Dos decisiones cancelaron la denegación de asilo por parte de cortes en Milán y les pidieron que reconsideraran las solicitudes.
por Massimo Introvigne
En Italia, más de mil solicitudes de asilo por persecución religiosa fueron presentadas por refugiados chinos. La mayoría de ellos pertenecen a la Iglesia de Dios Todopoderoso. A medida que esta Iglesia se vuelve más famosa gracias a trabajos de académicos y a documentos oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano, se están otorgando más solicitudes de asilo. Sin embargo, se sigue rechazando un número importante de ellas y, por alguna razón, las autoridades en Milán han sido más renuentes que en otras ciudades italianas a otorgar a miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso la protección solicitada.
Algunas de las decisiones desfavorables en Milán fueron apeladas ante la Suprema Corte (Corte di Cassazione [corte de casación]; de manera confusa, algunas veces a la Corte Constitucional italiana, que solo examina si las leyes están apegadas a la Constitución, también se le llama “Suprema Corte” en los medios extranjeros). Dos decisiones de la Suprema Corte, cuyos fundamentos acaban de hacerse públicos, ofrecen ahora cierta esperanza para los refugiados.
La primera decisión (n. 30962/2019, fechada formalmente el 25 de septiembre de 2019: tome en cuenta que los fundamentos se hacen públicos en Italia varios meses después de la decisión) se relaciona con una refugiada de la Iglesia de Dios Todopoderoso, que había estado representada por el abogado Francesco Curto y que había sido entrevistada por la comisión administrativa, la cual había rechazado su solicitud. La Corte de Milán tomó su decisión con base en la entrevista administrativa, a pesar de que la refugiada afirmó que su transcripción no era exacta y la entrevista no había sido grabada. La Suprema Corte ha decidido ahora que la Corte de Milán debió haber entrevistado nuevamente a la refugiada y haber enviado el caso de vuelta a Milán para un nuevo juicio.
La segunda decisión (no. 7546/2020, fechada formalmente el 3 de diciembre de 2019), que la abogada Laura Furno amablemente proporcionó a Bitter Winter, profundiza más en la esencia de la solicitud enviada por una miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Ella había reportado a las autoridades en Milán que se había convertido a la Iglesia a través de su madre, quien ya era miembro, durante un periodo difícil de su vida. Había aprobado de forma brillante un examen escolar, pero pusieron a otro candidato antes que ella por corrupción y conexiones políticas. El esposo de una correligionaria había denunciado tanto a su esposa como a la refugiada a la policía como miembros de un movimiento religioso prohibido. Habían descubierto que tenía las principales escrituras de la Iglesia de Dios Todopoderoso, La palabra manifestada en carne, y fue arrestada. Luego fue liberada, pero la despidieron de su trabajo y la mantuvieron vigilada, sin la posibilidad de encontrar otro empleo. Decidió escapar a Italia, adonde llegó el 19 de octubre de 2015 con visa de turista, y solicitó asilo.
La comisión administrativa encontró contradicciones en su historia, afirmando que no estaba claro si su conversión era una experiencia religiosa auténtica o simplemente se derivaba de la injusticia que sufrió en la escuela. La Corte de Milán confirmó la decisión negativa, aunque la refugiada afirmó que las supuestas contradicciones vinieron de una transcripción inexacta de la entrevista. La Corte también mencionó que el hecho de que la refugiada hubiera obtenido un pasaporte probaba que ella no era perseguida y que no había una situación general de riesgo para los creyentes en China.
La Suprema Corte hizo la observación de que la decisión de Milán está equivocada en varios aspectos. Primero, la Suprema Corte examinó a detalle la jurisprudencia italiana y europea pertinente sobre cómo deben llevarse a cabo y evaluarse las entrevistas con los refugiados. Las entrevistas con las comisiones administrativas a menudo se realizan sin abogados, las transcripciones incluyen errores frecuentes y no deben utilizarse contra los refugiados en los casos de la corte. Por el contrario, las cortes de justicia deben realizar una nueva entrevista. El objetivo de esta entrevista no es buscar contradicciones. Si los jueces encuentran una contradicción potencial, deben llamar la atención al respecto y darle al refugiado la oportunidad de explicarse. Al evaluar la entrevista, los jueces no deben dividirla en segmentos y afirmar que uno o más de ellos no son creíbles, sino evaluarla de forma global. A menudo, la verdad básica de la historia surgirá más allá de las contradicciones menores en detalles no esenciales. En este caso, argumentó la Suprema Corte, la impresión es que el refugiado pasó por una auténtica conversión religiosa, que no es incompatible con el hecho de que esto ocurrió cuando ella estaba molesta por la injusticia que sufrió en la escuela. La Suprema Corte también hizo la observación de que la refugiada tenía un certificado médico creíble que probaba que había sido maltratada por la policía en China.
La Suprema Corte también pidió a la Corte de Milán que interpretara la historia individual de la refugiada comparándola con una información confiable disponible, incluso de fuentes gubernamentales en Italia y otros países, lo cual prueba, en este caso, que la Iglesia de Dios Todopoderoso es severamente perseguida en China.
Finalmente, el hecho de que la refugiada obtuviera un pasaporte puede ser, ciertamente, problemático, dijo la Suprema Corte, pero puede explicarse con el hecho de que las autoridades chinas “están felices de enviar lejos de China a las personas a las que consideran peligrosas para la estabilidad interna”. En lo personal, yo creo que, en este punto, también pueden aplicarse otras interpretaciones, como el hecho de que la base de datos de la policía no funciona a la perfección y la corrupción está extendida en China. Sin embargo, además del asunto del pasaporte, la decisión ofrece una muy buena discusión acerca del objetivo de las entrevistas con los refugiados, que no debería ser un intento por encontrar pretextos para dar asilo, sino una forma de comprender y evaluar la experiencia de quienes escapan a la persecución.