El número de creyentes que sufren persecuciones dirigidas por el gobierno en China está creciendo a una velocidad alarmante. Frente a la brutalidad y la injusticia de las autoridades, los creyentes quedan desolados, indignados e indefensos. En Bitter Winter estamos decididos a sacar a la luz las historias y testimonios de la supresión de las libertades religiosas, nuevas y antiguas, para que se conozcan fuera de China.
por Piao Junying
La Iglesia de Emanuel, fundada en 1990, tenía más de 1000 miembros en la congregación, incluidas personas de origen coreano. Para asegurarse de que los creyentes pudieran asistir a sus reuniones, la iglesia solicitó y obtuvo todos los certificados necesarios requeridos por el Partido Comunista Chino (PCCh). Eso no impidió que las autoridades la cerraran y dejaran a la congregación sin su lugar de culto aduciendo que la iglesia era ilegal. Además, el PCCh detuvo a seguidores de la iglesia que vivían en otras ciudades, los envió a la cárcel y les impuso elevadas multas.
En la madrugada del 14 de mayo de 2016, exactamente a las 4:55 a.m., cuando los cristianos se preparaban para sus oraciones matutinas, las autoridades allanaron la Iglesia de Emanuel. Para intimidar a los creyentes, un gran número de representantes de varias oficinas gubernamentales, como el Agencia de Seguridad Pública, la Agencia de Seguridad Nacional, el Departamento de Trabajo del Frente Unido y la Brigada de Seguridad Nacional, participaron en la operación. Se dispusieron agentes de las fuerzas especiales completamente equipados y con armas cargadas para custodiar todas las calles cercanas a la iglesia, mientras más de veinte agentes de policía vestidos de civil irrumpieron en la iglesia.
Algunos policías se apostaron en las entradas de la iglesia y otros se abrieron paso hacia el segundo piso donde vivían los pastores. La policía llevó a cabo una búsqueda exhaustiva: rebuscaron en todo el espacio, convirtiéndolo en un completo desastre, y confiscaron los libros de cuentas de la iglesia y el título de propiedad.
Tras el allanamiento, la policía detuvo a cinco directores de la iglesia y a 17 creyentes y los llevó esposados hasta el Agencia de Seguridad Pública de la ciudad de Liaoyang. La oficina local de asuntos religiosos colocó un aviso en la puerta de la iglesia que prohibía todas las actividades religiosas y selló la entrada.
Los directores de iglesia permanecieron en un centro de detención de Liaoyang. En febrero de 2017, el PCCh los sentenció a largas penas de prisión con severas multas por el cargo de “subversión ante el poder del Estado”.
Shang Mingzhe, uno de los pastores de la iglesia, tenía 58 años al momento de la detención y fue sentenciado a siete años de prisión y a una multa de 100 000 yuanes (unos 15 000 dólares). Su certificado de pastor, así como todas sus pertenencias y dinero en efectivo fueron confiscados. Sus familiares también fueron castigados: el hermano mayor de Shang Mingzhe, un secretario del pueblo, fue destituido de su puesto.
Otro pastor, Piao Yashun, de 55 años al momento de la detención, fue condenado a siete años de prisión y a una multa de 100 000 yuanes. Una mujer de la iglesia de 52 años de edad, Wan Yuxia, fue sentenciada a cinco años de prisión y multada con 50 000 yuanes (unos 7500 dólares). Entre los detenidos se encontraban dos diáconas: Liu Yuanyuan, de 31 años, condenada a tres años de prisión y a una multa de 50 000 yuanes, y Feng Yanhong, de 40, castigada con una multa de 50 000 yuanes y con una sentencia de prisión desconocida.
Uno de los pastores se opuso a la decisión del tribunal y apeló ante un tribunal superior, pero fue en vano: terminó sentenciado a un año más de prisión. La iglesia recibió una multa adicional de 200 000 yuanes.