Mientras que los templos budistas y taoístas son destruidos y clausurados a diario, los lugares de culto dedicados a los líderes del Partido Comunista Chino continúan prosperando.
por Li Guang
En una cálida mañana de julio, una mujer ingresa al Templo Zhongyuan Yidianhong (中原 一點 紅, literalmente traducido como «Un Punto Rojo en las Llanuras Centrales»). Se inclina tres veces ante los retratos del presidente Xi Jinping y Mao Zedong que cuelgan de un muro situado frente a una mesa con ofrendas de sacrificio y un quemador de incienso, saluda a los líderes tres veces y se arrodilla tres veces seguidas. Posteriormente, finaliza su ceremonia de adoración postrándose varias veces.
Video: Una mujer está adorando a Xi Jinping y a Mao Zedong en el Templo Zhongyuan Yidianhong.
El templo, ubicado en la ciudad a nivel de condado de Ruzhou, administrada por la ciudad de Pingdingshan, en la provincia china central de Henán, es uno de los muchos lugares de culto de rápido surgimiento dispersos por toda China y dedicados a exaltar a los líderes de China, tanto pasados como presentes.
Más tarde ese mismo día, un grupo compuesto por aproximadamente 80 personas llegó al templo para practicar su fe. Los fieles quemaron incienso y se inclinaron y postraron ante la estatua de mármol blanco del presidente Mao.
Video: Un grupo de personas está quemando incienso y adorando a Mao Zedong.
El grupo también participó en una ceremonia de izamiento de dos banderas, una de ellas inscrita con los caracteres chinos que significan «orden celestial», al son del himno nacional, seguida de fuegos artificiales y el sonido de gongs y tambores.
Video: La ceremonia de izamiento de banderas se llevó a cabo al son del himno nacional.
Según una fuente local, el propietario del templo había gastado por lo menos 100 000 yuanes (aproximadamente 15 000 dólares) en imágenes y estatuas de los líderes de China y otras decoraciones desde que comenzara la construcción del templo en el año 2017. El mismo planea expandir las instalaciones para dar cabida a más fieles. El día de la ceremonia de inauguración de la estatua de Mao Zedong, más de 1000 personas asistieron al lugar para presentar sus respetos.
“El dueño es inteligente. De lo contrario, su templo podría haber sido demolido, como muchos otros en China”, comentó un residente. “Debido a que el templo está dedicado a Mao Zedong y a Xi Jinping, se salvó de ser reprimido. Los funcionarios locales no se atreverán a destruir un lugar de culto dedicado a los líderes del país, ya que podrían ser etiquetados como delincuentes y castigados si lo hicieran».
«¿Se sentirá realmente feliz Xi Jinping sabiendo que la gente está quemando incienso para adorarlo?», preguntó otro residente.
«Por supuesto que lo hará», intervino una mujer que acababa de salir del templo. “En China, los retratos de Xi Jinping y Mao Zedong están por todas partes, incluso en los hogares de la gente. Todos los templos tienen que colocar sus retratos de acuerdo con los reglamentos gubernamentales».
Hace seis años, en el Templo Budista de Sanhuanggu (三 皇姑 寺廟) emplazado en el condado de Jia de Pingdingshan, se consagró una estatua de Mao Zedong y a su lado se erigió un asta con la bandera nacional.
“Sin la bandera nacional y la estatua de Mao Zedong, el templo podría ser considerado ilegal. ¡Ahora está a la altura!”, afirmó con sarcasmo un budista local. Un anciano budista que lo acompañaba añadió que durante la era de Mao Zedong se ordenó la erradicación de todas las religiones, y los ciudadanos eran obligados a alabarlo como «el gran salvador del pueblo» y a memorizar las Citas del presidente Mao Zedong. “Del mismo modo, Xi Jinping se esfuerza por aniquilar la religión. Ambos le han estado diciendo al pueblo que no existe ningún Dios mientras exigen ser adorados como ídolos”, afirmó el budista.
En la ciudad de Xuchang, en Henán, el dueño de una tienda tenía una imagen de Buda colgada en el muro externo de la misma como símbolo de su fe. A finales de septiembre, los funcionarios del Gobierno local le ordenaron reemplazarla con un retrato de Xi Jinping, alegando que «los retratos de Buda son una plaga para la ciudad».
A lo largo de sus años en el poder, Xi Jinping ha ido cultivando gradualmente su culto a la personalidad, el cual actualmente ha alcanzado cotas incomparables. En el año 2018, eliminó el límite de dos períodos en la presidencia, lo que le permite gobernar el país de manera vitalicia. El «Pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era» ha sido incorporado a la constitución nacional, y las personas que residen en el país se ven obligadas a estudiarlo.
La deificación del presidente también se extiende a todas las confesiones religiosas y grupos étnicos existentes en la China continental. Durante los últimos años, varias iglesias emplazadas a lo largo del país recibieron la orden de eliminar las imágenes y símbolos religiosos y reemplazarlos con retratos de Xi Jinping y Mao Zedong o con citas del presidente. A los cristianos se les exige que hagan lo mismo en sus hogares, mientras que los hogares empobrecidos incluso son amenazados con la suspensión de los subsidios de subsistencia emitidos por el Gobierno si desobedecen las órdenes.
Desde principios de 2019 se les exige a los tibetanos que dependen de los subsidios gubernamentales o que forman parte del programa nacional de alivio de la pobreza que reemplacen las imágenes de los santos lamas existentes en sus hogares con altares para el presidente Xi y otros líderes del Partido Comunista, o de lo contrario, perderán la ayuda estatal.
Al erradicar las creencias religiosas y todo pensamiento ideológico que contradiga el «Pensamiento de Xi», el régimen chino se asegura de que todos los ciudadanos vivan en un vacío espiritual, donde el presidente Xi es la única deidad que puede ser adorada.