Los equipos de vigilancia invasivos de alta tecnología, instalados incluso en los baños públicos, son utilizados para vigilar y controlar en todo momento a los residentes de China.
por Lin Yijiang
Cuando el hogar se convierte en una prisión
“Gasté la mayor parte de mis ahorros en un nuevo apartamento, pero ahora siento que vivo en prisión. Tengo que atravesar capas de alambre de púas, soy monitoreado constantemente por cámaras de vigilancia dispersas por toda mi comunidad residencial y debo escanear mi rostro para poder ingresar”, se quejó un residente de una comunidad de Luoyang, una ciudad de la provincia central de Henán.
En el mes de mayo, en la entrada de la comunidad se publicó la Notificación sobre la instalación del sistema de control de acceso. «Para verificar el cumplimiento de la exigencia gubernamental de construir comunidades residenciales seguras», decía la notificación, «a fin de estandarizar la gestión de la comunidad, se instalará un modelo de gestión controlado de manera remota».
En la actualidad, el acceso a la comunidad está controlado por un sistema equipado con dispositivos de reconocimiento facial, el cual está conectado a los servicios de emergencia nacional y a la Agencia de Seguridad Pública local.
“Se proclama que el sistema de control de acceso es instalado para garantizar la seguridad de los residentes, pero siento que estoy enjaulada. Además, el sistema está conectado a la Agencia de Seguridad Pública”, afirmó otra residente de la comunidad, expresando su descontento. “Desde que se instaló el sistema, las personas deben presentar sus tarjetas de identificación para poder ingresar. Para obtener tarjetas de acceso para cada miembro de mi familia, tengo que proporcionar sus nombres e información, de lo contrario, no podremos ingresar a nuestro hogar. Vivir en China significa no tener privacidad”, explicó la mujer.
Baños «inteligentes» con reconocimiento facial
La tecnología de reconocimiento facial ha sido instalada en todos los lugares imaginables: las personas deben escanear sus rostros incluso cuando quieren utilizar un baño público. En el mes de octubre, en el distrito de Xiaoshan de Hangzhou, la capital de la provincia oriental de Zhejiang, se introdujeron baños públicos «inteligentes» que requieren escaneos faciales para dispensar papel higiénico. El sistema registra la cantidad de usuarios de baños, anotando su información de identificación por medio de tecnología de reconocimiento facial. Dicho sistema también está conectado a la red de la Agencia de Seguridad Pública.
En una aldea administrada por Hangzhou, cuya población es inferior a mil habitantes, la cantidad de cámaras de vigilancia ha aumentado de 300, en el año 2018, a 500 este año. En las principales intersecciones se han instalado cámaras de vigilancia equipadas con dispositivos de reconocimiento facial.
«Hemos instalado 35 cámaras con dispositivos de reconocimiento facial a lo largo de nuestra aldea. Hemos cubierto todas las zonas y esquinas. La privacidad no está permitida”, se jactó el jefe de la aldea ante los residentes, sin tomar en consideración el hecho de que su privacidad y sus derechos habían sido violados. El funcionario añadió que la información de identificación de las personas con antecedentes policiales, incluidas sus fotos, huellas digitales y ADN, había sido ingresada en una base de datos del Gobierno. Si los mismos pasan por las áreas cubiertas por el equipo de reconocimiento facial, podrían ser arrestados por la policía en un plazo de diez minutos.
Vigilancia de alta tecnología utilizada para perseguir a las personas de fe
La exigencia de instalar sistemas de vigilancia de alta tecnología en lugares de culto ha puesto a las personas de fe en una situación aún más desesperante, ya que las medidas represivas contra ellos se intensifican a lo largo de toda China.
Una creyente perteneciente a una iglesia doméstica emplazada en Hangzhou le dijo a Bitter Winter que esto es sumamente preocupante ya que la congregación de su iglesia ya no puede hallar un lugar seguro donde celebrar reuniones. La misma afirmó que en el mes de abril se habían instalado 106 cámaras de vigilancia en su comunidad y se había reemplazado el timbre de la puerta de entrada por una cerradura inteligente.
“Algunos hermanos y hermanas tienen antecedentes policiales por haber sido arrestados a causa de su fe. Reacios a mostrar sus tarjetas de identificación, no pueden ingresar a mi comunidad si quieren participar en nuestras reuniones. Desde hace cinco semanas que no podemos celebrar servicios juntos», afirmó con frustración la mujer.
Una miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso procedente de la ciudad de Longyan, en la provincia suroriental de Fujian, le contó a Bitter Winter cómo fue perseguida y arrestada por la policía en el mes de agosto. Durante el interrogatorio al que fue sometida, un oficial le dijo agresivamente que una de las razones para la instalación de cámaras de vigilancia era atrapar a los creyentes. La mujer continúa siendo vigilada hasta el día de hoy.
«Bip, bip, bip», en la entrada de la mezquita de Hangzhou en la provincia de Zhejiang, todos los viernes por la tarde se activa de manera incesante un detector de metales, mientras personal de seguridad y oficiales de policía controlan a todos los que quieren ingresar a la misma para asistir al servicio de culto. Las pertenencias de los creyentes son examinadas y todos son sometidos a exhaustivos registros corporales, además, sus rostros y tarjetas de identificación deben ser escaneados.
«Hay demasiada vigilancia aquí: a donde quiera que vaya, simplemente no puedo evadirla, me siento como si fuera un sospechoso», se quejó un musulmán local.
Como los sistemas de seguridad están conectados a la red de la Agencia de Seguridad Pública, cualquier persona que haya sido incluida por el Estado en una lista negra puede ser arrestada en un abrir y cerrar de ojos.