fue catalogado como una xie jiao en 1725; pero fue borrado de la lista en 1842, debido a la presión política y militar de Occidente.
Los gobiernos republicanos y comunistas heredaron esta vieja noción y política. La categoría de xie jiao se usó tanto en Taiwán, durante el periodo de la Ley Marcial, como en la China continental en la década de 1950 por la ahora olvidada persecución masiva contra el I-Kuan Tao, un nuevo movimiento religioso no cristiano de gran tamaño, la cual se convirtió de hecho en el modelo de las represiones subsiguientes a otros grupos. En la campaña contra las xie jiao de 1953-1954, dirigida principalmente contra el I-Kuan Tao, de acuerdo con los reportes de la policía, 820 000 “líderes y organizadores” y 13 millones de seguidores fueron arrestados o perseguidos de alguna forma.
Xie jiao, sin embargo, no era el término principal utilizado durante estas campañas. Como ha señalado David Palmer, el PCCh prefería referirse a los grupos perseguidos como “sociedades secretas reaccionarias” (fandong huidaomen) o “sociedades feudales secretas” (fengjian hudaomen), etiquetas que reflejaban la idea de Mao Tse-Tung (1893-1976) de que en realidad algunas sociedades secretas habían jugado un papel progresista más que reaccionario en la historia de China. Huidaomen se usó más tarde para subrayar que los grupos prohibidos, aunque podían usar la máscara de la religión, “en realidad” no eran religiosos, sino que eran similares al crimen organizado y quedaban fuera del ámbito de la libertad religiosa teóricamente garantizada por la Constitución China.
Sin embargo, xie jiao volvió como el término más usado en la década de 1990. Los investigadores de Hong Kong, David Palmer y Edward Irons creen que el que haya vuelto a prevalecer la etiqueta xie jiao, la cual fue nuevamente preferida a huidaomen, se debió al intento del PCCh de ganarse el favor, tanto de los que se oponían a las “sectas” en Occidente como de las principales iglesias cristianas, que temían la competencia de los nuevos movimientos religiosos cristianos, a los que consideraban como heréticos. Sin embargo, una teoría sistemática de las xie jiao como “sectas malvados” —una traducción, como mencionamos antes, adoptada por el mismo régimen chino, pero que de hecho es menos precisa que “enseñanzas no ortodoxas”— apareció solo con los incidentes que tuvieron lugar a finales de la década de 1990, los cuales convencieron al PCCh de que el Falun Gong era un peligroso adversario y enemigo.
Esto provocó que se tipificara un nuevo crimen —“usar” una xie jiao— en el Código Penal Chino en 1999; la creación de una unidad especial de policía llamada Oficina 610 (por la fecha en que se creó, 6 de junio de 1999) para encargarse de las xie jiao; y de establecer en toda China y en algunos centros de la diáspora china en el exterior, oficinas de la Asociación China Anti-xie jiao (una vez más, llamada en inglés “Asociación China Antisectas”), directamente vinculada al PCCh. Cuando estas medidas entraron en vigor, la vieja práctica de compilar listas oficiales de xie jiao ya había sido revivida, con la primera lista nacional publicada en 1995.
El artículo 300 del Codigo Penal Chino hizo el “usar” una xie jiao un crimen que se puede castigar con penas de cárcel de tres a siete años “o más”. Es importante definir qué significa exactamente “usar una xie jiao” en el contexto del artículo 300. No todas las decisiones de las cortes chinas están publicadas en línea, pero miles de ellas lo están. Hay un gran número de sentencias publicadas donde los miembros de organizaciones xie jiao fueron sentenciados a largas penas de cárcel (a menudo más de siete años) con base en el artículo 300. Queda claro a partir de estas sentencias que “utilizar una xie jiao” es interpretado como “estar activo en una xie jiao” en cualquier caso. Aunque los líderes reciben castigos más severos, no es necesario ser un líder para ser declarado culpable de “haber usado una xie jiao” según el artículo 300. De hecho, ser descubierto en posesión de literatura de la Iglesia de Dios Todopoderoso, una de las xie jiao más perseguidas, o haber tratado de convertir a otros a la fe del Dios Todopoderoso ha sido considerado evidencia suficiente para ser culpable del crimen castigado por el artículo 300.
En China se ofrecen recompensas monetarias a aquellos que proporcionen a la policía nombres de miembros de alguna xie jiao e información que conduzca a su arresto. Además, se ofrecen recompensas más altas por los “líderes”, pero también se pagan recompensas a aquellos que denuncien a un simple creyente. Algunos de los tabuladores de las recompensas son, o fueron, publicados en Internet por relevantes autoridades chinas y por medios locales.
Que las xie jiao son ilegales y que son consideradas por el PCCh como organizaciones peligrosas, es bastante claro. Lo que es mucho menos claro es la definición de xie jiao. El intento más reciente hasta la fecha de mejorar la definición del 2000, mientras se incorporan sus criterios, dio como resultado la regla 1 de las Interpretaciones sobre los asuntos relacionados con la aplicación de leyes en casos criminales relacionados con organizar y utilizar organizaciones malvadas para impedir la aplicación de la ley, publicada el 25 de enero de 2017 por la Corte Suprema del Pueblo y por la Procuraduría Suprema del Pueblo. Las xie jiao fueron definidas como “organizaciones ilegales, las cuales, a través del uso fraudulento de la religión, qi gong, o cualquier otro nombre, al deificar y promover a sus cabecillas o al crear y difundir falacias supersticiosas y otros medios que sirven para confundir y engañar a otros (…) controlan a los miembros del grupo y dañan a la sociedad”.
En la práctica, esas definiciones tan amplias significan que los grupos considerados como xie jiao son aquellos que aparecen en las listas de xie jiao periódicamente actualizadas por las autoridades chinas.
Hay distintas actitudes ante las xie jiao dentro del mismo PCCh. Los pastores de la iglesia protestante unida, controlada por el Estado, conocida como la Iglesia de las Tres Autonomías, quienes a menudo son miembros del PCCh, tienen el respaldo de una venerable tradición cuando insisten en que las xie jiao deben ser definidas como grupos heréticos, que niegan las verdades básicas de las religiones tradicionales. A pesar del marxismo del partido, creen que pueden convencer al PCCh de que el único antídoto para la mala religión es la “buena” religión. Esta noción presupone que es posible definir “mala religión”. Desde que grupos como la Iglesia de Dios Todopoderoso son relevantes en el discurso chino de las xie jiao, el estándar propuesto es la interpretación protestante de la Biblia. Los grupos “no bíblicos” son considerados xie jiao. Los pastores encuentran más dificultad cuando se trata de criticar a grupos no cristianos como Falun Gong; pero deben afirmar, por analogía, que ellos también representan distorsiones heréticas de las Tres Enseñanzas (Budismo, Confucionismo y Taoísmo).
Hasta cierto punto, es paradójico que un Estado oficialmente no religioso pueda decidir con seriedad qué grupos religiosos deben ser reprimidos basándose en criterios como la esencia de Jesucristo o la doctrina tradicional de la Trinidad. Sin embargo, en el PCCh hay quienes creen que, si bien la religión finalmente va a desaparecer en un futuro lejano, de momento, la mejor forma de erradicar las xie jiao es promover un Cristianismo progubernamental a través de las iglesias de las Tres Autonomías y confiar en la propaganda hecha por sus pastores.
La segunda actitud, la cual está representada por varios académicos chinos, la mayoría de ellos miembros del PCCh, que se especializan en el estudio y crítica de las xie jiao, sostiene que las “sectas” son un problema universal y no un problema chino solamente. Algunos académicos estaban ocupados promoviendo traducciones de textos de referencia estadounidenses y europeos sobre cómo combatir las sectas e incluso invitaron a personas encargadas de desprogramar a China. Sin embargo, al final se dieron cuenta de que este método tenía la desventaja de crear la lista de xie jiao sumamente largas, mientras que el PCCh y la policía preferían concentrar sus recursos en algunas cuantas organizaciones que ellos consideraban verdaderamente peligrosas para el partido y para la estabilidad social de China. De ahí la posterior traducción de xie jiao como “sectas destructivas”, un término también usado por quienes combaten las sectas en Occidente o (más comúnmente) como “sectas malvadas”, asumiendo que no todas las “sectas” son realmente “destructivas” o “malvadas”.
Algunos académicos chinos importaron de Occidente la noción antisectaria del lavado de cerebro como un rasgo característico de las “sectas destructivas”. Esta fue otra ironía, porque la misma expresión “lavado de cerebro” fue acuñada originalmente por la inteligencia estadounidense durante la Guerra Fría para promover la propaganda anti-China. El lavado de cerebro es algo que los malvados comunistas chinos hicieron. Las cortes chinas, incluyendo a la Corte Suprema del Pueblo, se mantuvieron lejos de las controversias del lavado de cerebro y, como se dijo antes, describieron a las xie jiao como grupos que difundían la “superstición”, la cual se define como algo opuesto, tanto a la ciencia como al socialismo, y algo distinto de la religión genuina. De hecho, las xie jiao también son definidas como movimientos “pseudorreligiosos”.
Como señaló el académico estadounidense Gordon Melton, es importante subrayar que para el PCCh y para las cortes chinas, las xie jiao no son religiones. Cualquier objeción occidental sobre la libertad religiosa es desechada como irrelevante. Las autoridades chinas responderán que la libertad religiosa está garantizada por la Constitución China, pero que las xie jiao no tienen nada que ver con la religión.
Esto es un viejo truco y no solo se da en China. Por lo general, quienes son hostiles a las “sectas”, cuando se les interpela con la objeción de que la represión de las “sectas” viola la libertad religiosa, responden que las “sectas” no son religiones. Esta fue la postura del campo antisectario en la “guerra contra las sectas” a finales del siglo XX. Pero esa postura data de al menos un siglo antes de la “guerra contra las sectas”. No ha sido fácil negar que en el siglo XIX los católicos estadounidenses fueron discriminados y perseguidos. Por otra parte, la narrativa patriótica de Estados Unidos retrató al país como un país cuyos mismos orígenes estaban enraizados en la defensa de la libertad religiosa. Activistas anticatólicos como Charles P. Chiniquy (1809-1899), un exsacerdote católico convertido en ministro presbiteriano, insistía en que el Catolicismo no era una religión, sino una organización política subversiva, un imperio económico o una red criminal para promover la inmoralidad. Solo afirmando que el Catolicismo “en realidad” no era una religión, se pudo conciliar la imagen de los Estados Unidos como el país de la libertad religiosa con el hecho de que en el país se discriminaba a los católicos.
Sin embargo, en los Estados Unidos del siglo XIX esto no era más que un recurso retórico, como lo es ahora en China para las xie jiao. ¿Quién decide si una religión es “genuina” y otra solo “pretende” ser una religión? A menudo, como afirmaba en 1996 el sociólogo Larry Greil, “la religión no” es “(…) una característica inherente a cierto fenómeno, sino (…) un recurso cultural por el cual grupos de interés competitivo pueden luchar”. Y la competencia, si bien de forma distinta en las sociedades democráticas y en las totalitarias, no se resuelve por la ciencia, sino por el poder. En la China del siglo XXI, la frase del jurista de la Roma imperial, Ulpiano (170-223) aún resuena: “Quod principi placuit, legis habet vigorem”, “Lo que agrada al emperador, se convierte en ley aplicable”. El PCCh, el nuevo emperador, decide qué grupos son xie jiao. Se les saca de la esfera de la libertad religiosa y de los derechos humanos. Sus miembros son de hecho deshumanizados. Deben ser, de hecho, como dice el mismo eslogan del PCCh, “totalmente erradicados como tumores”. Los tumores no tienen derechos y solo pueden ser erradicados con la violencia.